jueves, 13 de septiembre de 2012

Tendencias historiográficas actuales

TEMA 1. EPISTEMOLOGÍA Y PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO HISTÓRICO
Elementos para una reflexión.
En cierto modo se puede decir que el desarrollo de la historiografía a lo largo del tiempo, la forma de interrogar el pasado, de plantearse para qué sirve…estas escuelas a lo largo del tiempo se han distinguido por la respuesta que le han dado a todas estas cuestiones. Lo primero que tenemos que resolver es saber qué es la Historia.


  1. El concepto de historia
¿Qué es la historia? (libro de Carr). Es el estudio de las sociedades del pasado.
  • El María Moliner define a la historia como:
    • <>.
  • El diccionario de la Lengua Española define a la Historia como:
    • <>
Una segunda acepción:
    • <>.
Diferencia esencial entre una y otra definición: la de María Moliner define la Historia como los hechos que han ocurrido, y la RAE la define como un discurso, como una narración de las cosas memorables de la humanidad.
En Grecia se definía la Historia como lo que ocurrió y el relato de lo que ocurrió. La historia se aplica y se refiere a estas dos facetas.
  • Diccionario español Manuel Seco:
    • << 1. La historia es la sucesión de los acontecimientos pasados de la humanidad>>.
    • << 2. Historia de la ciencia que estudia y relata la evolución sucesión de los acontecimientos pasados de la humanidad>>.
La idea clave en esta definición se encuentra en la palabra “evolución” ya que la Historia no es estática ni dinámica.
Ahora viene el problema de que la Historia es una ciencia, por lo que se concede un estatuto científico a la Historia.
En resumen, la Historia es fundamentalmente y se compone de 3 elementos:
  • Hechos que han ocurrido.
  • El discurso que da cuenta de esos hechos.
  • Son hechos humanos que afectan al hombre (y entra por tanto en ella las erupciones, terremotos, etc).
  • En definitiva la historia hace referencia al cambio, al pasado, a la dinámica, a la sucesión de…
Pero esto plantea un problema: la relación de los hechos en sí mismos y la exposición/interpretación de esos hechos. Si la Historia no es únicamente lo que ocurrió sino también el relato de lo que ocurrió es fundamental que se produzca una operación intelectual que opere sobre el pasado, y con esa operación se reconstruya el pasado. Esa reconstrucción también conlleva una selección, y por lo tanto una discriminación. No solo hay que seleccionar, sino ordenar los hechos (ordenación cronológica), también nos referimos a una organización jerárquica; esa operación intelectual debe decidir qué hechos son más importante que otros. Finalmente esa operación intelectual debe llevar como resultado a una narración que da cuenta de los hechos que han sido seleccionados y ordenados y que hacen inteligible ese pasado.
Si la Historia es fundamentalmente el relato (ya que antes de él no llega a ser Historia), entonces la Historia es una disciplina subjetiva, en la medida en que lo es el relato. Es decir, si la Historia no es nada hasta que no llega el relato, y el relato es esencialmente el producto de un sujeto, entonces la Historia como construcción es subjetiva, necesariamente.
Esta actividad de selección, ordenación y narración es lo que conocemos como historiografía.
Entonces, si la Historia es subjetiva, ¿en qué medida es real y fiel al pasado?
Dependiendo de qué escuela historiográfica, incidieron más o menos en que la Historia era simplemente hechos o puro relato.


  1. Finalidad y utilidad de la historia
¿Para qué sirve la Historia? ¿Qué aporta la ciencia social al conocimiento? ¿Para qué le sirve a la humanidad?
¿Por qué conocer el pasado desde el punto de vista social? Podríamos decir que la utilidad de la Historia, es que ésta trata de conocer el pasado para comprender el presente y de este modo actuar mejor sobre el futuro. Así se justificaría socialmente.
Pero, esto también plantea un problema: ¿podemos conocer el pasado? Conocer implica un proceso, una actividad intelectual que se proyecta sobre unos hechos a través de un método (pero no a través de la observación directa); conlleva un proceso cognoscitivo. Esos métodos conllevan unas reglas aceptadas.
El pasado no existe, es algo extraño que no conocemos y al que nunca iremos. Por tanto el pasado no se reconstruye, y si se hace, será falso. El pasado lo conocemos a través de huellas y rastros, y lo que hace el historiador es operar en ellos, pero no para reconstruirlo.
¿Cómo podemos conocer el pasado? ¿Cómo podemos estar seguros de él?
Comprender el presente es más fácil. Pero no se trata de legitimar el presente, sino de comprender cómo es el presente, pero teniendo en cuenta que es una consecuencia, un resultado. El historiador lo que hace es intentar conocer el proceso previo a ese presente.
Se pueden buscar muchas más razones de las funciones de la historia. ¿Qué puede aportar el historiador a la sociedad? En primer lugar vamos a ver las utilidades del conocimiento histórico:
  • El conocimiento histórico es necesario, casi imprescindible para comprender, explicar y tratar de una forma práctica fenómenos concretos del presente en la medida que el conocimiento histórico descubre las causas de ese presente y en la medida de que el conocimiento histórico es capaz de hacerlo conociendo los precedentes.
  • La Historia, el conocimiento histórico, también es capaz de suministrar modelos teóricos, categorías analíticas para comprender mejor el presente y para poder aplicarlo mejor al análisis del presente. El conocimiento histórico es una especie de grandísimo almacén en el que hay de todo, y está esperando que los analistas del presente le den utilidad mediante las herramientas apropiadas.
  • El conocimiento histórico proporciona también un papel muy importante para legitimar y para conseguir la estabilidad de las relaciones sociales o viceversa. Es decir, la historia como legitimación del presente (esto se hace a diario, pero no siempre de manera adecuada).
  • La Historia muestra el presente como consecuencia de un devenir, de un proceso que se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo. Pero la capacidad de la Historia de explicar el presente en función del pasado es peculiar. Los historiadores pueden contribuir a crear interpretaciones sociales de la realidad. Pero el historiador no puede caer en el determinismo de que el presente es el que es porque no pudo haber sido de otra manera (es decir, el presente como una necesidad). El historiador tiene que ir desde atrás y llegar hasta el presente; el historiador no tiene que hacer historia-ficción. Tiene que prestar atención a las vías muertas que quedaron abortadas en su momento, que hace que la historia presente no sea como es por necesidad. El historiador explicando porque no triunfaron las vías muertas puede llegar a la explicación de la que realmente fue y triunfó.
  • La Historia también proporciona esparcimiento y diversión (cine, literatura).
En definitiva la Historia tiene una función en la sociedad que la hace imprescindible para el saber y el análisis del presente.


  1. El historiador y el objeto de la historia
¿Cuál es el objeto por tanto de la Historia? No todo el pasado es el objeto de estudio de la Historia (hubo un momento en que esta teoría se defendió). No tendría sentido (aparte de que es imposible) que el historiador reconstruyera todo el pasado. El historiador juega con escala. El objetivo de la Historia no puede ser la totalidad del pasado, pero como hemos dicho antes, el pasado no existe y por lo tanto no existe un pasado objetivo y único que el historiador tiene que descubrir; el pasado no tiene una existencia previa. El historiador tampoco es alguien que compone puzles siendo el pasado el puzle completo. Sino que el historiador es el que decide qué hechos del pasado son Historia o no, cuáles son relevantes y cuáles son los que hacen Historia (a diferencia de cómo decía Ranke, que decía que “los hechos hablen por sí solos”). El historiador interroga al pasado, y la respuesta que den los hechos estará en función de la interrogación que haga el historiador. ¿La venta de una casa es un hecho histórico? En sí mismo no, pero será el historiador el que en función de sus intereses y de sus interrogaciones haga que este hecho se convierta en Historia.
El objeto de la Historia por tanto, es subjetivo. Y si es subjetivo quiere decir que cuando ese hecho forma parte del discurso del historiador, ese hecho forma parte de la Historia. Es el discurso el que da la categoría de Historia a ese dato.
La Historia no debe tratar de construir la totalidad del pasado.
El discurso histórico por tanto es subjetivo, y en definitiva, lo que persigue la Historia es la dinámica de las sociedades humanas en el tiempo.


  1. La historia como ciencia
En los años 50 del siglo XX hubo un debate acerca del carácter científico de la Historia, sobre si el tipo de conocimiento que proporciona la Historia es de tipo científico o no.
Este debate se ha ido diluyendo con el tiempo. Dependerá lo que entendamos por ciencia.
El concepto de Ciencia también ha variado a lo largo del tiempo. El cambio más radical sobre el concepto de Ciencia se produjo a mitad del siglo XVII, durante la Revolución Científica.
En esta época se produjo una definición de la ciencia, en arreglo al patrón del conocimiento natural. En esta época la Historia estaba descartada como ciencia. Luego el concepto de ciencia fue cambiando, y ya no se rige hoy por los mismos principios de entonces.
La ciencia ya no es necesaria que se establezca dentro de unas leyes naturales y que éstas produzcan reglas generales.
La Ciencia se basa en la experiencia y después produce leyes generales. La Historia no se puede regir bajo estos conceptos, ya que Historia no se repite, solo se produce una vez. En el mundo físico sí que se repite.
La Historia no es experimental, por eso no es ciencia. Esto se decía entonces.
Actualmente se tiene una consideración de la Ciencia mucho más elástica. Las leyes científicas se basan en regularidades y pueden prever probabilidades de que se produzca algo.
El factor diferenciador de la ciencia ya no remite en la necesidad de que se produzca, sino que remite a un conjunto de reglas, conocimientos, etc más o menos generales, que comparten los profesionales de una disciplina.
La ciencia, en definitiva, podría ser un cuerpo de conocimiento organizado y verdadero y comprobable, que se rige a través de un método y sobre el cual hay consenso. En esta nueva definición entrarían otras muchas disciplinas, entre ellas la Historia. Por tanto la Historia es una ciencia social.
El conocimiento científico requiere (alto grado de probabilidad, etc) también un tipo de explicación racional, y esto afecta a la Historia. El conocimiento que proporciona la Historia debe ser racional.
El concepto de racionalidad hay que aplicarlo con precaución. Racional significa que el discurso histórico sea inteligible y que se someta a las reglas de la razón (no a las reglas actuales). El historiador debe evitar caer en la tentación del llamado presentismo, es decir, dar al pasado los criterios de racionalidad y los valores morales del presente. Entender el pasado únicamente y exclusivamente con los ojos del presente; eso es el presentismo.
Una cosa son los criterios de racionalidad que hace el historiador para ofrecer su discurso histórico. El historiador tiene que demostrar las cosas con argumentos racionales.
La racionalidad hay que dosificarla. Por ejemplo: estamos en una sociedad mayoritariamente laica y secularizada, en la cual las creencias religiosas no se usan para explicar las cosas. Hubo épocas del pasado en las que el laicismo era impensable; todo se explicaba en función de los criterios religiosos (como en la Alta Edad Media). Hoy en día no podemos descartar, a pesar de tener nuestra lógica actual, que en aquella época se rigieran simple y exclusivamente por argumentos religiosos.
Lo cual no quiere decir que uno se deje convencer por lo que decían los textos de otras épocas. Uno no se debe dejar engañar por las justificaciones (políticas, ideológicas, políticas, etc) que se manifiestan en los textos antiguos.
Volvamos al carácter de las Ciencias sociales.
El debate se fue diluyendo cuando se aceptó que dentro de las ciencias había una diferenciación y clasificación. Se fue constituyendo la doble diferenciación:
  • Ciencias nemotécnicas (ciencias puras), que tratan de explicar el funcionamiento de las leyes físicas.
  • Ciencias ideográficas (ciencias sociales o humanas), explican todo aquello que afecta al hombre, y tienen que explicarlo de forma que se tenga que comprender; y al ser ciencias, también fenómenos singulares e irrepetibles.
La Historia pertenecería a la categoría de Ciencia Ideográfica (igual que el Derecho, la Economía, Geografía, etc).
Esto permitiría distinguir entre ciencias que se rigen por el método y que hacen leyes generales, y ciencias que se tienen que comprender, y hacen modelos, es decir, construcciones teóricas que nos pueden acercar a los hechos.
Argumentos a favor y en contra de considerar a la Historia como ciencia hay muchos. Algunos de estos argumentos se han puesto por escrito. Algunos son:
Argumentos en contra:
  • Vienen a decir que la Historia en realidad está hablando de comportamiento humanos, es una suma individual de comportamientos humanos. Los comportamientos humanos son imprevisibles, y los que están en el poder con su comportamiento, pueden provocar situaciones imprevisibles y decisivas. El comportamiento humano es imprevisible y no está sujeto a reglas fijas.
  • Dicen también: la Historia tiene muchos métodos distintos de investigación y no tiene por qué haber consenso, ¿qué ciencia es esa, en la que no hay consenso científico? Si no hay acuerdo, ¿qué tipo de ciencia es esa?


  • La Historia es un discurso, el discurso es subjetivo. ¿Podemos hablar de ciencia? Aunque a veces, en esos discursos se utilizan lenguajes que no están en consenso generalizado (por ejemplo: el feudalismo).


Argumentos a favor:
  • Puede que no haya un método de trabajo consensuado a nivel general, pero la investigación y el método se contrasta. Para contrastarlo y comprobar que las investigaciones científicas se adecúen de acuerdo a un método de trabajo científico están los especialistas.
El método científico del historiador tiene que contrastarse con las fuentes de información, tienen que verificarse los datos.
  • Las relaciones entre los hechos pueden dar lugar a modelos explicativos.
El historiador produce verdades, ya que hay hechos incontrastables.
En definitiva, esto es un debate innecesario. Lo que importa es el trabajo del historiador y su valoración en la comunidad científica.


  1. La historia y las ciencias sociales
La Historia, como las demás ciencias sociales, se ocupa del hombre. Esto es lo que vincula Ciencias sociales a la Historia.
Pero la Historia se distingue de las demás Ciencias sociales (Derecho, Sociología, Economía, etc), es decir, la Historia en conjunto de las demás y de forma particular.
Distinción de la Historia en relación a todas las demás ciencias sociales:
  • La Historia se ocupa del pasado, y las demás, del presente.
La Historia estudia cosas que no existen, mientras que las demás estudian la realidad que observan. El historiador estudia el pasado, que no se puede ver directamente y por lo tanto no puede contrastarlo empíricamente, tiene que ceñirse a las fuentes. Las demás ciencias sociales sí estudian el pasado, pero tienen que tomar de los historiadores sus herramientas y conceptos, es decir, su método de trabajo.
  • La Historia a diferencia de cada una de las demás Ciencias sociales tiene como horizonte estudiar, comprender y proporcionar una información de TODAS las facetas del comportamiento humano, y todas las vertiente del comportamiento humano en el pasado, con un criterio integrador, de forma interrelacionada de todas esas facetas.
  • Las demás Ciencias sociales tienen que centrarse en unas facetas determinadas del pasado (no en todas).
En el tipo de información que proporciona el historiador tiene que haber de todo, y de forma interrelacionada (sociedad, economía, leyes, etc). Tiene que dar información de algo que no existe y además de todas las facetas. El historiador debe buscar en el pasado hechos importantes e interrelacionarlos como si de una red se tratase (ir de lo general a lo particular). El historiador tiene que jerarquizar en sus explicaciones, y a la hora de explicar no puede narrar todos esos elementos de la red. A la hora de construir esta red, el historiador va creando estos elementos (son elementos creados por la práctica historiográfica).
Peligro del reduccionismo histórico: tratar de aislar una variable independiente respecto a las demás y que expliquen por sí misma un hecho o proceso. Esa variable independiente a partir de la cual se pueda explicar un proceso histórico. Por ejemplo: la Revolución Francesa; algunos libros han tratado de buscar esa variable independiente que explicara la Revolución (la crisis de la Hacienda, los malos precios, etc). La respuesta a esto es que no existe una variable independiente que explique un proceso global.
El historiador tiene un mayor problema más que cualquier científico social, ya que tiene que explicar variables de todo tipo, y no una sola (como sí que hacen los antropólogos, económicos, sociólogos, etc). El historiador tiene que dar una explicación globalizante.
  • Las relaciones que hay entre la generalidad que ha de atribuir a los modelos historiográficos y el carácter particular que tienen en la explicación en la Historia.
La Historia tiene que dar cuenta de sucesos que han ocurrido una vez en el tiempo (carácter particular) y tiene que elaborar un discurso que dé cuenta de eso. Pero al mismo tiempo el historiador también le interesa hablar de las revoluciones en general. En resumen, tiene que hablar de lo particular a lo general. Si la historia no se repite, no hay fenómenos recurrentes, por lo que no puede el historiador elaborar reglas generales. ¿Esto quiere decir que el historiador tiene que renunciar a la elaboración de teorías generales? ¿Cómo hacer compatible la generalidad en la Historia con el estudio de lo particular? La tarea del historiador más que tratar de buscar leyes generales que den cuenta de muchos hechos particulares, su tarea es aplicar conceptos generales en el tratamiento de lo particular (depende del tipo de discurso histórico). El discurso historiográfico depende del ámbito que se esté tratando. Se tienen que aplicar conceptos generales a las particularidades.
  • El historiador conoce el presente a través de una serie de huellas; pero el historiador conoce el resultado, y a partir de ellos tiene que deducir cómo se produjeron esos fenómenos. Sobre todo el historiador lo que conoce más directamente es el presente, y a la hora de abarcar el desarrollo de los acontecimientos, el historiador lo que tiene son indicios.
En este sentido la función del historiador recuerda a otros científicos, como los geólogos. Éstos ven el paisaje actual y a partir de él hablan de movimientos de placas, de estratos, etc. ¿Hasta qué punto podemos estar seguros de que lo anterior era así al 100%? De lo que sí estamos seguros era que hace millones de años hubo movimientos de placas, pero no cómo eran. El historiador también actúa así. Entonces, ¿podemos estar seguros los historiadores de que el pasado era así?
  • La Historia tiene que aspirar a dar cuenta de la interrelación de todas las vertientes de las relaciones humanas, y no por separado. Esto quiere decir que el historiador tiene que aspirar a la totalidad. Pero la totalidad, el ligar todo (no significa el reproducir el pasado exactamente cómo fue), el de la Historia global es imposible. El historiador nunca podrá reconstruir la relación de todos los elementos significativos del pasado, así que el discurso histórico es parcial. La totalidad que busca el historiador es un horizonte (y se sabe que este es inalcanzable). El historiador cuando trata de abarcar la totalidad y trata de integrar todos los elementos, debe ser consciente de que no podrá tratar todo. Así que debe ser consciente de la parcialidad de su discurso.
En los años 80 se pretendió llegar a la “Historia total”, sobre todo en Francia. Se comprobó que era imposible.
Hoy en día hay bastante escepticismo en este terreno, sobre el darle un carácter significativo a todo.
A pesar de todo hay que tratar de abarcar la mayor parte del pasado siempre que se trate de aspectos significativos.
  • El historiador tiene además limitaciones. El historiador no pueden dominar todas las técnicas de investigación y métodos de las demás ciencias sociales (o disciplinas auxiliares).
La Historia por tanto hay que entenderla como un horizonte de totalidad, pero siempre con sus limitaciones. No hay que renunciar al resto de las disciplinas. Su relación con el resto ayuda al aumento de la Historia. Es buena por ello la interdisciplinaridad. El historiador tiene que mantener un diálogo abierto con el resto de científicos sociales. No hay que ver esto como un intrusismo. De este modo el historiador también contribuye a algo que debe ser objetivo, es decir, tratar de conocer de cualquier época del pasado más de lo que cualquier contemporáneo de aquella época sabía o conocía (incluso tomados en su conjunto). De modo que hay muchos memorialistas que cuando escribieron sus memorias tendrían su percepción de los hechos del momento, y en muchas ocasiones erraron. En la actualidad la distancia respecto al pasado pone las cosas en su sitio.
  • El historiador además debe ser capaz de ofrecer un cuadro sintético de su objeto de estudio. Una recapitulación de conocimientos complejos y variados hay que saber hacerlo. Una síntesis debe dar cuenta de los elementos significativos, lo importante es la interrelación entre esos elementos.




  1. La historiografía
La historiografía se entiende como el conjunto de la proyección histórica que se ha ido produciendo. Es el conjunto de lo que han escrito los historiadores cuando se ha interrogado acerca del pasado. Toda esta información que se ha obtenido sobre el pasado por profesionales. Todo el conjunto de conocimientos acerca del pasado.
Reflexiones:
¿Por qué existe la historiografía? Porque cada sociedad ha representado el pasado en función de toda una serie de condicionantes. Y esto ha hecho que en función de las interrogaciones que se le hayan hecho al pasado, se produzca un tipo de historiografía u otra. El primer contacto que tiene el historiador del pasado le viene a través de una materia indirecta; el historiador primero acude a lo que se ha escrito sobre lo que se quiere investigar. Por tanto el historiador se relaciona con su objeto de estudio de forma indirecta al principio. Así que la historiografía es un intermediario entre su conocimiento y el objeto de estudio.
Cada época produce su propio conocimiento histórico que satisfaga sus intereses, pero debemos tener en cuenta que ese conocimiento está mediatizado por un conocimiento anterior de otras sociedades con otros intereses.
Hay que tener presente hasta qué punto ese conocimiento previo nos condiciona nuestro conocimiento actual.
Un historiador que se encuentra un manuscrito (no hablamos de historiografía) donde se refieren cosas del pasado, tiene que preguntarse en primera instancia quién ha escrito ese libro y en qué época.
La historiografía no solo le interesa al historiador porque le proporciona datos que le ahorran mucho trabajo, tiempo y le evita caer en errores, sino también porque permite al historiador partir de unos conocimientos previos (mediatizados) y no partir desde cero. También acude el historiador a la historiografía porque al hacerlo nos transmite y puede comprobar las ideas que en ese pasado se tenía sobre muchas cuestiones. Se puede ver como una mente renacentista valoraba y contemplaba la antigüedad romana. De modo que al historiador le interesa la historiografía porque puede conocer aparte del pasado, la mentalidad del historiador que produjo esa historiografía en su época concreta del pasado. Si acudiéramos a Ranke, aparte de porque es el padre del positivismo, y da muchos datos, también nos ofrece su visión del siglo XIX.
La Historiografía nos informa sobre el universo mental de cuando fue producida.
La Historiografía es, en definitiva, necesaria para el historiador, y sin ella no puede hacer historia.
La Historiografía en cuanto a lo que es, plantea también algún peligro, como puede ser:
  • En la Historiografía vamos a encontrar conceptos, construcciones teóricas, etc que han dejado de ser útiles y que ya no tienen validez. El historiador debe saber qué tiene que dejar al margen porque ya no tiene utilidad, y esto es muy difícil. No se puede caer en anacronismos.
La historiografía en definitiva puede convertirse en un bosque, no dejando ver los árboles el bosque.


Ventajas de acudir a la Historiografía:
  • Evitar incurrir en errores interpretativos ya subsanaos.
  • Nos permite aprovechar los aciertos y avances.
  • Mejorar los datos de nuestra investigación aislada.
  • Hace que tengamos nuevos enfoques en lo que no habíamos caído.
  • Permite ahorrar tiempo y esfuerzo.
  • Es un instrumento que permite introducirnos en las épocas a las que pertenecen los historiadores.

Inconvenientes de acudir a la Historiografía:
  • A través de ella se pueden usar instrumentos de análisis que pueden condicionar la perspectiva histórica a errores o que no nos permitan avanzar en el tema. Puede conducirnos al error de usar anacronismos.
  • También pude que la historiografía nos abrume por sus grandes cantidades de explicación, y que no sepamos jerarquizarla bien. El peligro es que no podemos ver bien el tema estudiado. Así, la historiografía puede ser un tema pantanoso.


BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA:
  • CARR, ¿Qué es la historia?
  • BLOCH, Apología para la historia
  • GADDIS, El paisaje de la historia. Como los historiadores representamos el pasado, (2004).
  • MARROU, el conocimiento histórico (es más profundo y filosófico)
FIN DEL TEMA




TEMA 2. LOS PLANTEAMIENTOS DE LA HISTORIA GRECO-LATINA
Vamos a entrar en materia propiamente dicha.
  1. Los orígenes del relato histórico
En estos orígenes solo cabe hacer una conjetura: en época de sociedades ágrafas, es decir, que no conocían la escritura, no podemos estar seguros de su conciencia histórica. Pero podemos intuirlo; quizá se plantearon cuestiones referentes al pasado.
Podemos suponer que en cualquier sociedad humana medianamente organizada tuvo que haber cualquier forma de conocimiento y conciencia del pasado que se manifestara de forma oral, ritual, tradicional, etc.
La lógica nos dice que la conciencia del pasado es inevitable en cualquier sociedad medianamente organizada, porque en el pasado podían encontrar respuestas a los dos interrogantes de todo individuo: ¿quiénes somos y de dónde venimos?
Necesidad de explicar los orígenes porque es una forma de legitimar la principal existencia y necesidad de establecer una vinculación de esos orígenes con el presente.
En muchas de estas sociedades es posible que cuando tuvieran que explicar de dónde proceden los conocimientos, las tradiciones, la cultura material, etc seguramente tuvieron que poner la mirada en el pasado. ¿De dónde proceden las enseñanzas que conocemos? En todo tipo de sociedad, de forma implícita a la existencia de esa sociedad, hubo una conciencia histórica de sí misma.
Los historiadores tenemos que basarnos en las sociedades que han dejado escritura.
En un principio las formas de representación del pasado podríamos decir que fue un pasado mítico. En principio fue el mito, las mitologías. Las mitologías como una forma de representación del pasado que satisface esas necesidades. Pero la mitología no podemos identificarla plenamente con la conciencia histórica. Es el precedente. Entre el mito y la Historia hay un proceso de desarrollo gradual, no hay un corte radical entre una y otra. Al historiador le interesa el mito porque es lo que hay antes de la conciencia histórica y lo que enlaza con ésta.
Historia: Discurso del pasado más o menos racional que da cuenta de hechos verdaderos.
¿Qué es el mito? Un relato tradicional que refiere la actuación memorable y ejemplar de unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano.
El mito es un relato; un relato es un discurso que da cuenta de cosas. Es una relación tradicional. Ese relato procede de la tradición, es más, no preocupa en las sociedades dónde funciona el mito, quién es el autor. Ese relato refiere, narra actuaciones, hechos memorables (no todos los hechos, los memorables, es decir que los que por su importancia forman parte de la memoria, tienen significación), y ejemplares (deben servir de ejemplos, por eso son memorables). ¿Quiénes llevan a cabo esas actuaciones? Esas actuaciones las llevan a cabo unos personajes extraordinarios, que no tienen por qué ser necesariamente personas humanas, sino también dioses, semidioses, etc ¿Cuándo ocurrieron esas narraciones? En un tiempo prestigioso y lejano, en un tiempo remoto. Es una escala de tiempo distinta, no es mensurable; no importa en el mito cuando ocurren las cosas.
La Historia no se ocupa de estas cosas. Hubo un momento en que las relaciones del pasado no se conformaban solo con esto, sino que empezaron relatar hechos sobre reyes, héroes, etc. Cuando la Historia introduce estos conceptos, a personas con nombres y apellidos en épocas concretas ya no hablamos de mitos. Este cambio se produce de forma gradual.
La función del mito sin embargo es muy parecida a la de la Historia. Porque la Historia en sus orígenes tenía unas funciones casi iguales que las del mito. La diferencia es que el discurso histórico era más racional, aunque en él aún perdurasen elementos residuales míticos.
¿Qué funciones tenía el mito?
  • A través del mito se trata de hacer el pasado y el presente inteligible.
  • Se trata de dar un sentido al presente. Eso se consigue seleccionando hechos significativos del pasado. El mito se centra en aquellos aspectos que tienen una significación, que tienen un carácter de permanencia.
  • En el pasado, y por tanto en el mito, encontramos un maestro de todas las cosas. El mito como maestro de la vida.
  • En el mito encontramos información sobre el presente, sobre las creencias, sobre las formas de organización social, etc.
  • Los hechos que narra el mito están fuera de un tiempo mensurable, por eso al mito no se le puede exigir que lo que en él se narre sea verdadero. No importa, porque no se puede comprobar que lo que expone el mito sea verdad. Al mito lo que sí se le exige es que sea útil. Tiene una función social legitimadora (de una dinastía, de un sistema de creencias, etc).
  • El mito se transmite por tradición, y esta tradición es una tradición oral. La tradición oral tiene una serie de problemas:
    • No podemos estar seguros de que el mito en origen fuera así. Esto cambiará cuando aparezca la escritura. La aparición de la escritura es fundamental, porque a través de la escritura podían superar esas sociedades la fragilidad de la memoria, la memoria podía fallar. Una vez que aparece la escritura esa fragilidad se supera. A través de la escritura se puede fijar el mito, lo que supone establecer la versión autorizada del mito, porque en la tradición oral el mito se iba recreando (cada generación podía tergiversar la información transmitida). El mito podía tener distintas versiones (podían haber versiones ortodoxas o heterodoxas), con su fijación se establecía la versión autorizada. En definitiva la aparición de la escritura en cuanto al mito supone una revolución. La aparición de la escritura hace posible que el mito quede sometido a examen. También pudieron pasar a la escritura varias versiones del mismo mito.


  1. De la tradición oral al registro escrito
¿Dónde podemos encontrar los primeros escritos que manifiestan una conciencia histórica? Habría que ir a las culturas orientales.


El Antiguo Egipto
Allí podemos encontrar, en la IV dinastía ca el 2250 a.C, una inscripción que se conserva en la llamada Estela de Palermo, considerada la primera manifestación de documentos escritos de la existencia de conciencia histórica. Es un texto escrito donde se recoge la lista de reyes antiguos en Egipto y se anotan sucesos importantes de cada reinado, y además están ordenados cronológicamente. Esto denota una preocupación por el pasado y se deja constancia. Con esto se perseguía, entre otras cosas, dejar constancia de la gran antigüedad de la dinastía reinante, las hazañas llevadas a cabo por estos reyes legitimando el poder, tenía también una finalidad administrativa.
Las tumbas y los templos egipcios también contienen inscripciones, en las que se anotan hechos del pasado. Esas inscripciones reflejaban campañas militares, victorias, etc y a veces también hechos de carácter “económicos” como las inundaciones del Nilo (conocer los ciclos de las inundaciones era útil para la agricultura).


Mesopotamia
Se sucedieron culturas importantes (sumerios, acadios, babilonios, etc). Allí encontramos textos, inscripciones, como por ejemplo puede ser una de las más significativas: Las crónicas de Babilonia (s. VIII a.C) que tenían la función de legitimar la monarquía teocrática babilónica y sobre todo para que permanecieran en la memoria las batallas, las victorias, etc.
Hay que decir que tanto las inscripciones egipcias como las mesopotámicas contienen ya un elevado carácter histórico como contraposición al carácter mitológico. Sus inscripciones en la mayoría de los casos contienen hechos históricos (los protagonistas son los reyes y las batallas que hubo). Serían por tanto los primeros textos producidos por la historiografía en la historia de la humanidad.
¿Por qué hablamos ya de historiografía? Porque no son restos arqueológicos sin más, hay una voluntad muy clara de dejar constancia a través de estos relatos.


Israel
También aquí hay pruebas de la existencia de una conciencia histórica desde tiempos remotos. La mejor prueba de ello es el Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento es un libro religioso fundamentalmente, pero también puede considerarse un libro histórico, en el contexto de la época de transición entre el mito y la Historia.
Hay elementos míticos, mitológicos e históricos. A nosotros nos interesan los elementos históricos como una conciencia del pasado y más bien como la expresión de una Historia del pasado. Para Israel, la Historia tiene un sentido. La preocupación de preservar y transmitir la conciencia histórica aparece como necesaria. Todo judío debe conocer su historia y transmitirla.
El pueblo judío recoge una colección de mitos e historias, comunes y diferentes a otras culturas. Por un lado hay una concepción de la Historia lineal, frente a otras concepciones de carácter cíclico (como en Egipto), según la cual la Historia tiene un principio y un final; el principio es la creación del mundo (génesis) y el final es la venida del mesías. El sentido de la Historia está en los designios de la divinidad, y ésta es única (es la primera religión monoteísta de la Historia), de modo que el pueblo judío tiene el cometido de llevar a cabo los designios de Dios como pueblo elegido. De modo que la Historia es la realización de los designios divinos, ejecutados por los gobernantes de su pueblo. El hombre es un mero ejecutor, y el historiador más que tratar de explicar mediante razones humanas, lo que hace es interpretar esos designios que se comunican a los hombres a través de la revelación.
Esta concepción del Antiguo Testamento pasará luego al cristianismo medieval. Predominante en Occidente desde le s. III-IV hasta la edad Moderna.
A pesar de esta intensa conciencia histórica del Antiguo Testamento, tampoco la cultura judía produjo mucho más acerca del conocimiento del pasado.
En realidad, la Historia hace su aparición en Grecia.


  1. Los historiadores griegos: Heródoto, Tucídides, Polibio
Aparece en Grecia un discurso histórico propiamente dicho por primera vez. Resultado gradual, paulatino a partir de unos primeros relatos míticos. De modo que en el origen, en Grecia, estuvo el mito como forma de explicación del pasado.
Tenemos por ejemplo la Teogonía de Hesíodo. La Teogonía se compone ca el s.VII a.C. Es una especie de tratado de la Historia de la mitología griega. Viene a ser, salvando las distancias, el equivalente al Antiguo Testamento para los judíos. La Teogonía de Hesíodo explica el origen de los dioses, etc, pero también explica el mundo terrenal.
Casi en este mismo estadio podríamos hablar de los poemas homéricos (siglo VIII a.C): la Ilíada y la Odisea. Obras que vienen a contar una tradición que pasó de generación en generación, y que narran las historias de dioses, semidioses, héroes, etc.
Estas dos obras hablan igualmente de una serie de mitos, pero contienen componentes históricos propiamente dichos. Todavía no estamos en el terreno de la Historia. Estamos en el terreno de tradiciones que se recogen de forma colectiva y se ponen por escrito.


El siguiente escalón:
Los Logógrafos
No son un colectivo. Son un conjunto de escritores que desde fin del s VII y principios del VI a.C escribieron sobre el pasado entremezclando elementos míticos y explicaciones terrenales y racionales, donde lo terrenal y humano predomina sobre lo mitológico.
Los logógrafos conocidos son cerca de una treintena. Aunque no formaban ninguna escuela; escribían más o menos de forma aislada. En realidad los logógrafos a veces trabajaban para las grandes familias teocráticas o bien iban por su cuenta, pero se centraban bastante en relatos de carácter genealógico, y en un anticipo de las crónicas locales. Esos relatos resaltaban los aspectos y actos más sobresalientes de esas familias o para exaltar la grandeza de esas ciudades.
El más conocido de estos logógrafos fue:
  • Hecateo de Mileto (siglo VI a.C). Incorpora elementos ya de carácter geográfico.
La Historia propiamente dicha, un nuevo eslabón, que marcaría el tránsito del mito a la historia, habría que situarlo en la obra de Heródoto.
  • Herodoto (siglo V a.C) Considerado el padre de la Historia, por Cicerón.
¿Qué ingredientes confluían en el mundo griego en esta época? ¿Por qué la Historia como tal, cómo algo que empieza a diferenciarse del mito casi, por qué en Grecia?
En el siglo V a.C en Grecia, es la época de la polis como marco político ideal. Esto explicaría quizá el surgimiento de la Historia (legitimización histórica de formaciones de carácter estatal). Las historias de Grecia sobrepasan el marco de la polis. A partir ya del siglo V a.C uno de los rasgos de la historiografía griega es el creciente interés por el otro, por el extranjero, los bárbaros.
Ese interés por descubrir al otro y aprender del otro, probablemente motivó a la práctica de la Historia.
En esta época se estaba produciendo en Grecia transformaciones importantes de carácter político y económico, que tienen que ver con el surgimiento de grupos sociales asociados al comercio.
Lo fundamental es el racionalismo griego que se aplicó a todas las formas de pensamiento en general.


Heródoto (484-425 a.C)
Escribió los Nueve libros de la Historia entre el 485-425 a.C. Estos 9 libros de Historia tratan fundamentalmente sobre las Guerras Médicas (griegos frente a persas). También aborda otras cuestiones. Él intenta explicar otras guerras. Explicarlas acudiendo a la racionalidad, acudiendo a la causalidad, es decir, tratando de buscar las causas, no solamente centrándose en la voluntad de los dioses (papel secundario), sino también en las motivaciones humanas.
El capricho de los dioses, un cierto determinismo tampoco está ausente, por eso la obra de Heródoto no es 100% Historia.
Heródoto es consciente también de la separación del tiempo mítico y del tiempo histórico, es decir, hay un tiempo mítico que es el tiempo de los dioses, pero el que a él le preocupa es el tiempo histórico. Cuando él data algo, lo hace con el tiempo histórico. También es consciente de la imposibilidad de fechar las cosas que ocurren antes de ese tiempo histórico, hasta el punto que él considera que la verdadera historia debe centrarse en acontecimientos próximos (característica de la historiografía griega), en la historia reciente. Heródoto era consciente de las fuente de información de las que dispone del pasado, y es consciente que las fuentes de información de la historia mítica están en la tradición oral, y por tanto no es cien por cien fiable, aunque esto no quiere decir que la rechace.
Para Heródoto es importante el principio de causalidad. El historiador no se tiene que limitar a coleccionar datos del pasado, sino que tiene que explicarlos. A él le interesa el cómo y el por qué y no solo el qué.
Su obra en general está repleta de anécdotas. También contiene una gran importancia para él como principio de causalidad el azar, lo accidental (y algunas cosas las explica basándose en esto). También tienen para él importancia las pasiones humanas, siendo estas pasiones humanas las que llevaron a cabo ciertas acciones y las que explican ciertos hechos. Él da mucha importancia también a las costumbres de los pueblos, incluyendo en ellas las formas de organización (política). A Heródoto también le interesa el bárbaro (los persas); tiene interés por conocer, describir y contrastar las otras culturas ajenas.
Su obra tiene pretensiones de construir un discurso nacional, donde la divinidad tiene poca importancia. Es una obra con pretensiones de universalidad. Es una obra que además para él también tiene una utilidad (para que no se olviden las cosas que son memorables y que son necesarias recordar; para que el tiempo no borre el recuerdo de las hazañas humanas). Hay incluso un intento de imparcialidad.
Finalmente, también en Heródoto se encuentran reflexiones sobre las fuentes de información del historiador. Según él, el historiador debe fiarse más o menos de las fuentes de información. Él prefiere siempre como fuente de información los testigos presenciales, o si no existe ese testigo directo, testigos directos de esos testigos directos. No acepta cualquier procedencia de la información, sino que trata de jerarquizar esas fuentes de información y discernirlas.


Tucídides (ca 465-395 a.C)
De una generación posterior a Heródoto, dio el siguiente paso. Tucídides para algunos investigadores sí que fue realmente el padre de la Historia.
Tucídides escribió como obra más destacada Las Guerras del Peloponeso (guerras que enfrentaron a Esparta y Atenas 431-420 a.C). A parte de la guerra como leitmotiv, hace también otras consideraciones, ya que él se consideraba un historiador, marcando una diferencia respecto a sus antecedentes que narraron sobre el pasado. Tucídides tiene conciencia que él está en un nivel distinto al de los logógrafos. Efectivamente en Tucídides no es que estén ausentes los dioses, pero si en Heródoto estaban en una posición secundaria, en Tucídides casi ni se les ve (de forma anecdótica).
¿Cuáles son las cosas importantes en Tucídides?
  • Deseo consciente de tratar de buscar esos principios de causalidad en las explicaciones del pasado, transcendiendo la media apariencia, de lo que en principio podrían sugerir la transmisión del pasado.
  • Establece una diferenciación a la hora de investigar las causas del pasado, ya que esas son las funciones del historiador. Establece dos niveles a la hora de buscar las explicaciones del pasado:
    • Un primer nivel son las causas superficiales o agravios, que son aquellas que se invocan a primera vista en la inmediatez de una explicación. Como muchos agravios los reciben personas o colectivos, serían causas inmediatas a los conflictos, aunque los agravios se hubieran realizado mucho antes. Éstas son las que, según él, se aluden al intentar explicar un hecho, diciendo que esto es lo que hacen los logógrafos y Heródoto.
    • El historiador tiene que pasar al segundo nivel, que es lo que denomina las causas profundas. Las causas profundas son las que realmente el historiador debe indagar y explicar esos acontecimientos. ¿Y qué son las causas profundas? Son y se llegan a su entendimiento mediante una operación intelectual que trata de ver lo que nos dicen las apariencias. Deben buscarse en la naturaleza de las sociedades (constitución propia de las sociedades, forma política, etc). Es una causa profunda en el sentido de que no se aprecia a primera vista, hay que deducirla. Por lo tanto estas causas profundas no se registran en ningún sitio, el historiador lo tiene que deducir y explicar.
En Tucídides se pueden ver más cosas:
  • Hay un gran interés por la fiabilidad de las fuentes. No se conforma con cualquier información, quiere que se contraste, lo que le lleva a comprobar los testimonios con criterios de veracidad y fiabilidad. Establece una jerarquía de las fuentes:
    • Fuentes de primera mano.
    • Testigos presenciales de testigos presenciales.
    • Y así sucesivamente
    • Si no hay testigos presenciales, hay que acudir a las fuentes escritas.
    • Por tanto la Historia inmediata es la más fiable.
    • La Historia remota le parece muy sospechosa, así que muchas veces trata de ignorarla.
  • Acude también al método analógico como una alternativa. El método analógico es suponer que sociedades del pasado sobre las que no hay referencias podían ser similares a sociedades del presente que están en un estadio más atrasado.
  • Finalmente también en la obra de Tucídides hay valoraciones personales sobre conceptos de tipo moral, político, reflexiones sobre la paz, la guerra.
  • Utiliza también otro recurso (seguramente fue de los primeros en hacerlo), que consiste en hacer hablar a sus personajes históricos, poniendo en su boca discursos históricos que probablemente nunca llegaran a pronunciar, pero no para engañar al lector, sino para que los lectores a través de esos sermones se hicieran una idea de cómo eran esos personajes. Así podíamos deducir cómo era ese personaje y entender por qué hizo lo que hizo.




<< Texto de Tucídides
Empieza diciendo después de relatar la situación de Grecia, que es difícil conceder crédito a los documentos en su conjunto.
Crítica a los logógrafos (porque no se puede comprobar lo que estos dicen en sus historias).
En definitiva son extractos del autor, que ponen de relieve su planteamiento acerca de la Historia…>>


Después de Tucídides continuó cultivándose la Historia con gran profusión (durante el helenismo). Pero empezaron muy pronto a cambiar la forma de contar el pasado, pero de un modo perjudicial para la Historia.
La Historia empezó a ser algo distinto a partir de los siglos IV y III a.C, no porque dejara de cultivarse, sino porque desde el punto de vista metodológico y conceptual la Historia no avanzó. Sí que avanzó en cambio la información sobre el pasado. Pero desde nuestro punto de vista no avanzó en cuanto a las tendencias historiográficas.
El motivo de ese declive de la Historia se ha explicado mediante interpretaciones políticas, diciendo que entra en crisis la polis y su ideal político, lo que podría arrastrar a la pérdida de la conciencia del pasado.
Con Tucídides la Historia estaba en condiciones de avanzar como ciencia, pero cuando se llegó a la época de Aristóteles y Platón, la Historia pasó a considerarse de forma secundaria.
Frente a la Historia, otras disciplinas sociales, como la Retórica, Ética, Filosofía, etc, fueron aupadas como disciplinas importantes.
La Ética y la Política en el mundo antiguo y posteriormente en la cultura cristiana iban de la mano. Y se consideraban que estas disciplinas del conocimiento estaban por encima de la Historia, y la Historia tenía que estar supeditada a éstas.
La Retórica también tenía su importancia. La Retórica buscaba instruir, enseñar, además de una forma agradable, teniendo utilidad pragmática (convencer y hacer propaganda).
Y la Historia proporcionaba información a todas estas disciplinas materiales de conocimiento, que no eran más que ejemplos, y que no consistían en conocer el pasado.
La Filosofía y la Metafísica se ocupaban de las esencias, y no de la contingencia como hacía la Historia. La Historia aportaba contingencia, accidentes, pero no valores universales.
Para esta época, a los autores, la Historia, de poco les servía, tenía poco que ofrecer, ya que su discurso se agotaba en sí mismo.
Llegó un momento en que los historiadores y por lo tanto la Historia, incurrió en una triple tentación:
  • La tentación retórica. La Historia se convirtió en una especie de cultura general que debía conocer cualquier buen orador. De modo que muchos historiadores al mismo tiempo eran también retóricos, o mejor dicho al revés. Esto significaba que tenían que sacrificar muchas veces la exactitud y el criterio de veracidad debido al objetivo que se quería conseguir. La Historia pierde esa consideración de disciplina que trata de buscar la verdad de cómo ocurrieron las cosas. Esta tentación retórica afectó a la práctica historiográfica.
  • La tentación política. Los historiadores acuden al pasado como políticos para legitimar, para buscar argumentos de su posicionamiento. Por tanto hay que sacrificar la veracidad del pasado para llegar a los objetivos que se buscaban.
  • La tentación ética. Construir la Historia con el objetivo de buscar en ella lecciones de moralidad. Los historiadores cuando hacían Historia su discurso era moralista.
Aristóteles y Platón tampoco contribuyeron a sacar de esta posición marginal a la Historia. Ellos escribieron sobre el Estado, y tuvieron que acudir al pasado para hacer sus comparaciones. Pero a ellos les interesaba la Historia como un conjunto de coincidencias y ejemplos de otras formas de organización política. Pero les interesó la Historia de forma implícita, para hacer uso de ella para sus ejemplos.


Platón (428-347 a.C)
De Platón decimos que no concede gran importancia a la Historia como fuente de conocimiento, lo que no quiere decir que no acuda a ella, pero lo hace para insertarla en la filosofía política. Hay actuaciones de personajes que se insertan en ese marco de la filosofía política. Cuando acude a la Historia lo hace con muy poco rigor crítico, no trata de ver si es cierto o no, sino que toma hechos del pasado sin más. Esto hizo que calara una nueva forma de ver la Historia, como una ciencia de segundo orden.


Aristóteles (384-322 a.C)
Por su parte, Aristóteles, y algunos de sus discípulos, apenas contribuyen a reparar lo realizado por Platón. Teorizó considerando a la Historia como “un arte menor”, puesto que la Historia se ocupa de lo particular, sin llegar a establecer formulaciones generales, sin establecer verdades acerca de la esencia humana, diciendo que esto sí lo puede hacer la poesía. Al estudiar las relaciones que rigen la filosofía humana, tiene que acudir a la Historia, pero lo hace de forma parecida a Platón, pero trata rebuscar información sobre los regímenes políticos de pasado, sin entrar a valor el contexto en que se desarrollan, buscando materiales para su filosofía política.
Su única concesión importante es la consideración de las distintas formas de gobierno y las distintas etapas d la evolución humana, estableciendo una relación en la que el cambio tiene algún protagonismo. Aristóteles no cree que la Historia tenga mucho que decir.


La Historia en definitiva se convirtió en una disciplina auxiliar. En el periodo helenístico hubo muchos historiadores, pero no dejó de ser una ciencia auxiliar.
Llegamos al periodo de transición entre Grecia y Roma.
Roma se ha considerado el inicio de grandes aportaciones a la Historia. Si tuviéramos que citar las dos grandes aportaciones de Roma a la Historia, sería el Derecho y la Historia. Roma representa por tanto, una recuperación de esta disciplina. Pero desde el punto de la metodología, probablemente los romanos no llegaron al grado de originalidad que se llegó en Grecia. En general, un Tucídides es difícil encontrar en Roma.
Pero hay un elemento de transición entre ambas: Polibio.
Polibio (220-118 a.C)
Es el puente porque Polibio que vive en el s. II a.C. Había nacido en Arcadia, recibiendo una cultura griega, pero Roma se hizo con el control de esa zona, por lo tanto desde el punto de vista político, Polibio acaba siendo romano.
A Polibio se le permitió llevar una vida de intelectual. Escribió las Historias en 40 libros, de los cuales solo se conservan los 5 primeros.
¿Qué interesa de Polibio? La obra de Polibio es que se trata de una obra sistemática, con un leitmotiv muy claro: es una obra diseñada con arreglo a un plan metódico. Es una obra cuyo contenido en general, el propio autor nos ofrece una especie de guión, una especie de índice general. Entonces sabemos bastante más de la obra de lo en teoría nos proporcionan esos 5 libros.
Su planteamiento y conceptos son distintos de los anteriores, creyendo que la función del historiador tiene una utilidad y la historia puede ser un conocimiento útil. Su obra tiene un método y un objetivo o argumento: trata de explicar el porqué del éxito romano, que domina todo el Mediterráneo. Al hacerlo diseña un plan, ofreciendo una especie de guión. Trata de ser un especialista de la “Historia Universal de Roma”.
Ese argumento es explicar las causas por las cuales Roma estaba haciendo ese Imperio tan grande, no solamente narrando cosas del pasado, sino explicando las causas, cómo Roma ha llegado a conquistar ese imperio y no otras culturas. Es una especie de Historia universal. Allí están todos los pueblos que se relacionan con Roma y los que la antecedieron; y todo ello explicándolo de forma encadenada: por qué ocurren las cosas.
Es una Historia en gran medida política y militar. La guerra y la política como pretexto. Es una Historia que también contiene muchos elementos de carácter geográfico, etnográfico, con un criterio integrador además; al autor le interesa esa integración para que no se pierda la visión de universalidad.
Al final, la explicación que ofrece a ese argumento, es decir, porqué Roma conquistó ese imperio, es:
  • Por la superioridad en el plano militar.
  • Las estrategias de los generales romanos.
  • Por la tecnología militar.
  • Pero también por la superioridad de sus formas de organización política.
En la explicación de Polibio tampoco está ausente del todo algunas referencias, pero muy indirectas a elementos que puedan recordar (aunque sea vagamente) la influencia de los dioses. Pero ya en Roma hay un alejamiento de la mitología.
Hay una concepción cíclica del acontecer. Sí subyace de algún modo esta cuestión. Polibio hace una Historia universal, y él se ha dado cuenta de que hay cosas que se repiten en la Historia.
Polibio viajó bastante, porque a él le interesaba conocer de primera mano sobre lo que escribía.
También habría que decir de su obra, que es frecuente (ya en Grecia había aparecido) que el autor se haga presente repetidamente a lo largo de las explicaciones expresando sus puntos de vista, reflexionando en voz alta, e incluso muchas veces expresando cuestiones sobre el oficio del historiador.
Pero la mejor forma de ver cómo entendía Polibio la Historia es leer el prefacio del Primer libro de las Historias.
El papel de la fortuna al que alude Polibio no es el mismo que el de la providencia cristiana que alude el cristianismo.
La historia particular explica muy pocas cosas. ♫
Con Polibio la Historia alcanza altas cotas. Él se propone escribir una Historia conjunta, y deja atrás esa Historia local anterior para ocuparse de un “universo” (aquí tienen cabida todas las regiones del Mediterráneo).
Ironizó bastante sobre aquellos historiadores que contaban historias sin salir de su despacho, como fueron sus menciones sobre Timeo.
Anticipó la historiografía romana, reflexionando sobre sí mismo, su papel, y la función del historiador para justificar la utilidad de su trabajo.


Polibio, por tanto, marca la transición entre Grecia y Roma.
Plutarco (50-120 d.C)
El siguiente autor al que vamos a hacer referencia es Plutarco. Es griego y escribe en griego, pues la cultura griega sigue existiendo, incluso se piensa que en este momento se produjo un renacimiento. Fue muy conocido en la época, pero también en el Renacimiento.
Escribe las Vidas Paralelas, conjunto de biografías, realizando paralelismos entre un personaje griego y uno romano, llegando a realizar 42 biografías. Su contribución a la historiografía es contribuir al género de la biografía, dándole un contenido distinto donde destaca la realización de un estudio psicológico, de las costumbres,…
Después hubo otros muchos historiadores, como Posidonio, Dionisio,…


  1. Balance de la historiografía griega
Por las características de la historiografía griega, ésta fue rehabilitada tras la conquista de América.


  1. Elementos distintivos de la historia en Roma
La historiografía en Roma se va a desarrollar principalmente en latín, pero sorprendentemente de forma muy tardía.
El historiador romano como propiamente historiador que podríamos considerar el primero es Catón el Viejo, con su obra Orígenes (siglo III a.C). Pero aún en esta obra se utiliza mano del recurso de los mitos.
En Roma existían por ejemplo los Anales. Esos anales se sabe que empezaron a redactarse en el siglo V a.C por los pontífices máximos. Los anales no eran Historia, sino fuentes para la Historia. Los historiadores podrían haber aprovechado ese material. Lo que ocurrió fue que los galos saquearon Roma en el 390 a.C y ese material desapareció. Pero después del saqueo de Roma, se retomó la escritura de los anales.
En Roma no hay que perder de vista que había desde tiempos muy antiguos la costumbre de las oraciones fúnebres o elogios. Estas oraciones eran material retórico fundamentalmente, era una creación literaria, que se encargaban especialistas de hacerlas. Allí se hacían una especie de memoria muy retórica (por lo tanto se sacrifica la verdad para ensalzar la figura), pero habían otras ciertas. El objetivo de los elogios por tanto, era la exaltación de la genealogía familiar.
Esto podía ser por tanto material histórico potencialmente aprovechado por los historiadores. Esto pudo haber facilitado la concepción de la conciencia histórica.
Por el contrario, la desventaja fue que la Historia se centrara en hechos particulares.
Hasta que Roma no se convirtió en un imperio, no apareció la conciencia histórica. Cuando empezó a construirse el imperio, apareció la necesidad de legitimar su poder. Pero no antes.
Se ha dicho también que el carácter romano (pragmatismo) era diferente al del griego.
La conciencia histórica de Roma es tardía en términos relativos. Cuando Roma ya ha creado una especie de conciencia romana universal, cuando la romanidad ya se ha extendido.
Características generales de la historiografía romana (antes de empezar a hablar de los autores romanos):
  • Vertiente política y militar muy acusada (más que en Grecia). Política e historia en Roma van estrechamente unidas, hasta el punto de que la mayor parte de los grandes historiadores romanos destacaron como políticos. Esa relación entre historia y política se manifiesta también en el hecho que lo que tratan de explicar los romanos son los acontecimientos políticos y militares (las batallas, las conquistas, etc).
  • Esto hace que la historiografía romana, aunque pretenda lo contrario, peque de parcial mucho más que la historiografía griega. Decimos que pretendía lo contrario porque los historiadores romanos eran muy dados a iniciar sus historias con una presentación del autor donde daban sus credenciales, como una especie de sello de garantía, de imparcialidad y objetividad. Cuando uno luego lee las historias romanas se da cuenta de lo contrario.
  • Gran parte de la historiografía romana tiene el objetivo de legitimar las actuaciones políticas propias y particulares (del partido, de la facción). Tienen que justificarse al fin y al cabo por qué actuaron así.
  • Otro elemento importante es el elemento moralizador. De modo que para los romanos la Historia debe ser una lección de moralidad.
  • Muy común también a los historiadores romanos, ya que la Historia aparece en Roma de manera tardía, es que se entrevé una moralidad amarga, pesimista. Hay una especie de añoranza de los escritores romanos por las etapas pasadas y antiguas. Añoranza antigua por la pérdida de las buenas costumbres y por el proceso de degradación que vivían. De modo que la Historia es una maestra de la vida, y como maestra nos dice que cualquier tiempo pasado fue mejor. Esta cierta añoranza de los tiempos pasados. Por tanto hay un discurso sobre las decadencias de las costumbres que es paralelo a la narración de las grandezas romanas.
  • El resultado de la historiografía de Roma es el resultado de la Historia sobre la grandeza de Roma. Retoman el argumento de Polibio, pero sin llegar a hacer una historia universal.
  • También podríamos decir que la historia tiene una finalidad vinculada al mundo de la retórica. Los romanos también destacaron en el mundo de la retórica. Los romanos consideran que la Historia debe servir como arma de persuasión, tiene que convencer (para eso sirve la retórica). La Historia en Roma era contemplada como un arte, algo cercano a la retorica, como una plataforma de intervención política.


  1. Historiadores romanas: Julio César, Salustio, Tito Livio
Hubo mucho más historiadores en Roma que en Grecia.
Cicerón (106-43 a.C)
No se puede decir que fuera historiador.
Su obra en general no nos importa. Pero sí hizo consideraciones sobre la Historia a propósito de la retórica. Se refirió a la Historia como un instrumento imprescindible para el orador y el estadista. Él creía que los historiadores se tenían que sujetar a los criterios de veracidad, no en cambio los retóricos. Los historiadores tenían que abstenerse de enunciar sobre aquello que fuera falso. El historiador debía decir la verdad con imparcialidad, es decir, que tenía que mostrar el equilibrio de las partes (él era consciente de que el orador no tenía por qué).
También acuñó las frases de:
  • Polibio es el padre de la Historia
  • La Historia es la maestra de la vida.


Julio César (100-44 a.C)
Contemporáneo de Cicerón.
Es el ejemplo de varias cosas: es el ejemplo paradigmático de la relación entre político e historiador. Sus obras más destacadas fueron:
  • Comentarios a las guerras de las Galias
  • La guerra Civil
Su obra está escrita en tercera persona, por eso algunos dicen que no fue escrita por él. Es una obra que a pesar de todo es relativamente imparcial en el tratamiento de los temas.
La Guerra de las Galias: gran parte de su obra son cartas, con muchos elementos descriptivos. Tiene un interés histórico, pero también etnográfico y geográfico. Tienen un objetivo político claro: justificar su intervención.
La segunda obra habla de esas luchas que hicieron caer la República, en las que él participa, por lo que no puede ser imparcial.
De Julio César interesa también el estilo con el que escribe la obra: un estilo conciso, con pocas concesiones a la retórica artificiosa; Julio César va al grano.
Julio César escribía para justificar sus actuaciones con imparcialidad (toda la que podía). En el fondo su obra, ¿por qué se dedicó a escribir historia? Para legitimar sus actuaciones políticas. Él quería exponer de forma objetiva por qué su vida política fue como fue.


Tito Livio (59 a.C-17 d.C)
Otro de los grandes historiadores romanos es Tito Livio, que fue muy conocido en su época y tuvo una gran influencia, y cuya obra aportó mucho material.
Sólo se conserva una parte de su obra más destacada: Ab urbe Condita, historia general de Roma desde la fundación de la ciudad hasta su época, de la cual. Se remonta a los orígenes pasando muy rápido, pero no elude temas mitológicos acerca de la fundación de la ciudad, por lo que no está exenta de consideraciones acerca de épocas mitológicas. El propósito de Tito Livio es legitimar el fin de la República y el establecimiento del nuevo sistema político, el sistema imperial. Por ello es una obra de propaganda sobre la grandeza del Imperio Romano. Tito Livio sería el prototipo perfecto del historiador nacional, sirviendo de inspiración para otros historiadores nacionalistas posteriores, tanto romanos como no romanos. No es su historiografía excesivamente crítica, pero sí contiene una gran cantidad de información y una gran sistematización. La obra estaba integrada por 142 libros de los cuales sólo se conservan 35. Es un historiador que lee mucho, aunque viajó poco, por lo que tuvo poca experiencia en relación con los pueblos que cita en su obra. También se caracteriza su obra por introducir sermones, discursos en boca de sus personajes, recurso bastante utilizado que interrumpe bastante el relato. Finalmente decir que en su obra se muestra como defensor de las costumbres antiguas, de las actitudes morales del pueblo romano, costumbres y actitudes que Tito Livio ya empezaba a echar en falta en su época.


Salustio (87-34 a.C)
Salustio se centra en aspectos más concretos, por lo que de él nos interesan varias obras.
Escribió La conjuración de Catilina, historia contemporánea del momento (63 a.C.), y una segunda obra es La Guerra de Yugurta, historia de la guerra de Roma que libra contra el rey africano de Numidia, Yugurta, a finales del siglo II a.C. También escribió una Historia de Roma, mucho más reducida que la de Tito Livio, pues contaba sólo con 5 libros, aunque era más contemporánea (78 - 67 a.C).
La obra de Salustio, en general, representa un lamento ante la degradación de los ideales, de las costumbres, de la moralidad del pueblo de Roma, expresando en varias ocasiones la desaprobación de la inmoralidad, de la debilidad del estado romano, introduciendo además muchas reflexiones morales, juicios de valor donde quedan reflejados los vicios de la época. Para él la época dorada de Roma fue la de la Segunda Guerra Púnica, cuando Roma se asienta como gran potencia. También contiene discursos, descripciones, a veces un tanto pintorescas, notándose también un cierto descuido en lo referente a la geografía o la cronología, imprecisiones importantes dada la contemporaneidad de su obra. Trata de mantenerse imparcial pero, como ya se ha dicho, los proemios de las obras no siempre se cumplen. Su obra está bien redactada, y es precisa y concisa, siendo una importante fuente de información para los historiadores actuales.


Tácito (55-120 d.C)
Tácito tiene una obra historiográfica plagada de valoraciones políticas y filosóficas.
Escribió tres obras donde se ocupa de aspectos relacionados con la Historia de Roma: los Annales, la Germania y las Historias. Tres obras donde aborda cuestiones de la Historia contemporánea de Roma. La idea central sería justificar el orden romano vigente como el mejor de los posibles, por lo que también es una obra patriótica, aunque no está exenta de pesimismo, pues igual que Salustio también mira a épocas pasadas, sobre todo en el aspecto moral. Su obra tiene una finalidad moralista, instructiva, pues para él la Historia debe buscar la virtud y exponerla para el conocimiento de los que se ocupan de la res publica, y por tanto es una fuente de instrucción para los políticos. A su obra le falta profundidad, una visión de conjunto, interesándole sobre todo cuestiones externas, siendo una obra muy rica en detalles, con un gran poder descriptivo. No hay un intento serio de integrar todos los aspectos abordados, predominando una idea de hechos aislados aunque bien descritos, echándose de menos una capacidad para introducir una causación en los hechos y elaborar un relato coherente, cohesionado. Además, a la hora de establecer sus fuentes de información destacan las fuentes orales, aunque no es excesivamente crítico, pues con frecuencia hace referencia al rumor.


Suetonio (75-160 d.C)
Tuvo una gran influencia en el género biográfico. Escribió la Vida de los doce Césares, en un total de 8 libros. Tuvo acceso a documentación importante, incluso privada, de esos doce emperadores, por lo que pudo dar toda clase de detalles acerca de estos personajes. Por ello su obra está cargada de detalles, de anécdotas. En ella la retórica no es importante, ni tampoco moralista, y los hechos no siempre aparecen dispuestos en orden cronológico.


Balance de la antigüedad clásica
Tomar en conjunto la historiografía del mundo de la antigüedad nos permite ver que el narrador se presenta a sí mismo, no es anónimo, con una dignificación del oficio del historiador porque considera que esa es la garantía de veracidad.
El historiador toma conciencia de sí mismo.
No es una voz narrativa ausente, se presenta ante los lectores, o ante el público que escucha su relato. Y lo hace como garantía de que lo que va a decir es verdad.
Se considera testigo de los acontecimientos, concediendo gran valor, mayor fiabilidad a las fuentes de información directas, a testigos que pueda interrogar como garantía de veracidad. Pone en segundo lugar a los testigos indirectos y en tercer lugar a las fuentes escritas.
Lo que más interesa es la historia reciente, acotada cronológicamente (corta duración), y no la remota. Lo cual no excluye que algunos opten por la larga duración. Interesa la historia reciente, pero también la perteneciente al marco espacial más próximo del historiador, al lugar donde vive. Aunque algunos se interesaron por los territorios “bárbaros”.
Finalidad de la historia como aquella que permite aportar conocimientos útiles, fuente de instrucción moral, de exaltación de la virtud, las costumbres, el patriotismo, etc. Esto hace que el relato muchas veces parezca más bien un sermón. El historiador pretende que se recuerden los hechos del pasado a modo de lecciones para el presente.
La Historia también se concibe como forma de educación para los políticos, para la formación de los gobernantes. Refuerza el discurso político y por tanto se muestra al servicio de ésta.
También proporciona un entretenimiento intelectual, una cultura del pasado que sirve de apoyo para iniciarse en las artes retóricas.




































TEMA 3. LA HISTORIA EN LA CRISTIANDAD MEDIEVAL
El contexto en el que se produce el tránsito de un período a otro podría estar caracterizado por cambios destacados:
  • La desintegración política del Imperio Romano a raíz de las invasiones bárbaras, que supone además la irrupción en la escena política e ideológica de unos pueblos con una escasa memoria histórica escrita y que tampoco están especialmente interesados en conservar la memoria histórica vigente.
  • Otra cuestión es el hecho que el cristianismo, religión monoteísta, se convierte en la religión oficial. Entonces aparecen varios géneros historiográficos nuevos, como la historia de la cristiandad que se convierte en la Historia de la Iglesia cuando se institucionaliza.
El hecho de que la cristiandad estuviese anclada en una tradición distinta a la grecolatina ha hecho que los historiadores hablen de ruptura en la Edad Media respecto a la tradición clásica, que había sido apartada, arrinconada. Habrá que esperar hasta el Renacimiento para la recuperación de estos elementos culturales que habían sido dejados de lado.
En los momentos de transición de la Antigüedad a la Edad Media se produjo una coexistencia en la que surgieron frecuentes debates ideológicos en los que participaron elementos destacados de dos bandos, el bando del paganismo y los cristianos. Historiografía cristiana y pagana coexisten entre el siglo III y V. La historiografía pagana no es otra cosa que la basada en la historiografía grecolatina, mientras que la historiografía cristiana está en alza y acabará desbancando a la pagana. Desde una mentalidad actual es difícil explicar este hecho, que una historiografía basada en la fe se impusiera a otra basada más en la razón. La realidad es que los cristianos supieron reutilizar elementos procedentes del paganismo para construir su Historia, mientras que los paganos no podían hacer lo mismo.
La Edad Media estuvo marcada por la influencia cristiana. Las características de la historiografía cristiana serían: el providencialismo y la cronología.


  1. Providencialismo y cronología en la historia cristiana durante el Bajo Imperio
El Providencialismo
Providencialismo referido al carácter providencial de la concepción historiográfica cristiana, pues los cristianos van a ir configurando una visión universal de la historia de carácter teológico, finalista, con un argumento de fondo que no es otra cosa que la Historia de la salvación de los hombres. Según esto, la Historia no es un transcurrir de acontecimientos sino mucho más, es un proceso que tiene un sentido profundo, un plano determinado por Dios para la salvación de los hombres. El cristianismo por lo tanto presupone la existencia de un plan divino, la providencia que se manifiesta en los hechos humanos. De modo que lo que corresponde al historiador es en primer lugar partir de la fe y luego tratar de interpretar los designios de la divina providencia. Los acontecimientos ocurridos son una especie de arsenal, de almacén del cual se pueden extraer pruebas y argumentos a los que hay que otorgar una credibilidad mediante un acto de fe que permiten interpretar la voluntad divina.
La erudición, por lo tanto, se pone al servicio de creencias que han sido previamente aceptadas, creencias que han sido transmitidas a la humanidad y están contenidas en la Biblia. Los relatos del Antiguo Testamento, y en particular las profecías, anuncian un hecho fundamental, la encarnación de la divinidad, la venida de Cristo para cumplir las profecías. En consecuencia, las acciones humanas en el pasado no pueden permanecer ajenas a la intervención de lo sobrenatural. En cualquier caso sí quedaba en evidencia que la concepción cristiana suponía una ruptura con la tradición tradicionalista grecorromana que sí había cuestionado en ocasiones las leyendas y los mitos. Una diferencia fundamental era que así como la historiografía grecolatina buscaba la explicación de los hechos en elementos internos de la propia sociedad, aplicando un principio de causalidad terrenal, los cristianos tenían una forma de interpretación basados en los designios de la Divinidad, la providencia que explicaba los acontecimientos.


Cronología
Concepción del tiempo y obsesión por la cronología, por la datación exacta de los hechos que tenían interés. La Historia, en cuanto a que era un plan trazado por Dios para la salvación de los hombres, tenía un principio y un final, por lo que tenía ya una concepción distinta que la grecolatina. La Historia se enmarcaba entre Adán y Eva y el Juicio Final. En este tiempo Jesucristo viene y se hace hombre, muriendo para la salvación de la humanidad. Es una concepción lineal que se contrapone a los grecolatinos, concepciones de carácter cíclico, sucesión de ciclos a través de las cuales las civilizaciones se van formando, cayendo y son sustituidas por otras. Ahora bien, en la visión lineal de la Historia del cristianismo los acontecimientos se conciben de forma aislada, casi inconexa, puesto que son producto de la “arbitrariedad divina”, de modo que no tienen una explicación, causas, y no producen efectos que entender, por lo que hay una discontinuidad entre la sucesión de los hechos (no hay encadenamiento entre los sucesos). Es decir, es una concepción lineal, con sucesos importantes pero en cierto modo aislados. Los acontecimientos interesan no porque puedan arrojar luz en las cuestiones terrenales, puedan servir de instrucción para los gobernantes, no para aprender de la Historia, etc, sino que la Historia interesa por la carga simbólica que lleva, los sucesos interesan como signos que el cristiano debe tratar de interpretar, de ahí que el cristiano tiene que conocer la Historia para poder descifrar las profecías y conocer de tal modo la voluntad divina.


Primeros autores
Orígenes (185 – 252)
Impulsa la interpretación alegórica de las Sagradas Escrituras, lo que será la exégesis bíblica (el estudio de las Sagradas Escrituras), parte de la teología que se trata de desentrañar los textos bíblicos. Escribía en griego y tuvo una gran influencia en la formación de la historiografía cristiana. Fue uno de los primeros autores en abordar de una forma ya consciente y sistemática la interpretación de las alegorías y signos que contienen las Sagrada Escrituras. La religión cristiana descansa sobre una base histórica, por lo que los cristianos eran conscientes de que una forma de contribuir al conociendo y al difusión de su religión era hacer Historia. Entre los retos que se planteaban estaba situar la vida de Jesús dentro de la Historia de los judíos, y además mostrar cómo podía encajarse su vida dentro de la Historia general de la Antigüedad. Era fundamental para los cristianos demostrar que Jesús era la persona, el Mesías, en la cual se cumplían las profecías, que les daba sentido, pues esto supone una demostración de que los signos de la Biblia son profecías. Por ello el historiador se ha de dedicar a interpretar estas profecías. Estos signos son textos alegóricos que tienen que ser interpretados, se tiene que dar explicaciones para desvelar el su sentido profundo. El teólogo por tanto ha de convertirse en un historiador, tratando de explicar las alegorías siempre con la providencia. Como muchos de estos signos no pueden contrastarse con otras fuentes de información hay que aceptar las interpretaciones mediante un acto de fe.
Orígenes propone una historia verosímil, que se alcanza a través de un trata miento exhaustivo de la cronología. Se trata de fechar con exactitud para deducir la similitud, de ahí la obsesión por la datación de los hechos, fijar con exactitud, ello es una garantía de similitud. Trató de llevar a cabo un encaje de los acontecimientos de la historia judía y los acontecimientos que provienen de las fuentes paganas, tratan de hacer una especie de historia universal. Representa la cristalización de elementos importantes en el S. III que serían tomados como modelos historiográficos cristianos medievales.


Eusebio (260-340)
Eusebio fue obispo de Cesarea, famoso por haber escrito 2 obras: la Cronografía y una Historia de la Iglesia. La Cronografía dio origen al género de las cronografías (Historia Universal datada). Escrita en griego, traducida al latín y ampliada por Jerónimo, era una especie de Historia de la cristiandad desde Adán y Eva hasta la conversión de Constantino al cristianismo. Eusebio en esta obra utiliza la Biblia como fuente de información, pero también reutiliza la historiografía pagana (como los breviarios), con hechos y acontecimientos que consideraba encajaban bien dentro de su Historia de la cristiandad. Quizá fue el primero en introducir una periodización en esta Historia universal, distinguiendo 6 períodos (idea que después retomará San Agustín):
  • Creación-Diluvio
  • Diluvio-Abraham
  • Abraham- Rey David
  • Rey David-Exilio del pueblo Babilonia
  • Exilio Babilonia-Jesucristo
  • Jesucristo-Juicio Final.
De modo que en esta Historia se compaginarían hechos narrados en la Biblia y hechos de la tradición grecolatina.
Eusebio fue más allá, pues en su preocupación por la cronología, por la datación exacta de los acontecimientos, estableció unas tablas cronológicas comparativas donde trata de sincronizar hechos ocurridos en distintas civilizaciones. Comienza entonces la tradición de fechar los sucesos acaecidos en la Biblia. Esto demuestra un interés y una forma particular de ver el pasado del mundo cristiano.
A Eusebio, y a la historiografía cristiana en general, no le interesa la Historia fáctica. Le interesa todo aquello que tiene que ver con la salvación, la providencia y las profecías. No se trata en el fondo de reinterpretar ni cristianizar la Historia pagana, sino más bien escribir una Historia de la cristiandad en la que también tienen cabida elementos paganos. Por otro lado, sí interesa mucho el pasado remoto, desde la Creación, ya que es una Historia general de la humanidad. No interesan las guerras, pues para la visión cristiana la única guerra es la que se mantiene contra los enemigos de la fe, incluso contra el Demonio, mientras que los únicos acontecimientos que pueden alterar la cristiandad son las herejías.
Otro elemento de la obra de Eusebio es la gran cantidad de información, sobre todo abundancia de documentos, textos que reproduce íntegramente, transcribe e integra en el relato. Son documentos de distinta procedencia, indicando siempre cada uno de donde viene. Decir también que está escrita su obra prescindiendo de la retórica.
Eusebio escribió una obra, la Vida de Constantino, ejemplo de vida de santo (hagiografía), con la finalidad de que sirviera de ejemplo a seguir, de inspiración. La Vida de San Antonio de Atanasio es la obra que inaugura la hagiografía como género historiográfico.


  1. Agustinismo e historia de la Iglesia en la Alta Edad Media
San Agustín (354 – 430).
De San Agustín de Hipona interesa sobre todo su obra La ciudad de Dios (De civitate Dei), donde destaca el sentido providencialista de la historiografía cristiana. En ella configura una Historia universal que fue concebida bajo el impacto que supuso para Occidente el saqueo de Roma por los visigodos (410). Tal hecho provocó una conmoción en el Imperio, y bajo este hecho escribió su obra San Agustín. Los paganos acusaban a los cristianos de ser los responsables de estos hechos, tachándola de religión blanda que había provocado la debilidad de Roma. Pero los cristianos decían que esta decadencia era anterior, venía ya de lejos.
La obra de San Agustín encaja en todo esto, pues sale en defensa del cristianismo, acusando a los cultos paganos de haber corrompido al pueblo romano. La obra de San Agustín trata de establecer una concepción del desarrollo histórico en términos de dialéctica entre las fuerzas del bien y del mal, constante lucha entre la Ciudad de Dios y la Ciudad Terrenal, enfrentamiento que sólo se resolvería al final de la Historia, venciendo la Ciudad de Dios. Los hombres en estos momentos estaban en la Ciudad Terrenal, aunque los cristianos aspiraban a entrar en la Ciudad de Dios, a la que se accedería en el Día del Juicio Final (salvación y resurrección). San Agustín vuelve a introducir en la Historia la visión de Eusebio de la Cronografía, estableciendo de nuevo las 6 edades. En definitiva, La Ciudad de Dios muestra una filosofía de la Historia, una teoría de la Historia, más que entrar en detalles, de insertar acontecimientos como había hecho Eusebio. San Agustín consiguió que un joven, Orosio, realizase una obra complementaria a la suya. Esto se materializa en una obra, la cronografía más difundida en la Edad Media, Los siete libros de historias contra paganos. Se pretendía hacer algo parecido a la obra de Eusebio, pero yendo incluso más allá, aplicando la filosofía de San Agustín a la Historia de la humanidad, apareciendo ya la dialéctica entre la Ciudad de Dios y la Ciudad Terrenal. Esto se concibió como una defensa del mundo cristiano y sus valores.
Después de San Agustín y Orosio los paganos son relegados, imponiéndose la visión cristiana de la Historia.


Paulo Orosio (383-420):
Paulo Orosio fue contemporáneo de San Agustín. No se conoce con exactitud su cronología, pero se sabe que era hispano. Escribió una obra en 7 libros denominada Historia contra paganos. Una obra histórica que representa la concepción práctica de la teoría de San Agustín. Es una defensa del cristianismo a lo largo de la historia y un ataque al paganismo que debe incluirse en la discusión anteriormente expuesta. Culmina la obra de San Agustín.
Su obra es una cronografía o Historia Universal. Su historia empieza con Adán y Eva, tradición religiosa con la que conecta el cristianismo. Fecha muchos acontecimientos, exponiendo los motivos de la victoria del cristianismo, afirmando que la prueba es que los pueblos bárbaros también se están convirtiendo al cristianismo como visión oficial del mundo en sus reinos.
Orosio representa la culminación de la visión cristiana de esta tradición.
En adelante los autores no aportan ninguna novedad, sino que realizan reelaboraciones.


LA HAGIOGRAFÍA y LA HISTORIA DE LA IGLESIA
La Historia cristiana supuso la irrupción de nuevos géneros historiográficos de gran difusión en la Alta Edad Media y en épocas posteriores. Uno de estos géneros es la vida de santos (hagiografías), que es más que una biografía, pues interesan aspectos distintos. La primera obra dentro de la hagiografía es la Vida de San Antonio de Atanasio. En ellas se describen vidas de hombres con grandes atributos espirituales, conteniendo elementos de carácter milagroso, pues se trata de exaltar las virtudes espirituales y servir de modo de vida ejemplar, sin destacar los elementos mundanos o terrenales.
Otro género que también se difunde bastante es la vida de obispos, abades y priores que hicieron una labor destacada en el gobierno de la comunidad cristiana. Aquí ya no aparecen los elementos milagrosos (en tal caso serían santos), centrándose en la Historia de los monasterios, conventos… aunque sí destacan las virtudes espirituales de estos individuos. Están más cercanos a temas mundanos, como legitimar las sedes episcopales, red de episcopados que la Iglesia está extendiendo por todo Occidente (competencia por ser sede). También en el caso de las historias monásticas se intenta legitimarlos en una época en la que ya empiezan a competir entre ellos, incluso en cuestiones de rentas (temas mundanos).
La Iglesia se va consolidando, se van formando obispados, pasando a ser la comunidad del cristianismo, un grupo más sólido que en épocas pasadas. Surge entonces la Historia eclesiástica o Historia de la iglesia. Aparece el concepto de Iglesia ecuménica, apareciendo el concepto de jefe supremo, el papa, y celebrándose concilios y sínodos para tratar asuntos espirituales, administrativos y económicos. Esto hará que se vayan elaborando toda una serie de textos sagrados que complementan a los tradicionales del mundo cristiano (Antiguo Testamento, Evangelios, Nuevo Testamento). Nos referimos a las actas, las epístolas, el derecho canónico, toda una masa documental relacionada con la Iglesia que sirve para la plasmación de la Historia de la Iglesia. Esto hace que los textos de la Iglesia sean considerados textos importantes, sagrados, conformando una visión única que tiene validez. Aparece una autoridad que declara la validez de los mismos, la versión autorizada u oficial de las sagradas escrituras y textos religiosos, surgiendo una especie de ortodoxia. Es una época en la que la Iglesia se va consolidando.


  1. Monarquías e historias de los primeros reinos cristianos
Todo esto manifiesta una hegemonía indiscutible de la visión cristiana en todos los niveles de conocimiento, viéndose el paganismo abocado a la marginación. Hasta los pueblos bárbaros que invaden el Imperio Romano acaban adoptando el cristianismo. Destaca entonces otro género relacionado con la Iglesia, la Historia de los incipientes reinos cristianos. La constitución de la Iglesia, junto con la desintegración del Imperio Romano y su sustitución por incipientes reinos de origen germánico, hace que surja un nuevo género que narra las historias de estos reinos desde una interpretación cristiana y providencialista. Estas historias son una combinación de 3 elementos: historia bíblica, historia de las nuevas sociedades bárbaras cristianizadas e historia de los tiempos remotos en que estas sociedades bárbaras eran paganas.
Va a surgir en íntima conexión en este modo de sentir la Historia, las denominadas historias nacionales: las historias de los reinos cristianos. Se van a desarrollar en la Edad Media como consecuencia de la institucionalización de esos reinos en lo que antes fue el Imperio romano.
Estas historias van a tener un denominador común: mantenerse dentro de la tradición providencialista, tratando de combinar las historias universales con las historias particulares de los territorios en donde se desarrollan esas nuevas monarquías. Se va a producir una síntesis entre la Historia sagrada, pero luego se van a especializar en narrar aquellos acontecimientos importantes en esos lugares.


Vamos a ver algunos ejemplos:
Historia del pueblo franco
Gregorio de Tours (538-594)
Son historias de naciones de ese pueblo. Esta historia se debe a Tours: La Historia de los Francos. Es una Historia global del pueblo franco desde su asentamiento en las Galias, pero también a épocas anteriores, ya que se remonta al Antiguo Testamento. Tours hace un intento de datar los acontecimientos que aparecen en las sagradas escrituras:
  • Llega a proponer que la creación se remontaba a 5774 años.
Su historia es la Historia del pueblo de Dios. Ese pueblo de Dios que se ha instalado en las Galias y que ha dado lugar al pueblo franco.
Historia en la que destaca la divinidad, sus agentes (obispos, reyes…). Tours originó un género que luego tuvo seguidores en distintos territorios:


San Isidoro de Sevilla (560-636)
Hizo algo parecido con la Península Ibérica y los visigodos. De él destacan Las Etimologías o La Historia de los godos, vándalos y suevos.
En La Historia de los godos, vándalos y suevos, lo que hace San Isidoro es trazar la historia de la Península Ibérica remontándose a épocas anteriores, pero centrándose sobre todo en la etapa posterior de la caída del Imperio Romano. Aquí aparece sobre todo historia eclesiástica (historia de los concilios), también aparece historia política (da información sobre cuestiones institucionales, pero bajo una visión providencialista).


Beda de Durham (675-735)
Conocido como el venerable. Autor de una Historia de los Anglos. Los anglos que se asentaron en las islas Británicas, a los cuales los entronca con una historia providencialista. Da también hechos históricos sin más.
Escribe la obra de Historia Eclesiástica de la nación de los Santos. Beda es más riguroso con las fuentes que Tours o San Isidoro.


Paulo Diácono (720-800)
Hace una historia de los lombardos, en el siglo VIII Italiano.
Paulo Diácono nació en Friuli, en el seno de una familia noble lombarda. Recibió una educación excepcional, quizá en la corte del rey lombardo en Pavía. Probablemente fue secretario del rey Desiderio.
Vivió en la corte de Benevento, quizá refugiado cuando Carlomagno tomó Pavía en 774, o posiblemente desde antes. Entró en un monasterio del lago de Como, y antes de 782 residía en Montecassino, donde conoció a Carlomagno. Sus obras literarias tuvieron mucha fama, y llegó a ser un personaje muy influyente en el llamado renacimiento carolingio.
Su obra principal es Historia gentis Langobardorum (“Historia de los lombardos”), donde combina historia eclesiástica y civil de este territorio al norte de Italia. Es una historia incompleta en seis libros, escrita después de 787 y antes de 795 o 796, quizá en Montecassino. Trata de la historia de los lombardos desde 568 hasta la muerte del rey Liutprando en 747.
De la misma época es su Historia romana, continuación del Breviarium de Eutropio.
También escribió una Gesta episcoporum mettensium (historia de los obispos de Metz) hasta el año 766. Se le atribuye una biografía del papa Gregorio Magno. Asimismo, escribió muchas cartas, versos y epitafios.


Gracias a estos autores van a surgir algunos mitos, de marcado carácter nacional. Ejemplo: Santiago, los caballeros del rey Arturo, etc.
Es una corriente que se centra en la Historia de los reyes, pero dentro de la concepción providencialista. Era una Historia nacional, de reinos, con formas de narrar muy similares a las cronografías.


  1. Las crónicas y su función legitimadora
Todo esto va a comenzar a cambiar algo cuando traspasamos el primer milenio. Van haciendo aparición algunas novedades, otros géneros, empiezan a desarrollarse elementos que en la Alta Edad Media comenzaron de forma embrionaria y que ahora se van a desarrollar. Se puede establecer una diferenciación entre la Alta Edad Media y la Plena Edad Media y Baja Edad Media, y que tienen que ver con la aparición de elementos de fuera del marco de la historia. Por ejemplo:


  1. Elementos de innovación: lenguas romances, tomismo, las universidades
Va surgiendo un tipo de intelectual al margen de la Iglesia, un intelectual laico, al que le interesan otras cuestiones además de solo las relacionadas con la Iglesia. Estamos hablando de un tipo de cristiano que se preocupa de cuestiones que están al margen de la religión. No es contradictorio que algunos intelectuales laicos sean también religiosos, lo que no quita que realicen obras de carácter laico.
Esto tiene que ver con el surgimiento de las universidades. Éstas nacen gracias a la Iglesia, y el poder temporal las impulsará.
En definitiva, podemos decir, que la cultura empieza a secularizarse muy tímidamente, pero ya hay elementos de secularización.
Otro elemento importante que influye en esta época en el desarrollo de la historiografía cristiana es la aparición de las lenguas vulgares. Hasta ese momento el latín era el idioma universal. Con la aparición de las lenguas romances, el latín empieza a desquebrajarse; ese internacionalismo también empieza a romperse.
Es la época también de las cruzadas. Las cruzadas tienen mucho significado. Por un lado siguen siendo la lucha contra el infiel (que no es lo mismo que la lucha contra el pagano), es decir, el musulmán, y por tanto la defensa de la cristiandad frente a otra religión monoteísta. Las cruzadas tienen también la vertiente de expansión de dominio territorial, ampliando el horizonte cristiano. En la Península Ibérica hablamos de una cruzada interior.
Íntimamente ligado al ideal de cruzada está el ideal caballeresco. Los héroes de las cruzadas son los caballeros. Si a esto sumamos la consolidación del feudalismo (teoría de los tres órdenes), entonces el ideal caballeresco se refuerzo todavía más y de los valores que le están asociados. Otra vertiente más de las cruzadas es el aspecto exótico; en las cruzadas se entra en contacto con otro mundo.
Todo esto contribuye al enriquecimiento de la historia, y de la aparición de otros géneros. Avances que van experimentando algunas de las monarquías feudales.
Todo esto imprime al conjunto historiográfico un cierto dinamismo que produce nuevas formas de acercamiento al pasado. Esto quiere decir que la visión providencialista convive con estas nuevas formas. Ejemplo:


Aparición de las crónicas
Desarrollo. Las crónicas es un término que en la época tenía dos significados:
  • La crónica como relato del presente, de lo que está ocurriendo en la actualidad. Informar, dar noticia de algo.
  • La crónica entendida también como relato del pasado, y es entonces cuando se identifica con la historia. Este es el significado mayoritario que se asimiló en la época.
La crónica aborda varias facetas:
  1. Crónicas reales
Son crónicas de los reyes y de los reinados. Son historias de los acontecimientos más importantes de un reinado o protagonizados por un rey, que hay que diferenciar con estas historias de los reinos cristianos (lo que contaban Isidoro o Tours); el objetivo y el método historiográfico son distintos.
Las crónicas tienen un origen anterior, pero es ahora cuando se van a desarrollar.
En la Península Ibérica es precisamente donde empiezan gran parte de las crónicas, por ejemplo: las Crónicas de los reyes astures y leoneses (Crónicas Alfonsinas también llamadas; siglo IX). Son crónicas que refieren acontecimientos importantes durante los reinados, por tanto son historia. Pero las crónicas se desarrollan sobre todo posteriormente, ejemplos: La Crónica de de Jaume I, la Crónica General de España de Alfonso X (siglo XIII), las grandes crónicas francesas (elaboradas por los monjes de la abadía de Saint Denis). Son historias de los reinados, de los reyes.
  1. Crónicas caballerescas
La crónica real tiene también su paralelismo en las crónicas caballerescas, que se centran en la figura de un caballero, y que es el protagonista de los hechos que allí se narran (no son biografías).
  1. Genealogías
Una variante de estas crónicas caballerescas serían las genealogías. El protagonista ya no es el caballero en sí mismo, sino el linaje de donde procede el caballero, y en el cual éste es un representante destacado. Los protagonistas son todos. La genealogía trata de destacar la antigüedad del linaje. De modo que muchas de estas genealogías pueden remontarse hasta los tiempos bíblicos.
Las genealogías tienen el objetivo de la promoción del linaje, que permitirá el ascenso social.
  1. Crónicas Urbanas
En relación con todo esto también aparece otro tipo de relato, en el que los protagonistas ya no son tanto las personas, sino las ciudades. Son las crónicas urbanas, locales. Son similares a las genealogías y a las crónicas caballerescas porque quieren transmitir los mismos valores: el honor, la valentía, la antigüedad, y el destacamento de los hijos ilustres de una ciudad. También tenían una utilidad práctica igual que las genealogías: que la ciudad en cuestión obtuviera privilegios por parte del monarca, así que era habitual que estas crónicas urbanas sirvieran para conseguir la capitalidad del territorio o una posición de preeminencia sobre otras ciudades.


Todo este gran género que se desarrolla ahora no dejaba de estar relacionado con la historia religiosa y cristiana. En las genealogías era muy frecuente la aparición y la intervención de la divinidad. Los santos o la Virgen intervenían para ayudar a estos caballeros o reyes.
Todo esto contribuyó algo en renovar el panorama historiográfico.


Tomismo
Además de esto, durante la época también habría que destacar la aparición gradual de nuevas formas de llevar a cabo la historia providencialista, nuevos enfoques del providencialismo. Esto viene dado por el descubrimiento en Occidente del aristotelismo, bien directamente por los griegos o por versiones ajenas (como pasó en la Península Ibérica con Averroes, el cual hizo una versión sobre los planteamientos de Aristóteles; escuela de Traductores de Toledo). Ahora empieza a descubrirse las posibilidades de el racionalismo griego para hacerlo compatible con los providencialista. Se trata de hacer compatible la fe y la razón.
En este contexto es en el que se desarrolla la escolástica (Santo Tomás de Aquino, San Alberto Magno, etc), pero la importancia que tienen los escolásticos es que imprimen unos rasgos racionales al providencialismo. En consecuencia van a contribuir a depurar al discurso providencialista tradicional de algunos elementos que eran demasiado irracionales. A partir del siglo XIII-XIV la historia providencialista se escribe de otra forma, con menos elementos fantásticos.
Esto afecta en general al ámbito de la cultura y también de la historia. Pero especialmente afecta al ámbito de la Teología. Algunos ejemplos de autores:
Guillermo de Conches (principios del siglo XII)
Escribe una Filosofía del Mundo, donde trata de explicar de nuevo desde otros puntos de vista aquellos pasajes bíblicos que él considera irracionales, para proponer otros distintos con más racionalidad, pero sin apartarse de la fe.


Pedro Abelardo (primera mitad del siglo XII)
El cual dice que la Providencia ha trazado un plan, ha creado un orden divino, pero ese orden divino puede ser aprehendido racionalmente. Por tanto la historia aunque se rija por los principios divinos, es explicable.

Adelardo de Bath (primera mitad del siglo XII)
Hace traducciones de obras griegas en versiones árabes al latín, abriendo una vía de interpretación de la cultura. Escribió Cuestiones Naturales, con una razón humana para explicar la divina. La obra de Dios, la Creación y el hombre se ordenan de una forma, con una lógica interna, que se puede desentrañar por la razón humana. En su obra aparecen discusiones teológicas acerca de la libertad humana, el libre albedrío, preguntándose hasta qué punto está todo determinado por Dios.

Joaquín de Fiore:
Propone una interpretación distinta de los textos y profecías, criticando la periodización en 6 edades de la Humanidad, proponiendo otras edades y cuestionando el orden social y el papel de la Iglesia. Propone una utopía y una nueva moralidad. Es un precursor de las utopías sociales. Tuvo gran influencia en la orden Franciscana, pero en lo que respecta a la historiografía no hace cosas importantes.

Como consecuencia de la aplicación de la razón a estos temas tenemos el cuestionamiento del orden social, desviándose de la visión oficial de la Iglesia, derivándose en heterodoxias y herejías.

Algunos de estos intelectuales también llegaron a hacer relectura de las sagradas escrituras desde posiciones casi hieráticas, y proponiendo alternativas que rayaban en la contestación social. Es la época también de la posición de las utopías.


BIBLIOGRAFÍA:
  • El máximo especialista sobre el tema es el francés: Guenée
    • El oficio del historiador en la Edad Media
    • Política e historia en la Edad Media
  • Otro francés: Lacroix
    • El historiador en la Edad Media
  • Bibliografía en Castellano.
  • Orcástegui
  • Esteban Sarasa
    • La historia en la Edad Media. Historiografía e historiadores en la Europa Occidental
Para el tema de las Cronografías:
  • Galán Sánchez


Texto de Otón
Obispo de la ciudad alemana de Freising. Vivió en la primera mitad del siglo XII. Crónica o historia de las dos ciudades.
Texto que se inspira en San Agustín; es una especie de cronografía (intento de hacer una historia universal). Nos interesa especialmente su prólogo: empieza diciendo que el sabio debe ir más allá sin vincularse a las cosas temporales. Es más debe separarse de aquéllas mediante el uso de la razón.
Es verdadero sabio no se conforma con las cosas mutables, sino con la eternidad. Ésta es la ciudad de Dios, Jerusalén. La ciudad temporal, terrenal es Babilonia (referencia dualista clara a San Agustín).
Ya que muchos de los gentiles (los paganos) escribieron mucho sobre la ciudad del diablo (Babilonia), dejaron al juicio de los nuestros (cristianos) la tarea de relatar las miserias humanas…


























FIN DEL TEMA 3










TEMA 4. RENACIMIENTO Y BARROCO
¿Cuándo empieza el Renacimiento? ¿Cuándo empieza la Edad Moderna? Depende de la vertiente que estemos estudiando.
Podemos decir que el Renacimiento empieza más o menos en el siglo XV, y llega hasta el siglo XVII, siglo en el que se desarrolla el Barroco.
  1. Humanismo y renovación del panorama historiográfico
Vamos a hacer un repaso de las novedades, pero siendo conscientes de que lo que había en la Edad Media no desaparece en la Edad Moderna, sino que hay una continuación y nuevos desarrollos. Los caminos siguen, pero aparecen nuevas vertientes.
Vamos a recordar algunos elementos novedosos que influirán en la producción historiográfica:
La invención de la imprenta (segunda mitad del siglo XV). Invento importante que afectará a la difusión de las ideas, y por tanto a la Historia. La imprenta tiene muchas consecuencias, pero interesan especialmente dos:
  • Permite una ampliación de los destinatarios de la cultura, que hasta ese momento estaba restringida a los clérigos. De todas formas el índice de alfabetización era muy bajo, por lo que igualmente los que accedían a los libros fueron pocos.
  • Se diversifica la demanda de temas, por los que los productores de ideas se diversifican. Por lo cual hablando de Historia, ya no solo se realizará la Historia que interesaba a clérigos o cortesanos. Se empieza a hacer distintos tipos de Historia que satisfagan a esa demanda. Es decir, se diversifica el receptor y el productor de la obra histórica.
La nueva valoración del hombre y las capacidades humanas (Humanismo Renacentista). El hombre va adquiriendo protagonismo en general, en todos los campos de la cultura. Ahora el protagonista de la Historia ya no es solo la Providencia, sino también el hombre y las acciones humanas. Por lo tanto los elementos fantásticos quedarán en un lugar secundario.
Esto va a acarrear una cierta liberación de la Historia con respecto de la Teología (que era lo que había primado en época medieval). Se romperán algunas ataduras (aunque todavía la tutela). Aunque caerá bajo la tutela de la política. La Historia aún no es una rama del conocimiento independiente.
¿Qué significa que la Historia se subordina a la política? Que muchos de los que escriben Historia son políticos (igual que sucedió en Roma), o trabajan en ella, tienen que legitimar acciones, etc de modo que es muy difícil distinguir cuándo se trata de un discurso político o histórico.
Este tipo de historiografía tratará entonces de legitimar las formas de poder constituidas, y éstas tienen que ver a su vez con las nuevas formas de poder. Estas nuevas formas de poder son el Estado Moderno (monarquías autoritarias; las monarquías del Antiguo Régimen son monarquías patrimoniales, y se rigen por las reglas de los mayorazgos, así que la monarquía hasta la época constitucional es incompatible con el Estado). Hay que legitimar entonces esta nueva forma de poder u otras formas (como sucedió en las ciudades-estado de Italia).
Los historiadores son consejeros de los reyes con mucha frecuencia. Y muchas de las Historias que se escriben se hacen por encargo (esto no ocurría en la Antigüedad clásica, sino más bien por amor al arte, era más libre).
La admiración y descubrimiento de los clásicos de la Antigüedad grecolatina. Este descubrimiento tenía muchas facetas que implicaban a la tarea del historiador. De pronto se dieron cuenta que en la Antigüedad había muchos elementos válidos a pesar de ser paganos (formas discursivas). Esto implicaba varias cosas:
  • Llevar a cabo una labor de traducción y divulgación de estos clásicos. Traducir a un clásico era una operación delicada, y para que esa operación resultara útil había que aplicar las técnicas de los críticos filológicos (porque no se puede hacer una traducción sino media antes una crítica filológica, ya que durante la Edad Media se había hecho de todo con los originales por parte de los copistas, de forma consciente o inconscientemente).
El desarrollo de la crítica filológica permitió entender la Historia en su contexto. Lo primero que hacía el filólogo era tratar de saber en qué época y en qué circunstancias se redactó el texto.
La admiración por los clásicos suponía también la imitación (porque era el ideal). Efectivamente la historiografía del Renacimiento trata de imitar la historiografía romana en los dos sentidos: en las formas discursivas y en los temas. Los temas que interesaron a los romanos también interesaron a los hombres del Renacimiento (batallas, hechos importantes, reinados, etc). La antigüedad clásica proporcionó también al Renacimiento las formas discursivas (el latín); el latín se consideró siempre la lengua culta.
También se imitaron las formas retóricas: la retórica y la oratoria se recuperan (a la historiografía cristiana no le habían interesado).
La recuperación del mundo antiguo se manifiesta también en la forma de concebir el tiempo, es decir, dentro de la linealidad heredada de la Edad Media, sin que fuera incompatible, se da una importancia creciente a los ciclos. Esto quiere decir que la interpretación de las profecías pierde un poco de sentido (según la historia lineal de que la Historia se repite). Ahora la valoración del tiempo toma conciencia de los ritmos, de los tiempos, de la periodización, de los ascensos y caídas…Ahora se dan cuenta de que están en una época nueva, la Edad Moderna, y lo que había antaño era la Edad Clásica; lo que queda en medio es la Edad Media, una edad oscura, de ruptura.
Lo antiguo adquiere un valor como guía y prueba de modernidad, de modo que para ser moderno había que ser antiguo.
La aparición de los anticuarios. El valor que se le da a lo antiguo, llegó incluso a trascender esta utilidad pragmática. Es la época en la que aparecen los anticuarios, los cuales recogen cosas antiguas para deleitarse, no por la utilidad o la sapiencia que puedan transmitir. Es la época donde se empieza a germinar la Arqueología. Esto afectó a la Historia en la medida que puso al historiador una serie de materiales, documentación que más tarde utilizarían (no lo hicieron los historiadores de esa época). Epigrafía, Numismática…
Todo esto también trajo consigo avances en la Cronología, como disciplina que se ocupa de la datación correcta, el arte de verificar las fechas. ¿Qué garantizaba que algo era antiguo? Una técnica que permitiera datar. Así que el desarrollo de los anticuarios se relaciona con la aparición de la cronología.
En relación con todo esto está también la erudición. Eruditos había habido durante las épocas anteriores (aunque entendidos de otra forma, si bien todos acudían a los textos). El erudito, se interesa por buscar y agrupar textos sobre determinados temas. Y ahora ya, con la intención de darles una utilidad (aunque sea para hacer una discurso). ¡Ojo! El erudito no es el historiador. El erudito es el que recopila y busca textos, y no pasa de ahí; si lo hace y entra en el terreno de la interpretación ya pasa a la Historia. No le compete al erudito hacer interpretaciones.
También influye en esta época la aparición de la Historia de los Reinos Cristianos, que ahora se hacen más evidentes y se desarrollan, precisamente por el surgimiento de las monarquías autoritarias. Todo esto tiene que ver también con la ruptura de la cristiandad, así como la crisis de las ideas unitaristas y universalistas (la idea de Imperio).
Reforma protestante, con ésta se rompe la unidad de Europa. Esto, ¿qué repercusiones tiene en la producción historiográfica? Muchas:
  • Se harán discursos de los militantes a favor o en contra de una u otra corriente.
  • Se harán historias eclesiásticas acordes con las formas de entender la cristiandad, en función de la Reforma o la Contrarreforma. Ambas harán historia desde el mismo origen; se tendrá que reescribir la historia de la Iglesia, pero ahora con el objetivo de legitimar cada una de las dos posiciones.
Todo esto afectaría a la práctica de la Historia.
El descubrimiento de América. La expansión del mundo conocido, resulta que ahora hay otro mundo. Dentro de la cosmovisión cristiana del mundo es una sorpresa encontrase con otro mundo; había que encajar esa existencia del Nuevo Mundo con la cronografía cristiana.
  • Esto también afectó a la Historia. Nuevas formas exóticas de organización política, nuevas formas de explotación de recursos, etc. Y el historiador tenía que dar cuenta de esta nueva realidad.
  • Aparecen nuevos temas históricos: las crónicas de Indias. Hay que explicar cómo se organizaban, su pasado, etc Aparte de generar temas teológicos.
Caída de Constantinopla y avance de los turcos. Se produce la caída de Constantinopla y el avance de los turcos, con la consecuente dispersión de intelectuales que se consideran guardianes del conocimiento griego y oriental, trayendo consigo a Occidente parte de ese saber.


Las Guerras de Religión, que supusieron la radicalización de posturas, con excesos cometidos por ambas partes. Cada una de las partes buscó argumentos en la Historia para justificar sus posiciones.
Vamos a ver algunos nombres y ejemplos, ejemplos que de algún modo tuvieron trascendencia y repercusiones de forma posterior.


  1. Los florentinos y sus reflexiones histórico-políticas: Maquiavelo y Guicciardini
ITALIA
Lo más representativo del Renacimiento italiano fue: Florencia. Fue la república más floreciente, donde el poder político de la ciudad-estado era fuerte, etc. La vida política florentina fue muy dinámica, y fue allí el lugar donde la historia se hermanó con la política por primera vez. Historiografía florentina con cierta identidad, y que supone una cierta ruptura con la tradición medieval, porque no se basa en el providencialismo, sino en el utilitarismo, como experiencia del pasado que puede iluminar el presente y servir para la lucha partidista. Aquí aparece también el historiador laico, y no solo laico, sino también cortesano, vinculándose al mundo de la política. Son escritores que hacen Historia, pero la hacen como políticos, como personajes que ocupan cargos en la administración.
Autores
Bruni (1370-1444)
El primero de los escritores en escribir acerca del pasado. Canciller de Florencia.
Nos interesa su Historia del pueblo florentino. Es algo más que una crónica medieval urbana, porque es una historia de Florencia y de los florentinos. Y sobre todo por el enfoque, que no se trata sólo de enaltecer la grandeza de la ciudad, en realidad contiene también reflexiones de la ciudad-estado, estableciendo una similitud con la nobleza de Roma. Hay una admiración por ese legado cultural greco-romano, una admiración por los escritores latinos y una voluntad de imitar esa forma de imitar la historia. De modo que Florencia es la heredera de Roma. La obra está escrita en latín clásico, que recuerda al estilo de Tito Livio, incluido los discursos, también aparece el uso de la retorica como discurso histórico.
Esta obra marca un antes y un después en las crónicas urbanas. Es una historia también con una apoyadura documental e informativa importante; ya que no solamente se basa en fuentes de carácter religioso, sino que además le interesan algunas crónicas florentinas medievales. Las fuentes de información son fuentes narrativas, crónicas medievales más que fuentes de primera mano. Es una obra que se aleja bastante de la visión providencialista que imperaba en las crónicas urbanas medievales.
Por lo tanto, Bruni marca un punto de inflexión en la construcción de las crónicas de ciudades (aunque Florencia fuera una ciudad estado).


Maquiavelo (1569-1527)
No fue exactamente un historiador, aunque escribió de historia, como Las historias florentinas (no tan ambiciosa esta obra como la de Bruni). Maquiavelo nos interesa por lo que supone en sus influencias políticas.
Maquiavelo fue el prototipo del político, habla y se relaciona con la historia, y encuentra que la historia es una herramienta útil para el político. El pasado proporciona modelos a seguir para obrar con acierto en el presente, y para ello él buscaba la construcción de un cuerpo doctrinal sobre la política elaborada a partir de las lecciones del pasado.
El príncipe, es su obra cumbre. Es una obra donde traza el perfil de lo que debería ser el monarca ideal, con una finalidad evidentemente pragmática, donde le atribuye una serie de rasgos a perseguir para convertirse en el conductor y líder y sobre todo para mantener el poder.
Lo que nos interesa de Maquiavelo, es que con esta obra marca un punto de inflexión de lo que fueron las concepciones e ideales políticos. Desde el mundo Antiguo, la política se entendía como una disciplina vinculada de la moral, hasta que con Maquiavelo se disociaron estas disciplinas. A partir de Maquiavelo, dentro de la interpretación cristiana, la política tiene unas connotaciones que la hacen una disciplina autónoma; la política obedece a su propia lógica, y esas reglas y lógicas no hay que buscarlas en la teología y la moral, en todo caso en la propia política o en la historia.
El gobernante tiene que regirse por tanto, por otros principios (pueden coincidir o no con la moral) diferentes a los de la moral. La historia es la que enseñaba, no la religión (y la moral formaba parte de ella).
Maquiavelo iba buscando de algún modo, una especie de sistema que permitiera dar cuenta de una forma general de cuáles eran estas leyes de la política, y también quería ver en la historia una especie de lógica propia fuera de la teología. No hay que olvidar también una obra de Maquiavelo igualmente de cierta importancia: Discurso sobre la primera década de Tito Livio; no es exactamente una historia de Roma, sino que es otra cosa, pero es donde él establece esa relación intensa entre la Historia (en este caso, para él) y la política.
Maquiavelo en sus Historias Florentinas, aunque sí que llevó a cabo una labor como historiador, fue más bien una obra de “recreo”. El material que utiliza son las crónicas.
Maquiavelo por lo tanto, fue un personaje importante, con un reconocimiento ya en la época. Pero si hubiera que destacar el historiador más importante de Florencia sería a:


Guicciardini (1483-1540)
Sí se tomó en serio su labor de historiador. Se propuso llevar a cabo dos obras:
  • Historia de Florencia
  • Historia de Italia
Con Guicciardini ya estaríamos casi en un precedente de historiador nacional. Aparece una cierta conciencia de relacionar las historias de las repúblicas italianas, que tenían una tradición común, una forma de organización parecida, etc. Él consideraba la superioridad de esa Italia culta y civilizadora sobre las monarquías bárbaras (como la francesa y la española), que frecuentemente tenían que hacer frente a los intentos de invasión de estas monarquías bárbaras. Y esto es así porque él considera también que las repúblicas italianas, con Florencia al frente, son las herederas del Imperio Romano.
Sus dos obras, fueron muy leídas ya en la época.
En realidad la Historia de Italia es una especie de historia de Europa. Entonces se puede entender como una obra en clave casi nacionalista.
Su planteamiento historiográfico difiere bastante del de Maquiavelo. Guicciardini no creía en la posibilidad de alcanzar un planteamiento global de los hechos políticos apoyándose en la h. él creía más en el discurso de los hechos concretos. Él también daba importancia a algunos factores contingentes: el azar, la suerte, la fortuna…él trataba de explicar los acontecimientos atendiendo a los factores que intervenían en esos acontecimientos.
También introduce reflexiones, como era propio de los historiadores clásicos.
Su obra, sobre todo la Historia de Italia, fue muy leída y difundida, sobre todo en los siglos XVII y XVIII.


Lorenzo Valla (1407-1457)
Aunque no fue estrictamente florentino (era romano), trabajó al servicio de Alfonso el Magnánimo.
También escribió alguna obra propiamente de Historia, en este caso una biografía (al uso): La vida de Fernando I de Aragón (padre de Alfonso V). Biografía donde narraba rasgos de su carácter, destacaba anécdotas, era apologética, etc.
Nos interesa Valla como comentarista y divulgador de la obra de Herodoto, Tucídides, pasando por Tito Livio. Es decir, conocía la importancia de los historiadores grecolatinos, hace estudios filológicos de sus obras, las divulgó. Fue el creador de la crítica filológica aplicada a los textos históricos, a los documentos (documentos en sentido amplio). Estableció una técnica para el análisis filológico de estas obras que permitiera discernir a través del análisis crítico los elementos originales de las interpolaciones, añadidos que había en los documentos y detectar sobre todo los anacronismos (vertiente práctica, ya que los documentos podían haber sido alterados o ser documentos falsos).
Valla logró a refutar uno de los argumentos cumbres que tenía el papado para legitimar el poder de la soberanía temporal en un territorio: La proclamación de Constantino; Valla determinó que era falsa, esta obra que era la que legitimaba el poder del papado.
Su importancia no es la de haber desarrollado o la metodología histórica, pero sí haber aportado un instrumento muy eficaz: la técnica filológica puesta al servicio del historiador. A pesar de que apareciera la imprenta, siguieron haciéndose copias a mano de las obras, y por l tanto se podían seguir manipulando.


En Italia empieza a hacerse una historia más nacionalista. También en otros territorios tiene una aceptación esta forma de hacer la historia, pero amoldadas a una idiosincrasia propia de cada estado o monarquía. De modo que también, en Francia, Inglaterra o España se dio esto, así como sus aportaciones.


  1. L’histoire parfaite” en la Francia renacentista
En Francia durante el Renacimiento también se observan muchos de los rasgos de Italia. Pero si hubiese que centrarse en lo específicamente francés durante el Renacimiento, quizá habría que mencionar la propuesta de la Historia Perfecta. Era una propuesta que quería esperar de la Historia algo, hay nuevos planteamientos que pretenden una Historia Total, en la medida en que podía serlo. Vamos a ver sus representantes. No es la versión francesa del renacimiento italiano, sino algo especifico que sucede allí.
La Historia Perfecta era una propuesta que se plantea introducir puntos de vista metodológicos nuevos y horizontes históricos de carácter más global, es decir, ofrece una propuesta de Historia comparada, de Historia de las civilizaciones occidentales, que vaya más allá de la Historia nacional. Esta Historia Perfecta de algún modo era algo que se reclamaba desde el campo del conocimiento en el campo de la Historia. era algo en la línea de Maquiavelo. Se trataba también de acudir a las fuentes tratando de buscar generalidades, de utilizar métodos comparativos, tratar de llegar a una cosmovisión más universalista…pero de forma alejada al providencialismo. Autores:


Jean Bodin (1530-1596)
Procede precisamente del campo de la teoría política. Teórico del Estado Moderno (mediante el concepto de soberanía). Durante mucho tiempo se le consideró como el que había formulado la teoría cuantitativa del dinero (el alza de precios). Hasta que los historiadores españoles descubrieron que fueron los teólogos de la escuela de Salamanca.
Escribió Seis Libros de la República y Método para facilitar el conocimiento de la Historia.
El Método para facilitar el conocimiento de la Historia es un libro poco conocido, porque durante la Ilustración fue sobrepasado y aportaba poco. Él apuntaba visiones acerca de la Historia y quería facilitar el camino a otros. En la cual lo que trataba era encontrar las claves que le permitieran sintetizar la diversidad histórica a un discurso que fuera inteligible, donde pudiera basarse en una especie de resumen. Él proponía en realidad que en la Historia había un conocimiento verdadero, lo que pasa que había que extraer unas conclusiones, lo que era muy difícil. Él estableció tres niveles:
  • La Historia humana. La que atiende a las acciones llevadas a cabo por los hombres (por lo tanto no es esa Historia providencialista). Estaba muy relacionada con la Historia sagrada.
  • La Historia sagrada. La identificaba con el terreno de la teología. El providencialismo tenía su razón de ser en esta parcela.
  • La Historia natural. La identificaba con la filosofía, una especie de Historia de las ideas, de las concepciones del concepto de naturaleza, entendido próximo al concepto de metafísico (el que está más allá del mundo físico).
3 partes de la Historia que se ocupan de cosas interrelacionadas pero distintas. Él entendía que había que unir estos tres campos para construir un discurso inteligible. Él consideraba que el clima era fundamental, al menos para explicar la Historia humana. Él entendía la Historia desde un cierto determinismo medioambiental climático que orientaba en una dirección el destino de las sociedades.
También concede una gran importancia a lo que considera regulaciones aritméticas que se dan a lo largo de la Historia y que se puede ver por medio del estudio de los astros, con lo que podría realizar una Historia Universal, que no sea eurocéntrica, incluyendo ya el Nuevo Mundo.


La Popelinière (1540-1629).
A diferencia de Bodin, solo fue conocido por haber escrito la obra: La idea de la Historia realizada (1599). En la que claramente venía a reivindicar la necesidad de una Historia comparada. Una Historia que dé cuenta de las similitudes y diferencias entre las distintas civilizaciones y que no aborde su estudio de una forma aislada. El objetivo era dar una visión general.
En las consideraciones que hacía La Popelinière daba la idea de que hay que ser consciente del relativismo de los conocimientos que tenemos acerca del pasado. Pero esos conocimientos que obtenemos a través de los libros de historia y que nos hablan del pasado relatan hechos que hay que entender dentro del contexto en que han sido elaborados esos conocimientos, es decir, no sólo hay que conocer lo que relatan esos libros, sino conocer también que el contexto en que vivieron los que relataron esos libros. Es algo muy novedoso: es en realidad una Historia de la historiografía.


Las Guerras de Religión
Las Guerras de Religión en Francia produjeron literatura histórica, pues ambos bandos acudieron a la historia para legitimar sus posiciones.
En el caso de Francia, aparece una Historia nacionalista:
Pasquier: Pasquier Olivier escribe sobre El pasado de Francia en la línea del Galicanismo donde hace unas consideraciones sobre la Historia de Francia, donde inserta también historias legendarias sobre si los francos descienden de Troya. La finalidad era la de crear un sentimiento galo.
Hotman: Françoise Hotman era calvinista, por lo que ofrece en su obra: La Franco-Galia, una versión adaptada la Historia de Francia, el nacimiento de la nación francesa, comprometida con posicionamientos religiosos o políticos propios de la Francia de las Guerras de Religión.
Esto sería lo más importante de la aportación francesa durante el siglo XVI. Luego en Francia se siguió cultivando la Historia; una Historia nacionalista, una Historia comprometida en uno y otro bando en las Guerras de Religión…No muchas más innovaciones.


INGLATERRA
También se va a producir una Historia erudita, vinculada a la monarquía, una Historia vinculada al anglicanismo, una Historia de exaltación igual que en Francia. Hay Historia de Escocia, hay unos anales de Inglaterra, una Historia de la conspiración, etc. En general si hubiera que compararla con la francesa es menos nacionalista, probablemente porque el paréntesis normando (ss XI-XIV) impidió que se hiciera una Historia nacionalista más intensa de lo que fue en realidad. Pero se lleva a cabo una historiografía que estaba muy relacionada con el poder.
Es una historiografía que tiene importancia, pero no aporta nada metodológicamente hablando. Destacan:
Ralegh: Walter Ralegh creó una Historia del mundo, con una especial atención a la Historia de Inglaterra, lo que le dio gran reconocimiento.
Camden: William Camden escribió unos Anales de Inglaterra en latín, y una Britania que era una recopilación de textos.
Inglaterra tenía un pasado normando, durante el que se pierde esa historia hasta la llegada de los Tudor y vuelve la historia nacionalista. Destaca:
Buchanan: George Bachanan escribió una Historia de Escocia y la conspiración de la reina María.


  1. La historiografía sobre el Nuevo Mundo: Las Crónicas Políticas y las Crónicas de Indias
ESPAÑA
Lo más interesante son las crónicas políticas, historias generales, aparte de las Crónicas de Indias. Crónicas de los territorios, ahora más intensas.
El siglo XVI fue un siglo intenso para las crónicas.
Hernando del Pulgar: escribe La crónica del reinado de los Reyes Católicos. Es una fuente inexcusable para estudiar el reinado de los RRCC (Del pulgar fue el cronista real). Es una de las mejores fuentes que tenemos para estudiar el sistema polisidonial (mandato a través de un consejo real) cuando empezó a crearse.
Son cronistas que relatan hechos recientes.
Jerónimo Zurita: escribe Los anales de la Corona de Aragón, en tiempos de Felipe II. Otra fuente para conocer acontecimientos importantes de la Corona de Aragón en el siglo XVI. Utilizó mucho material de archivo.
Juan de Mariana: lleva a cabo La crónica de España. Donde era una Historia de España y de sus reinos, recuperaba mucho material.
Martin de Viciana: Crea una Historia del Reino de Valencia (1565), una obra documentada con material de archivo, con un volumen entero dedicado a la Primera Germania.
Gaspar de Escolano: Otro valenciano que escribe Décadas de la Historia Valenciana, de principios del S. XVII. Tanto Viviana como Escolano realizan una historia nacionalista, de territorios, de reinos. Pero cualquier ciudad importante tiene a su cronista, como en Alicante con Bendicho, Orihuela con Bellod (libros realizados a partir de documentos


Este género se cultivó en España, al igual que en otras monarquías, con un sentido nacionalista, de exaltación de lo propio. Hubo un desarrollo muy importante en la monarquía hispana de las crónicas urbanas. Cualquier ciudad importante del siglo XVI o XVII tuvo su cronista. Es una especie de extrapolación de las historias generales a las ciudades. Ejemplo:
  • Crónica de Alicante, de Dicho.
  • Crónica de Elche, Cristóbal Sanz
  • Historia de Murcia, Francisco Cascales


Pero lo más destacable fueron: Las crónicas de Indias, dieron la respuesta a ese esfuerzo de asimilar el Nuevo mundo al Viejo Mundo. Esto planteó una serie de problemas de todo tipo: cultural, legal, político, etc y sobre todo el cómo había que integrarlos y aceptarlos, es decir, cristianizarlos. Pero al mismo tiempo había que narrar las facciones heroicas de estos conquistadores, con descripciones del proceso de conquista. Contienen también descripciones geográficas (formas de vida, animales, plantas, etc) y etnográficas (costumbres, ritos, etc). Las grandes crónicas:
  • Colón
  • Fernández de Oviedo. Historia general y natural de las Indias
  • Francisco López de Gomara: Historia general de las Indias.
Las crónicas de indias como un género que da cuenta de la relación del Nuevo Mundo con la monarquía hispana. También existe un deseo de transformar los propios valores porque se consideran superiores. Había también que legitimar el dominio político y militar.

Pero si las Crónicas de Indias son importantes, la conquista del Nuevo Mundo tuvo también repercusiones en otros ámbitos:
  • La cultura, lo que afecta a la historiografía, a la evolución del derecho Natural e Internacional.
  • La política (utopía como propuesta de sociedad política alternativa, como la de Tomás Moro, con un mundo utópico e ideal distinto para poner en práctica en el Viejo Mundo).
  • La teología (el alma humana, por ejemplo).
  • La economía (comienza a gestarse el pensamiento económico, con nuevos planteamientos en la percepción de esos fenómenos, como el alza de precios, con una inflación que comienza a verse dentro de una misma generación. Así, tenemos la Escuela de Salamanca).
  • La conciencia.
  • La Historia (entraba a formar parte del prisma del historiador el Nuevo Mundo y relacionarlo con el Viejo Mundo).
Hay que mencionar a Bartolomé De las Casas, con planteamientos autocríticos, con la denuncia de los abusos por parte de los conquistadores.
El descubrimiento del Nuevo Mundo es un acontecimiento que hace que aparezca un género nuevo y hace que aparezcan nuevos planteamientos. Si bien es una historiografía considerada como más moderna y secularizada, más preocupada por buscar una explicación más terrenal, con un principio de acusación, pero esta historiografía tiene elementos conservadores y arcaicos, sin una ruptura con la Edad Media, a pesar de que algunos quisieron hacerlo. Además introdujeron un periodización, diciendo que la Edad Media es una etapa de sombras, con un retroceso, es una visión negativa, diciendo que los humanos son los que recuperan las culturas clásicas, un renacer de los valores clásicos. Ellos se consideran modernos, por lo que a este período lo conocemos como Edad Moderna.


  1. La historia cristiana, entre la Reforma y las Guerras de Religión
Vamos a acabar el siglo XVI hablando también de la influencia que tuvo la aparición de la Reforma en el discurso historiográfico.
Nos interesa cómo la Historia fue probablemente narrada en los debates que tuvieron los reformistas y los católicos. Por una razón: porque ambos trataban de buscar en el pasado la pureza de la religión; este pasado era buscar la Iglesia primitiva, quería hacer una Historia sagrada. Cómo esa Historia sagrada se había ido pervirtiendo. Esto obligó a cada bando a rehacer la Historia.
Y de esto se benefició la Historia, por el método, porque se obligaron a hacer una relectura crítica.
Las disputas teológicas llevaron al estudio crítico de las fuentes. La Historia como búsqueda de la verdadera religión. Había que acudir a la Historia para sustentar los aspectos teológicos.
La controversia dogmática no se puede entender al margen. Esto pondrá en funcionamiento a muchos historiadores, que se dedicarán a buscar documentos que acreditaran su dogma en cada uno de los bandos.


Bando reformista
Las Centurias de Magdeburgo, allí se establecieron los teólogos que trataron de demostrar las debilidades de las pretensiones políticas y dogmáticas del papado. El resultado fueron los 12 volúmenes. Es una historia eclesiástica en clave reformista, que se publicaron entre 1559 a 1574. Illiricus fue el inspirador de esta obra. Lo que destaca de esta obra es la labor de depuración de los textos.
Esto tuvo la respuesta del bando católico (contrarreformista).
Los Anales eclesiásticos: Visión renovada de la Historia eclesiástica, también con aportaciones documentales, que inició el cardenal Baronio ya en la década de 1580, y que se escribió en 38 volúmenes: Anales eclesiásticos.
Apología hecha por parte de cada bando. Se trata de demostrar la falsedad de los hechos y acontecimientos del bando contrario y demostrar los propios como verdaderos. Dar una versión del pasado que confirme el dogma correcto.
Pero aunque ambas obras intenten ser críticas con las fuentes, incurren en falsedades, con una manipulación para que las cosas cuadren con la doctrina, desechando también algunos documentos. Pero ambas constituyen aportaciones importantes. Se ha dicho que hay más falsedad en la primera, pero eso es algo que hoy en día no es admitido.
Lo que interesa es que esta controversia supone un avance del método crítico y una expansión y enriquecimiento de la Historia Eclesiástica, que ahora se hacía de una forma más demostrativa, más “racionalista”, despojándose un tanto de elementos fantásticos, “más secularizada” desde el momento en que también interviene el poder temporal de la Iglesia. A pesar de esto decir que la mayoría de los historiadores eran clérigos, pero las obras se destinan a un público más diverso que en momentos anteriores debido a la aparición de la imprenta, y sectores de la burguesía estaban interesados en esto.
Esta batalla fue buena para la Historia, porque supuso el deseche de material que hasta ahora se había considerado como verdadero. Al mismo tiempo esto permitió sacar a la luz nuevos textos de h en general. Además también avanzó la crítica filológica, porque la forma de demostrar la falsedad era ésta. La Historia providencialista se desarrolló y revisionó.
Estas controversias dogmáticas más tarde se ampliaron. Además se contribuyó a vivificar la Historia.
Con esto acabamos el siglo XVI.


  1. El barroco y la persistencia de la historia providencialista: Bousset
No todo lo que hay en el siglo XVII desde el punto de vista de la historiografía puede considerarse barroco.
En realidad el término barroco procede de campos ajenos a la Historia. Proceden de campos relacionados con el campo de la cultura. El concepto de barroco tiene unas connotaciones ligadas al mundo artístico. Es otra forma de expresión artística, en contraposición al Renacimiento. El barroco es algo artificioso, grandilocuente, que se centra en la forma expresiva, más que en el fondo, y que intenta causar efectos en el público al que va destinado.
Si se aplica a la historiografía mucho de estos epítetos podrían definir a una Historia barroca. Se ha dicho que el barroco produjo un parón inmediato, un paréntesis durante el cual la producción histórica de nuevo recupera valores que durante el Renacimiento habían quedado marginados; vuelven a aparecer los elementos milagrosos, fantásticos (valores medievales).
Si uno examina los textos historiográficos, el discurso histórico de las obras barrocas producidas es un discurso que tiene todas estas connotaciones. Es un discurso efectista, rimbombante, etc
De esto hay bastante en el siglo XVII. Pero esto no nos interesa, porque no aporta nada nuevo en el progreso de la disciplina historiográfica.
¿Qué puede aportar, entonces, el barroco a la producción historiográfica?
Podríamos decir de este periodo que la Historia va a sufrir las consecuencias de los avances experimentados de otras disciplinas del conocimiento. Y en relación a estas disciplinas, la Historia va a perder. Estas nuevas formas de conocimiento se vinculan al estudio de la naturaleza, a las ciencias físicas.
En el Renacimiento, la Historia había superado las penumbras del Medievo, se había secularizado, recuperando el protagonismo, que se ve eclipsado por las nuevas concepciones de la Ciencia.
Si los protagonistas de Renacimiento son los hombres de letras, en el Barroco lo son los de Ciencias, con Newton, Descartes, Pascal,… El siglo XVII es aquel en que se inicia la ciencia moderna, con las nuevas concepciones de la ciencia moderna y la Filosofía aplacada a la Ciencia.
Descartes apuesta por un nuevo tipo de conocimiento basado en el uso de la razón, por lo que la Historia, al no operar de este modo, difícilmente podía proporcionar un conocimiento importante, proporcionando conocimientos contingentes, mientras que la ciencia se ocupa de lo necesario. La razón era lo más importante. Usándola se podía llegar al conocimiento, a conocer la naturaleza. Se trata de explicar cómo ocurren las cosas naturales. Los hechos humanos son contingentes y se agotan en sí mismos, por lo que la Historia ocupa un segundo lugar.
El intelectual ha de descubrir leyes naturales y la Historia carece de leyes. El científico debe predecir una vez conozca esas leyes, lo que no puede hacer el historiador.
Francis Bacon, dijo en El avance del conocimiento la historia es una disciplina de la memoria, mientras que la física y las matemáticas son disciplinas de la razón.


Bossuet (1627-1704)
La única obra barroca que cabe mencionar porque aglutina muchos de la historiografía barroca, que recoge tradiciones, es la de Jacques Bénigne Bossuet, y su: El Discurso sobre la Historia Universal, aunque no es una novedad sino una Historia Barroca. La obra se publica en 1681 y está dedicada a Luís XIV e inspirada por él. Es una obra que trata de ser una Historia Universal, con una explicación de la Historia que podríamos denominar providencialista. Es una historia de la Humanidad con una sucesión de etapas con la acción de la providencia y la insignificancia del hombre. Es una vuelta de la historiografía de los momentos finales del Clasicismo y los de principios de la Edad Media, que nunca se había dejado de hacer. La obra tiene una intencionalidad política. Demuestra la continuidad entre la monarquía absoluta y el Imperio cristiano. Es una historia en que la providencia es la protagonista fundamental, pero influida por el racionalismo, y también las acciones humanas tienen significado, pues Dios ha querido que algunos acontecimientos humanos estén provocados por el propio hombre (libre albedrío), aunque es Dios el que mueve los hilos y da al hombre la libertad para decidir. Bossuet y su obra son una referencia para los sectores que realizan historia de este tipo.
Bossuet presenta un anacronismo historiográfico, pero no por ello su obra es algo excepcional.
Las convulsiones políticas del S. XVII originan toda una historiografía de la Revolución. En Inglaterra hubo dos revoluciones, con intentos de legitimación, acudiendo a la Historia para ello. Pero es una historiografía que no aporta conquistas metodológicas importantes. Es una Historia tipo crónica.


  1. Los inicios de la historia crítica: Mabillon y los bollandistas
El siglo XVII es el siglo de las renovaciones científicas, de la nueva ciencia. Son conceptos que van apareciendo, y los intelectuales más representativos de este siglo estarán relacionados con las ciencias, frente a las posiciones alcanzadas por los humanismos en el Renacimiento, ahora quienes llevan la voz cantante serán los científicos y los filósofos vinculados a las ciencias experimentales. Eran Descartes, Pascal, Bacon, etc.
Es en esta época cuando se está elaborando el paradigma que va a perdurar hasta mediados del siglo XX. Un paradigma vinculado a las leyes, a la experimentación. Y dentro de este conocimiento la Historia está de más. Esto hace que la Historia retroceda. Además si el conocimiento histórico es lo que hacen los autores grandilocuentes barrocos poco puede aportar al campo del conocimiento.
La Historia retrocede en gran medida por el exceso de formalismo barroco y en relación al avance de otras ramas de conocimiento.
Los científicos y los filósofos realizaron contribuciones epistemológicas del conocimiento, y la Historia no quedaba bien parada. La Historia contenía elementos mitológicos, fantásticos, no formulaba leyes generales, y por tanto la Historia tenía poco que ofrecer a la humanidad como conocimiento verdadero.
Pero esto también tuvo una ventaja para los historiadores, porque les supuso un reto. Estas acusaciones que se les hace desde otros campos de que la Historia es una disciplina que tiene poco que aportar. Y a ese reto acudieron no tanto ampliando el campo de la observación, no creando nuevos temas, no creando nuevas formas de presentar esos temas, no tanto de presentar nuevas concepciones. Acudieron al reto procediendo a una renovación metodológica a través del método (el tema se enfoca desde la raíz).
Fue a partir de aquí cuando surgieron nuevas respuestas. Y paradójicamente a través del método, esto surgió en un ámbito extraño: en el ámbito de la Historia sagrada. La Iglesia como protagonista de la renovación del método histórico.
Fue en la Iglesia donde se inició esa renovación metodológica: Desarrollo del método crítico aplicado a las fuentes históricas. Serán 2 congregaciones quiénes lleven a cabo esta labor metodológica. ¿Qué instituciones disponían de medios para llevar a cabo una obra colectiva? La iglesia.
  • Los jesuitas
  • Los benedictinos
Congregaciones internacionales, que disponían de esos recursos materiales y humanos.
También aquí habría que conectar con el periodo anterior. Las centurias de Magdeburgo (obra protestante) y los Anales eclesiásticos fueron también obras colectivas llevadas a cabo por eclesiásticos.


Los bollandistas/jesuitas
El inspirador fue Jean Bolland, un jesuita que en Amberes empezó la edición, a mediados del siglo XVI, de las denominada Acta Sanctorum (una especie de hagiografías colectivas; una recopilación de documentos a partir de los cuales volvían a reescribirse la historia de los santos). Estas Actas Sanctorum ya trataban de aplicar el rigor crítico que tradicionalmente se tenían como autenticas para discernir cuales eran falsas y auténticas para reescribir esas actas. Lo que importa es la creación de un instrumental crítico que pudiera fijarse al análisis de los documentos (independientemente de cuál fuera el tema que trataran).
La labor de Bolland contribuyó a la mejora del método crítico histórico.
Los jesuitas continuaron con esta labor, y contribuyeron a la depuración del método crítico. Dentro de este grupo destaca Papenbroeck, que se hizo célebre por su escepticismo, llegando a descartar muchos documentos de los merovingios, lo que le llevó a modificar algunas interpretaciones, pero el otro grupo, del que hablaremos a continuación, demostró que esos documentos eran verdaderos. Este movimiento de los bollandistas contribuyó a crear un método crítico comparado al de cualquier disciplina.


Los benedictinos
Su líder fue Jean Mabillon, y su obra De Re Diplomática, en torno al monasterio de San Mauro. Entendieron la Historia eclesiástica como una disciplina que podía aportar conocimiento siempre que se realizara con una crítica rigurosa, desechando o aceptando la documentación que procediera.
Mabillon colaboraría junto con los bollandistas al perfeccionamiento del método crítico aplicado al estudio de los documentos.
Tradicionalmente las fuentes de los historiadores habían sido los libros de Historia que habían escrito otros. A partir de ahora los historiadores prestarán atención a los documentos, porque ya tenían las herramientas para proceder a su estudio crítico.


Paralelamente a este desarrollo, también irán apareciendo, aunque ya con un recorrido más prolongado, de modo que se introduce ya en la primera mitad del siglo XVIII, las disciplinas auxiliares de la Historia:
  • La numismática
  • La epigrafía
  • La cronología
  • Etc
Avances también en estas disciplinas que aplicarán también el rigor metodológico.
Paralelamente, durante la segunda mitad del siglo XVII y durante el siglo XVIII empieza a desarrollarse una labor de recopilación de sistematización del material del historiador que se refiere a las bibliotecas (recopilaciones sobre una temática en concreto). Estas bibliotecas son importantes porque facilitan el trabajo al historiador.
La labor de recopilación fue más difícil de lo aparente. En el ámbito del Derecho también se llevarán a cabo recopilaciones. Para un jurista o un abogado de la época era muy difícil aplicar el derecho; las fuentes del derecho a veces no sabían cuál era el derecho vigente. Una recopilación fue muy útil en el mundo del derecho: se recopilaba la masa legal, se analizaba y después se desechaba lo no válido.
Para el historiador recopilar fuentes también era importante.
Todo esto fue también acompañado de la aparición del Tesaurus, Enciclopedias, diccionarios, colecciones documentales, etc, por lo tanto todo esto habría que sumarlo a continuación de esta historiografía barroca para tener una valoración más completa en cuanto a la producción historiográfica.
Renovación que se va a producir en el campo de la Historia providencialista. Siglos atrás habrían sido las cronografías (historia universal desde el principio de los tiempos, de los imperios, relacionados por los designios de la providencia). Ahora encontramos a un nuevo representante que llevó a cabo esta labor. Leer texto de Bousset.
Bousset estuvo al servicio de la monarquía francesa; es el autor de un discurso sobre la Historia Universal; es una obra donde aborda desde esos criterios providencialistas hasta su época. Él habla de la grandeza y declive de las civilizaciones y cómo la providencia va marcando esos designios. La obra de Bossuet fue importante porque él contemplaba la h como la sucesión de acontecimientos dictados por Dios, pero donde el hombre tenía un protagonismo porque Dios así lo había querido, pero con un margen de libertad importante, así que en parte él se fabricaba su destino. De algún modo existía un orden natural (creado por Dios) y el hombre se adecuaba a ese orden pero sus acciones las hacía por él mismo.
Bossuet no tuvo la intención de aplicar lo que estaban haciendo los jesuitas y benedictinos, pero sí tuvo su influencia. Él daba importancia a otros elementos.
También en Francia, aparte de Bossuet, destacaría a finales del XVII y principios del XVIII, va a producirse una parcial renovación de ese género de una historiografía nacional (galos, francos, etc) y que de ahí arrancaba la identidad propia, y que la monarquía lo había ido aglutinando. Todo esto pertenencia a la influencia renacentista. Pero ahora se detecta un protagonismo creciente ya no tanto de las dinastías o monarquías, sino un protagonismo de la aristocracia que aglutinarían esta identidad nacional. Hay libros que hacen hincapié y que atribuyen a estos grupos un protagonismo y reconocimiento.
En Inglaterra continúa haciéndose una Historia Nacional, de nuevo con esas referencias a su pasado sajón, pero sobre todo la historiografía lo que sí refleja claramente son las ideas surgidas tras el triunfo de la Revolución Gloriosa (1688). La Gloriosa habría traído una eclosión de producción historiográfica, sobre todo por aquellos que había vencido, y que será el germen de la Ilustración.
Una historiografía sobre la práctica política. Planteamientos novedosos.




FIN TEMA 4





























TEMA 5. LA HISTORIA ILUSTRADA
  1. Elementos del espíritu ilustrado
El siglo XVIII suele caracterizarse por la Ilustración, pero esto solo refleja una parte de la realidad, con unos elementos que pertenecen y forman parte del mundo intelectual y político y del ambiente general, influyendo en la práctica historiográfica.
Algunos elementos significativos son:
Los rasgos socioeconómicos:
  • Es la época de la expansión comercial y muy ligada a ella el desarrollo del capitalismo, de origen comercial (mercantilista) fundamentalmente, aunque a finales del XVIII podemos señalar ya lo que se conoce como los gérmenes de la Revolución Industrial.
  • El protagonismo creciente de la burguesía, desde el punto de vista social. Es una burguesía que reclama un mayor poder político, mayor presencia en instituciones y órganos de decisión. En Inglaterra sí consigue esto, pero no así en otras monarquías continentales, por lo que comienza a dar síntomas de ser una burguesía revolucionaria.
  • Proliferación de planteamientos reformistas que afectan a las estructuras del Antiguo Régimen.
Otros planteamientos:
  • Prosecución de la erudición. De igual modo lo hace el método crítico, aplicado al análisis documental.
  • Confianza, casi ciega, en la razón como único criterio de conocimiento y autoridad.
  • Concepción utilitarista, pragmática, del saber. La finalidad del conocimiento no se limita a la contemplación de la verdad.
  • Aparece y se difunde la idea de progreso, la humanidad como continuo proceso y la Historia como relato de ese continuo proceso. Es una idea que va sustituyendo a la concepción de la divina providencia. Esto procede en gran medida de la autoconfianza de una élite que quiere reformar la sociedad, contribuyendo de este modo a la idea del progreso. Es una élite aristocrático-burguesa, que ve reforzada su confianza con el desarrollo del comercio y el aumento de la riqueza.
  • En el siglo XVIII interesa más la Historia de la civilización que la historia de los reyes. Interesan más los grupos que los individuos aislados y, en consecuencia, interesan también, a la hora de buscar los motivos de los acontecimientos, las causas profundas, racionales, las explicaciones de carácter más general que aquellas que apuntan más a un solo individuo.
  • La reivindicación de una cultura cosmopolita, universalista, que atienda a todo lo que ocurre en todos los lugares y territorios. Y en relación con esto, la atracción por lo exótico, por lo diferente. En el XVIII florecen las historias lejanas: historia de Las Indias, historia de China… Lo cual no quiere decir que el XVIII se olvide de la historia nacional, incluso nacionalista.
  • El pensamiento occidental en general, durante el XVIII, se mecaniza, es un pensamiento mecanicista, adopta el símil de la máquina. Para los ilustrados la naturaleza es una máquina, incluso la sociedad es contemplada a veces como tal, admitiendo para su conocimiento una interpretación mecanicista.
  • La ilustración busca el dominio de la naturaleza, guiada por la luz de la razón, pudiendo el hombre llegar a dominarla. Pero además es capaz de dominar el presente y el futuro, mediante el conocimiento previo de las leyes que regulan la sociedad. Se trata de las leyes que regulan el comportamiento histórico.
  • Desde el punto de vista formal se abandonan algunos de los rasgos que habían caracterizado el discurso historiográfico desde la Antigüedad hasta el Renacimiento como intercalar discursos, reflexiones morales, valoraciones personales, etc. El historiador ideal del XVIII no persigue efectismo como lo pretendían sus precedentes (menos dramatismo). Para el historiador del XVIII el relato histórico debe tener una exposición del tema, un nudo y un desenlace.
  • Aumento del nivel cultural de las élites sociales, más cultivadas que las de las épocas anteriores. Pero, además, la cultura se ha generalizado más, aunque todavía no se ha democratizado.
  • En el siglo XVIII se produce una creciente independencia de los intelectuales con respecto al poder político. Es un intelectual más desligado del poder. Si en la Edad Media el intelectual es un clérigo y en el Renacimiento y el Barroco es un cortesano, el del S. XVIII es más independiente, aunque sea clérigo o cortesano. La independencia hace que sea más abierto y crítico, por lo que es un siglo más crítico, más heterodoxo que el anterior, por lo que se diluye este proceso. Esto hace que haya una apertura a nuevos temas.
  • Aumenta la erudición, con bibliotecas, por ejemplo. Así, Muratori hace una gran recopilación de documentos. Este avance de la erudición también se ve en la formación de Academias donde los historiadores discuten, recopilan y editan fuentes para el estudio de la Historia.
  • Se intensifica la relación entre la Historia y la Filosofía de la Historia relacionada con teología en la Edad Media, política en el Renacimiento, y ahora Filosofía en el S. XVIII. Pero no siempre es positivo para la Historia el que se le despoje de los logros que hizo sola (erudición). Este estrechamiento origina la aparición de corrientes:
    • La Historia de la Filosofía: de lo particular a lo general, la Historia es concebida como forma de conocimiento que busca grandes ideas generales sobre la humanidad y el mundo a partir de conocimientos concretos del pasado (Historia filosófica por su objetivo).
    • Filosofía de la Historia: avanza en esta época, parte de una teoría general sobre el mundo y trata de aplicarla al conocimiento del pasado buscando manifestaciones de la teoría general (de lo general a lo particular).
Estos dos elementos pueden desviar el avance autónomo de la Historia como ciencia o disciplina.


  1. J.B. Vico y la preilustración
Para algunos fue un preilustrado, mientras que para otros fue un bicho raro dentro de la Ilustración. Nace 1668 y muere en 1747. Escribió Principios de una ciencia nueva entorno a la naturaleza común de las naciones (1725). Vico era catedrático de retórica en Nápoles, representando un intento de convertir la Historia en una ciencia exacta. El planteamiento de Vico, de su obra, parte de una oposición a la filosofía cartesiana y la forma de entender la ciencia cartesiana, según la cual solamente es ciencia aquello que puede ser medido. Vico elabora una teoría del conocimiento un tanto abstracta que viene a decir que el mundo material (la física) contrariamente a lo que dice Descartes no es posible que pueda ser conocido por el hombre, el único que es capaz de conocerlo es Dios. El hombre puede ver apariencias pero no lo que él no ha creado, limitándose al conocimiento de las matemáticas, que sí han sido creadas por el hombre. El hombre, en definitiva, solo puede entender lo que hace pero no lo que hace Dios, por ello sí puede conocer la Historia. Por lo tanto, las ciencias de la naturaleza proporcionaban un saber opaco a la mente humana.
Del estudio de la Historia, decía Vico, se pueden extraer leyes que definen el comportamiento de las sociedades humanas. Para ello compara los diferentes civilizaciones que han existido a lo largo del tiempo, pues considera que de este modo puede crear una imagen de cómo ha sido el transcurrir de la humanidad, llegando a una conclusión de la Historia universal como una concepción cíclica, un continuo renacer de civilizaciones que pasan por 3 edades:
  • Edad infantil o primitiva
  • Edad juvenil o heroica
  • Edad madura o humana (decadencia).
Todas las civilizaciones describen este ciclo, aunque no en el mismo tiempo, es más, Vico admite que algunas civilizaciones se han quedado estancadas durante mucho tiempo en una edad.
Pero, por otro lado, Vico acepta la concepción providencialista de la Historia, que no la agustiniana. Considera que la providencia actúa de acuerdo con unas leyes generales, creadas por Dios, que rigen el desarrollo histórico pero que pueden ser conocidas por el hombre. Es más, Dios ha dotado al hombre de una serie de dones, fundamentalmente el intelecto, para que pueda descubrir estas leyes.
La providencia de Bossuet es externa, mientras que la de Vico está en el Universo, en la naturaleza. Según Ferrater “Frente a la ciencia de los objetos físicos de sus contemporáneos Vico trata de construir una ciencia de la realidad espiritual basada en la razón.”


  1. La historia erudita
La Historia erudita es también un elemento clave de la historiografía ilustrada. La erudición va a conocer durante este período un gran desarrollo, a modo de continuación de un movimiento que se potencia a finales del XVII. Se caracteriza por el fervor cientifista, elemento clave de la época. Se produce un salto cuantitativo y cualitativo, poniéndose la erudición al servicio de la interpretación racionalista e incluso filosófica de la Historia. Respecto al salto cuantitativo se difunde la erudición, la historia crítica, por ejemplo: continuando la publicación de los Acta Sanctorum de mediados del XVII para dar la cifra en 1770 de 50 volúmenes. Respecto al salto cualitativo hay un mayor esfuerzo por recoger elementos del pasado de todo tipo, y no solo esto, sino también clasificarlos, inventariarlos, catalogarlos, publicarlos, editarlos, etc. Los estados se interesan por la ciencia, apareciendo academias e instituciones donde se agrupan eruditos e investigadores que promueven la divulgación de sus estudios.
Esta intensificación de la erudición no es una labor propiamente de historiadores aunque facilita su tarea. En el siglo XVIII se ve claramente esta separación en la producción bibliográfica, apareciendo bibliotecas, a modo de diccionarios enciclopédicos sobre una determinada rama.


  1. Influencia de la nueva filosofía
También destaca la especial vinculación que se establece entre la filosofía y la historia. Una filosofía que es racionalista y que se conjuga con la Historia y que provoca el divorcio de la Historia con la Teología.


  1. Los planteamientos historiográficos de la escuela escocesa
Hay que decir que a Ilustración Británica destaca porque fue allí donde se construyó la idea del progreso hacia una mejora constante, que se liga a la experiencia histórica de Inglaterra. Tras la Revolución Gloriosa la política inglesa se consolida, por lo que el siglo XVIII allí es tranquilo, con una estabilidad, consolidándose la tolerancia religiosa, el parlamentarismo, un gran crecimiento económico,… todo esto hace que la burguesía alcance el poder. Esto explica que allí parezca la idea de progreso, con un programa que se liga a esta experiencia inglesa, consolidándose el capitalismo. La idea de progreso también se liga a la búsqueda de la felicidad, al racionalismo como idea del conocimiento, así como el racionalismo o sensismo.


Autores:
David Hume (1711-1776):
David Hume escribe sobre muchos temas. Es seguidor del empirismo, escribe sobre filosofía y economía (precursor de Adam Smith y del liberalismo económico), y también sobre Historia. Creía en una ciencia global del hombre. La experiencia no viene de la razón sino de los sentidos, hay que ver cosas y luego aplicar la razón.
Nos tenemos que referir a su obra Inglaterra, desde la invasión de Julio César hasta la Revolución de 1688. Era una recopilación de otras obras parciales que había realizado. Nos interesa porque el hilo conductor de la obra es la idea del progreso, que ha evolucionado hasta la construcción de un Estado hegemónico en Occidente. Es una Historia Constitucional de Inglaterra, diciendo que el progreso se debe al progreso político. La Revolución de 1688 es el modelo perfecto de Revolución, que ha llevado al progreso político. Es un progreso que también se manifiesta en la economía, por lo que para él las etapas del las actividades económicas, con etapas determinadas por lo económico. Habla de la división del trabajo, y la articulación del mercado. Los protagonistas de la Historia Inglesa no son sólo los monarcas o personalidades inglesas, sino también las manifestaciones espirituales de la política inglesa.
En su historia de Inglaterra incluye una Historia de la literatura e Historia de la Ciencia. Hume puso especial cuidado en citar las fuentes en las que se basa, pues utiliza fuentes ya publicadas. Su importancia viene de haber hecho una Historia, que sin aportaciones nuevas sí tiene unas concepciones novedosas.


Robertson (1721-1793)
Merece una mención por haber escrito Historia de los reinos de Carlos V y por traer las historias de países exóticos. A diferencia de David Hume, él sí era un historiador.
Tiene gran importancia porque en sus obras hay muchas referencias a Europa, destacando la superioridad del constitucionalismo inglés sobre los demás sistemas. Aplica una óptica constitucional al estudio de la Historia.
Utilizó un abundante material e hizo uso de las recopilaciones documentales, siendo un gran conocedor de estas fuentes, por lo que sus historias están bien documentadas. Robertson hace un uso crítico de las fuentes documentales, en su mayoría textos constitucionales.


Edward Gibbon (1737-1794)
Realizó una obra sobre la historia de Roma, llamada Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano. Puede tomarse como la gran obra historiográfica del siglo XVIII, ejemplo de la historiografía ilustrada y crítica. En el fondo de su versión de la caída del Imperio Romano hay un intento de paralelismo entre el Imperio Romano y el británico. Ambos son el culmen del progreso de la civilización. Inglaterra aparecía como la nueva Roma, republicana y civilizadora; que son atributos que él reconoce a Roma y que aplica al nuevo imperio. Roma, bajo el dominio del cristianismo, detuvo su progreso, y bajo esta religión devinieron las etapas más oscuras; por lo tanto, el cristianismo había sido un paso atrás, ya que era una filosofía pacifista y austera, que no era buena. Mientras, en la Roma pagana, se había dado un gran progreso y avance.
La obra de Gibbon intentó reunir las concepciones de los filósofos acerca de la razón y de los eruditos, aplicada a la historia.


Adam Smith (1723-1790)
Es autor de una obra que le hizo famoso porque sistematiza toda una serie de planteamientos económicos en los que se inspira el capitalismo. La obra es Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones.
Investiga porqué unas naciones se hacen ricas y otras no. La riqueza es lo más claro para ver si ha progresado una nación; el progreso es económico. Recoge una tradición de escritos y la novedad de sus planteamientos es insertar sus ideas económicas, que influyen en Europa, pues en él influye la fisiocracia francesa.
Adam Smith usa gran cantidad de material histórico para fundamentar su obra. Usa elementos históricos para planteamientos históricos y filosóficos. La Historia suministra ejemplos que serían el credo de la burguesía. Su obra es el paradigma del liberalismo burgués: los factores productivos deben relacionarse en un ambiente libre para que puedan avanzar (mercado de oferta y demanda). Los factores productivos son la tierra, el trabajo y el capital, que se combinan en un mercado libre organizado mediante la oferta y la demanda. Para que se llegue a un progreso económico, los Estados deben dejar de intervenir en el mercado. En la economía hay una mano invisible que es la libre concurrencia que garantiza esa combinación. Pero lo que interesa es la idea del progreso que trae el capitalismo. El Estado sólo debe garantizar la propiedad, la libertad y la ley. Tuvo incidencia por abundar en la idea de progreso, señalando el avance de la sociedad. Para la Historia no aporta datos nuevos, sólo combinando los que ya había, haciendo valoraciones económicas. Toma la Historia como fuente de información para construir la economía actual.


  1. Voltaire y la ilustración francesa.
En Francia escriben de Historia fundamentalmente filósofos. Escribirán tanto de filosofía como de Historia. Es en Francia donde aparece con mayor nitidez la relación histórica-filosófica.
El otro elemento destacable, para diferenciar Francia de Inglaterra, es que también en Francia aparece la idea del progreso, pero entendido como un progreso más en forma de avance, el avance de la razón. De modo que la Historia de las civilizaciones muestra que a lo largo del tiempo lo que ha progresado es la razón para iluminar las cosas. En la medida en que a lo largo del tiempo la razón se ha ido abriendo camino ha avanzado la civilización.
Hay que decir también (pero esto es común al resto de los países), que los planteamientos que hacen los ilustrados y muy particularmente los franceses acerca de la Historia, a veces con bastante frecuencia pecan del presentismo, de un cierto anacronismo para dar cuenta acerca del pasado (presentismo: tratar de entender el pasado con los ojos del presente). En ese pecado incurrieron sobre todo los franceses porque trataron de examinarlo todo a la luz de la razón. A la hora de juzgar etapas de pasado emitían juicios de valor basados en el presente.




Autores:
Montesquieu (1689 – 1755)
Ensayista, crítico, escribe sobre planteamientos políticos, con la influencia del mundo del derecho, cuestiones filosóficas, pero también escribe sobre la Historia.
Nos interesan especialmente dos obras: Las consideraciones sobre las causas de la grandeza de los romanos y su decadencia (escrita a finales de los 30; nos recuerda a Gibbon) y El espíritu de las leyes.
Roma era una referencia del pasado para poder entender el presente. Roma fundó un Imperio, lo consiguió todo y luego entra en decadencia (por eso tanto en Francia y en Inglaterra, Roma suscitaba la atención).
En Las consideraciones sobre las causas de la grandeza de los romanos y su decadencia Montesquieu hace un libro ensayístico donde hace especulaciones a partir de un material propiamente histórico (no demasiado amplio, a decir verdad). Lo que nos interesa es el planteamiento, cómo acude a la Historia para hacer consideraciones sobre la civilización. Él hace una serie de cuestiones sobre la decadencia, el progreso. La obra ha de leerse como un complemento de su otra obra más conocida:
El Espírito de las leyes, obra en la que habla del derecho, la importancia de conocer a las sociedades que han producido esas leyes (en esta obra Montesquieu se acerca mucho a los alemanes, ya que las leyes nos dicen mucho sobre una sociedad). Las leyes regulan las relaciones entre los hombres y entre los hombres y las cosas. Esta obra también le sirve para reflexionar acerca del progreso.
También en Montesquieu existe un determinismo medioambiental, el clima, el medio natural. Cómo influye ese medio natural en el espíritu de una civilización.
En definitiva él hace una serie de consideraciones sobre las sociedades.
Montesquieu fue un autor que tuvo una gran influencia en su época, pero no tanto como Voltaire.
En general en él subyace lo que muchos historiadores han llamado una “física social”, aspirando a buscar en el desarrollo de la Historia una serie de leyes que pudieran dar cuenta de cómo funciona la mecánica social. Más que un historiador es un filósofo, con nociones también de derecho, que no es un narrador, sino que hace especulaciones. En su obra destacan elementos geográficos y climáticos, queriendo ver en él un cierto determinismo medioambiental, aunque no llega a tanto. También insiste en causas políticas y jurídicas que tienen una gran importancia en su interpretación historiográfica. En su obra hace referencia a las formas de gobierno y a la libertad, utilizando la Antigüedad romana como modelo o marco histórico para reflexiones de carácter político.
En cualquier caso trata de dar una explicación racional de las formas de gobierno y de los sistemas jurídicos que corresponden a esas formas de gobierno. Pero no puede considerársele un historiador por su concepción filosófica, con planteamientos relacionados con la política y aspectos relacionados con la política.


Voltaire (1694 - 1778)
Es conocido por muchas facetas: era ensayista, dramaturgo, crítico literario, filósofo, etc. Fue un intelectual con un reconocimiento en vida. Fue también una persona muy polémica, lo que favoreció la extensión de sus ideas.
El propio Fontana (historiador alemán) dice de Voltaire, que había sido de los primeros en establecer una distinción entre lo estructural y lo accidental en la Historia. Voltaire habría captado los dos grandes ritmos que hay en la Historia. El segundo mérito que le atribuye es el haber enunciado una teoría de los distintos estadios de las civilizaciones en función de las formas en que los hombres logran sus bienes de subsistencia (de modo que un avance en la sociedad implica un avance en las formas de obtener los bienes). Según él, las sociedades se dividían en 4 estadios:
  • Cazadores
  • Pastores
  • Agricultores
  • Comerciantes
Otros autores han querido ver en Voltaire el representante más ilustre de la Escuela de los Annales.
De Goude dice de Voltaire, y especialmente de su obra Nuevas consideraciones sobre la Historia, que Voltaire habría perseguido una Historia económica, demográfica, una Historia de los hombres y no solo de los reyes, una Historia de las estructuras y no solo de los acontecimientos, una Historia dinámica…en definitiva, una Historia global.
Ha sido presentado generalmente como modelo del racionalismo ilustrado y como claro precedente de la Historia científica. De sus publicaciones para la Historia destacan: Nuevas consideraciones sobre la historia, El siglo de Luís XIV, Ensayo sobre el espíritu y las costumbres de las naciones, Discurso sobre la historia universal.
En Nuevas consideraciones sobre la historia expone un programa historiográfico en el que viene a decir qué pretende la Historia, y por tanto cómo debe realizarse la actividad historiográfica. Para quienes han valorado esta obra, Voltaire en ella habría planteado lo que más tarde retomará y desarrollará la escuela francesa de los Annales, habiendo perseguido una historia económica, demográfica de las técnicas, de las costumbres, y no solamente una Historia política, sino también una historia de los hombres y no solamente de las leyes, una historia de las estructuras y no solo una historia de los acontecimientos. Una historia en movimiento y no estática, una historia explicativa y no solamente narrativa. En definitiva una historia global. Es una obra que plantea algunas cuestiones que no se limitan a lo básico.
Voltaire sería un representante de la idea del progreso, del progreso de la razón, y así entiende él el progreso de las Historia y de las civilizaciones. Desde su concepción la Historia es un proceso civilizador, a través de la cual el hombre ha ido progresando gracias a que el hombre se ha ido abriendo camino entre la razón. La razón y también la libertad (ganando autonomía). Estas ideas son fundamentales en otra obra: Ensayo sobre el espíritu y las costumbres de las naciones. Aquí aborda en forma de ensayo de los aspectos fundamentales de las naciones, que él sitúa a través de la idiosincrasia propia de cada nación, lo cual incluyes el derecho, filosofía, arte, etc. Esta obra fue concebida para oponerla a la obra de Bossuet (éste había escrito la obra: Discurso sobre la Historia providencial, la gran obra providencialista propia del Barroco). Voltaire trata de llevar a cabo otra visión demoledora de los planteamientos de Bossuet, es decir, intentando sustituir los elementos providencialistas por los de la razón.
Él adopta un aire polémico en contra de la Iglesia. Donde ha habido razón y no providencia, la humanidad ha avanzado. No quiere decir que Voltaire fuera ateo. En definitiva trata de demostrar cómo la razón se tiene que sobreponer al fanatismo.
Su obra más propiamente histórica es El siglo de Luís XIV. Voltaire hace una exaltación del siglo XVII francés, tratando de captar el espíritu y las costumbres de esa época más que relatar acontecimientos. Lo plantea como una especie de historia de la civilización, no solo de la civilización francesa sino de la civilización occidental. Hay un intento de equiparación de la Francia de este periodo con la Francia civilizadora. Trata de captar lo francés, con una referencia a las formas culturales y la sociedad francesa.
En el Ensayo sobre el espíritu y las costumbres de las naciones trata de replicar a Bossuet, intentando demostrar que la providencia no aparece para nada en el transcurso de la Historia, desarrollándose esta por otros principios de causación, terrenales, totalmente ajena a la voluntad divina. Otro planteamiento que aparece en esta obra es la idea de que el progreso del espíritu humano es lo que hace avanzar la historia, progreso hacia la razón y hacia la libertad, entrando en pugna con la irracionalidad y con el fanatismo. Del mismo modo, también destaca el intento por ampliar los límites geográficos, reclamando una historia no solo de Europa, sino universal, mostrando el espíritu y las costumbres de otros pueblos distintos a los de la tradición judeocristiana. Esta Historia universal debía hacerse a través de la razón y a través de la Ilustración, siendo un instrumento capaz de transformar la sociedad. Pues a Voltaire le interesa la Historia como herramienta: para saber cómo eclosiona la sociedad y luego para transformarla. Además convierte la nación en sujeto historiográfico por en cima del rey, afirmando que la nación es la fuente de la soberanía política y no el monarca (cuestiona el concepto de soberanía absoluta frente a la soberanía nacional).
En general fue un pensador político que supo integrar el estudio de la Historia dentro de sus planteamientos filosóficos y políticos. Fue un gran divulgador, pero no se preocupa excesivamente por las fuentes de información. Hacía más una Historia filosófica que una Historia propiamente dicha. Es el representante de una forma de concebir la Historia propia de la ilustración racionalista.
Voltaire estaría dentro de esa tendencia que apunta al cosmopolitismo en los planteamientos historiográficos de la Ilustración. A Voltaire le interesaban las civilizaciones orientales, y quería ver en ellas elementos civilizadores para demostrar que no había sido únicamente la tradición judeocristiana la civilización que avanzó.
A Voltaire le interesa la Historia porque la podía utilizar como una herramienta para transformar la sociedad. El protagonista de la Historia para Voltaire no es el individuo, sino que es la nación. Se va abriendo paso ya la idea de la soberanía nacional.
Voltaire fue un gran divulgador, lo que permitió que sus ideas se difundieran. Fue de los pocos autores de los que podemos estar seguros que sus obras se difundieron con rapidez y que sus ideas fueron conocidas (al contrario que la mayoría de los autores).
Para acabar con Voltaire, como su curiosidad no tenía límites, hay que decir que su dominio de la Historia dejó mucho que desear (ya que él era más bien ensayista). Sus planteamientos, sin dejar de ser interesantes, no se corresponden con la realidad histórica.
Fue el encargado de realizar la voz histórica de la Enciclopedia.


Para acabar con Francia, tenemos que nombrar a dos representantes de la idea del progreso.
Turgot (1727-1781)
Fue ministro de Hacienda, y como tal, trató de llevar a cabo reformas importantes; fracasó en ellas. Tuvo también bastantes conexiones y fue miembro de la fisiocracia.
Anne Robert Jacques Turgot, barón de Laune, escribió Discurso sobre los progresos del espíritu humano, una obra donde acudía a la Historia para ver como el espíritu humano (la razón) había ido progresando y donde reivindica el compromiso del intelectual en esas reformas. Presentando una visión optimista de la Historia de la humanidad. La Historia de la humanidad es la Historia del progreso de la humanidad. Consideraba que los ilustrados, con la ayuda de la razón tenían que contribuir al avance del progreso, transformando la realidad, cosa que intentó hacer desde su cargo político.

Condorcet (1743-1794)
Nicolás de Condorcet escribió Bosquejo de un cuadro histórico del espíritu humano (publicada después de la Revolución), refiriéndose a una Historia de la civilización, poniendo de manifiesto la razón como instrumento de conocimiento. Es más o menos un desarrollo de las ideas de Turgot, donde además de la razón añade la ciencia, la ciencia como fuerza creadora.
Condorcet introducía las sensaciones, era sensista, en la medida en que confiaba en la sensación de la razón. Idea compartida con Hume.

Rousseau (1712-1778)
Es precisamente el antítesis de lo que hemos visto, sin dejar de ser ilustrado. Lo que le caracteriza es que no cree en la idea del progreso.
Para muchos fue el primer anarquista, para otros el primer romántico, etc, porque su planteamiento era un poco antiguo. Él venía a cuestionar la idea del progreso, y decía que el ser humano era bueno por naturaleza. La naturaleza hace al género humano bueno, pero el progreso civilizador hace que el género humano se vaya corrompiendo, y lo que en un principio era la humanidad en harmonía con la naturaleza conforme entra en contacto con el proceso civilizador, se va corrompiendo.
Rousseau tiene una obra donde expresa estas ideas El discurso sobre el origen de la desigualdad. La causa de la aparición de la desigualdad entre los hombres es la aparición de la propiedad privada.
Además critica la idea de progreso, y la criticaba frente a quienes anteponían la razón; él abogaba por los sentimientos (y de ahí su paternidad del Romanticismo).


  1. La ilustración alemana y la Escuela Gottinga
En Alemania no es que no hubiera ilustración, sino que los ilustrados alemanes se movieron casi completamente en un campo filosófico, casi sin entrar en la Historia. La Historia en Alemania empieza a anunciar lo que pasará en el siglo XIX, es decir, comienza a hacerse académica, estrechando lazos con el derecho. Esto explica que el XIX sea el siglo de la Historia, sobre todo en Alemania.
En Alemania se da una continuidad con los planteamientos historiográficos de la reforma, el intento de búsqueda de la verdad cristiana a partir de una vuelta a conceptos primitivos frente al dogma católico. Por tanto la aplicación de una erudición al estudio de los textos que suponía una vinculación de la historia con los textos religiosos. Lo novedoso es su visión del conocimiento histórico desde unos planteamientos que no son exactamente los de la Ilustración racionalista, siendo en Alemania donde, muy avanzado el XVIII, va a aparecer la institucionalización de la Historia como disciplina académica, ingresando la Historia en las aulas universitarias y profesionalizándose el oficio de historiador. Esto se produce en varias universidades alemanas, pero sobretodo en la universidad de Gottingen o Gottinga.
En realidad la Historia alemana tenía sus peculiaridades que hacían que difícilmente podían aceptarse ideas que en Francia eran lógicas. Por ejemplo la idea de la existencia de un derecho natural, universal, sujeto a la razón e independiente de cualquier teología. Esta idea encajaba mal con la diversidad de las realidades existentes en los distintos estados alemanes. Por lo tanto la variedad del derecho positivo alemán era un obstáculo para el concepto de derecho natural universal. Por el contrario, en Alemania predomina la idea de diferencia, que venía determinada en gran medida por la realidad política alemana, tratando los historiadores de descubrir las tradiciones de las distintas unidades políticas, teniendo que fijarse en los elementos diferenciadores y no en los comunes. El campo del derecho proporcionó material importante para estas consideraciones, viniendo en Alemania el pensamiento vinculado a consideraciones parejas al derecho positivo. Es este derecho positivo el que influye en los planteamientos historiográficos y en la forma de hacer Historia. Para los alemanes el derecho eran leyes, que también permitían conocer las instituciones, las tradiciones institucionales (Historia de las instituciones) forma de organización social y el papel del poder político.
En estas universidades alemanas comenzaron a hacerse investigaciones de estadística, concepto que no es el que tenemos hoy, sino la descripción del Estado, la ciencia que estudia el Estado describiendo sus elementos. Pretende recopilar y depurar datos institucionales, económicos, demográficos, etc. a partir de los cuales se organiza el Estado. También se fomentan las señas de identidad de los distintos estados alemanes.
En Alemania se crea el concepto de “estadística”, ciencia que estudia los elementos que forman parte del Estado. Empieza en el siglo XVIII con una recopilación de datos referentes al Estado (instituciones, economía…). Empieza el estudio crítico de datos demográficos, económicos…; todo en relación al Estado. Es la aportación más importante de Alemania en el siglo XVIII.
También es importante la aparición de las especialidades historiográficas, como por ejemplo la Historia del Arte como especialidad en Alemania, que hasta el siglo XVIII sólo realizaba descripciones de obras. La Historia del Arte es una forma de conocer las expresiones sentimentales del hombre.
En este sentido destaca Winckelmann, con su Manifiesto artístico de las antiguas obras, donde elabora un estudio de las obras, abriendo nuevas perspectivas para el estudio del arte, diciendo que no son importantes las obras sino el contexto en el que aparecen. Se le puede considerar uno de los padres de la Historia del Arte. Mosser también abrió caminos para el estudio del arte, viendo obras y a través de ellas entendiendo las instituciones; es como una Historia Social de las instituciones.


Herder (1744 – 1803)
Es el padre del romanticismo historiográfico, y es un autor alemán que pertenece a la Ilustración, pero sus planteamientos son diferentes. Publicó un libro denominado Ideas sobre la Filosofía de la Historia de la Humanidad. Era un libro donde hacía consideraciones acerca de lo que debe hacer el historiador.
Viene a decir que la humanidad ha evolucionado y hay que buscar las razones del porqué eso ha sido diferente; hay que explicar la diversidad, en lo que se ve afectado por las diferencias alemanas.
Dice que esa diversidad no se debe buscar en los condicionantes climáticos ni en las reacciones geográficas, ni en las organizaciones económicas y sociales.
Creador de una idea que tendrá mucho éxito posteriormente y que se ha considerado el inicio del romanticismo alemán. Elabora la idea de volkgeist, el espíritu de un pueblo, que serían los elementos que a lo largo del tiempo se han mantenido prácticamente invariables y que constituyen las señas de identidad de ese pueblo. En el volkgeist se incluyen las costumbres, tradiciones, folklore, instituciones, arte, derecho y demás elementos propios, definitorios del mismo, algo así como la naturaleza, la esencia de cada pueblo. La originalidad de cada volkgeist no obedece a razones medioambientales sino a razones inexplicables. La Historia es por lo tanto la forma en que se manifiesta a lo largo del tiempo el volkgeist, debiendo el historiador comprobar los elementos que caracterizan el volkgeist en cada período de la Historia. La única forma de llegar al volkgeist será a través de los sentimientos, más que de la razón. Los alemanes, por tanto, prestaron atención a la variedad cultural, jurídica, histórica de los distintos estados, lo que contribuyó a proliferación de estudios de historia local.
  1. La penetración de la historia crítica en España
En el XVIII en España también se puede hablar de penetración de las ideas ilustradas, esencialmente de la Ilustración francesa. Se pueden distinguir 3 etapas:
  1. Una primera etapa que se corresponde con finales del XVII y primeras décadas del XVIII que se corresponde con la introducción de algunos planteamientos de la Historia crítica (Mabillon y los bollandistas) a través de los novatores. Citar al deán de Alicante, Manuel Martí, que mantenía correspondencia con estos grupos que empezaba a hacer historia crítica en Europa. También citar a Nicolás Antonio, el cardenal Sáenz de Aguirre, etc. Todos ellos representan hitos importantes en la transición del XVII al XVIII. Estos autores tratan de buscar en la tradición hispana, sobre todo en los humanistas, referentes para una historia crítica de España, en el sentido de que, sin dejar de ser apologética, permitiera discernir lo verdadero de lo falso, para no aceptar sin más algunas de las fábulas que formaban parte de la tradición historiográfica nacional.
  2. La segunda etapa tiene una figura destacable Gregorio Mayans. Fue nombrado bibliotecario real (1733), dirigiendo luego la Real Academia Valenciana. Trató de aplicar la historia crítica a las historias nacionales. Al no ser partidario de la historia apologética que se practicaba fue apartado. También destacó el padre Feijoo y el padre Flórez.
  3. La tercera etapa es la de florecimiento de la ilustración y se corresponde con el reinado de Carlos III. Se expulsa a los jesuitas y se van sustituyendo a los colegiales mayores por los manteístas. Destacó la labor de Campomanes, que escribía y se documentaba sobre cuestiones del pasado. También citar a Jovellanos, y a Sempere y Guarinos que llevó una importante producción historiográfica desde el punto de vista del derecho. Aunque destacan, sobre todo a finales del XVIII, Capmany que escribe una historia económica de la Barcelona de la Edad Media y la Edad Moderna, y Forner. Sin embargo, ninguno de ellos está a la altura de lo acontecido en otros países.

PRIMERA ETAPA: PREILUSTRACIÓN.
Aquella que enlaza con el S. XVII a través de los novatores. Se produce la penetración de la Historia crítica en España en relación con la Ciencia Moderna. Los principios de la crítica histórica como ocurrió en Europa por parte de Mabillon y los Bolandistas. Destacan personajes como: Manuel Martí (Deán de Alicante), el Marqués de Mondéjar, Sáenz de Aguirre (no desarrolla una historiografía propia).


SEGUNDA ETAPA (1730-1760):
Ubicada en las décadas centrales del S. XVIII, en torno a la figura importante de Gregorio Mayans, que dominará el panorama intelectual y escribió sobre Historia. Hace de nexo entre los novatores y los planteamientos del reformismo ilustrado que no podían entrar debido a la Inquisición. Se caracteriza por conocimientos científicos críticos. Se dedicó a la investigación histórica para ver los errores que se produjeron en la Historia. Mayans también destacó por haber ejercido una labor en pro de estos planteamientos. En 1733 fue nombrado bibliotecario real, participó en la creación de la Academia de Valencia. Utiliza el método crítico en los estudios introductorios del pasado.
Políticamente no tuvo éxito, porque no casaba con las tradiciones de la historiografía hispánica. En el S. XVIII los jesuitas tenían el poder y Mayans era manteísta, contrario a ellos, por lo que hicieron que su carrera política no tuviera éxito. Por ello su labor quedó oscurecida. Estuvo relacionado con las corrientes europeas, correspondencia con Francia, Alemania, Italia y actuó como nexo para la penetración de la tradición historiográfica.
Destacó también el Padre Feijoo,
El Padre Florez es el autor de Una España sagrada. Es en este momento, en 1738, cuando se produce la fundación de la Real Academia de la Historia, que pretendía avanzar en los estudios históricos. En sus proyectos destaca la elaboración de un Diccionario histórico-critico Universal de España. Se pretendía dar un conocimiento enciclopédico por medio de la recopilación de textos. Pero este diccionario no llegó a nada, el proyecto se abandonó.

TERCERA ETAPA: REFORMISMO.
Coincide cronológicamente con el Reformismo Ilustrado de Carlos III. Destacan personajes que escriben sobre planteamientos políticos que favorecen la entrada de las luces en España (por la expulsión de los jesuitas). No debemos olvidar que en este momento aún existe la inquisición.
Es la época en la que Campomanes lleva a cabo alegaciones fiscales, leyes con un contenido reformista. Desde su puesto somete los estudios históricos. Escribe el Tratado sobre la regalía de amortizaciones.
También destaca Jovellanos, que llevó a cabo investigaciones históricas. Ambos, miembros de la administración real, llevan a cabo reformas, realizando investigaciones históricas y expresando planteamientos de la Ilustración, con una Historia crítica y erudita basada en las fuentes.
Destaca A. Capmany con obras de Cataluña, con enfoques económicos vinculados a la Historia de España.
También destaca Juan Pablo Forner, con sus consideraciones sobre España en un prefacio.
Juan Sempere y Guarinos escribió sobre la Historia del Derecho y las instituciones”, con “Historia de los vínculos y mayorazgos.
Se trata de autores que ponen de manifiesto nuevas formas de enfocar los estudios históricos en España y la penetración de influencias ilustradas europeas. No hay una obra emblemática que nos sitúe en referencia para la Ilustración española como ocurrió en Inglaterra o Francia.

TEMA 6. EL SIGLO DE LA HISTORIA: ROMANTICISMO, HISTORICISMO Y POSITIVISMO
Entramos en el siglo XIX. Este siglo se conoce como el siglo de la Historia.
La producción historiográfica es amplia y densa. Hay criterios para organizar ese material, y que no se presta con facilidad a un criterio de clasificación lógico (por países, materias, etc).
Vamos a empezar recordando algunos elementos que forman parte del escenario político y cultural que tendrán su influencia en la producción historiográfica decimonónica.
En este siglo ocurren muchas cosas. Es muy distinto lo que ocurre a principios del siglo XIX que a finales.
Algunas de estas cuestiones.
La primera cuestión es el impacto que representa la Revolución Francesa durante los primeros años del siglo XIX. El siglo XIX empieza bajo el impacto de la Revolución. No es solamente la Revolución, son las revoluciones en general (la de 1830 y 1848). Podríamos decir que el siglo XIX fue una etapa de revolución, restauración, etc. Y esto imprime una inestabilidad política importante, al menos en la primera mitad del siglo XIX.
Esto tiene que afectar necesariamente a la forma de hacer Historia, porque los historiadores nunca permanecen al margen de los avatares políticos. Muchas veces se ven abocados a apoyar una causa u otra. Los discursos históricos van a reflejar posicionamientos a favor o en contra de. Es muy propio de periodos de inestabilidad política.
Otra cuestión que nos remite a cuestiones socioeconómicas: es el siglo de consolidación del capitalismo, y en consecuencia de las burguesías (en sus distintas formas). En el siglo XVIII teníamos la burguesía comercial, pero ahora se suma la burguesía industrial y financiera. La burguesía alcanza el protagonismo en los órganos de decisión política. Esto no quiere decir que la vieja aristocracia desaparezca y haya sido desbancada; la aristocracia se adapta a los nuevos tiempos y en algunos casos la burguesía se ennoblece.
La burguesía que inicialmente ha hecho la Revolución, una vez va conquistando estas cotas de poder, se va haciendo más conservadora y empieza a tener miedo a futuras revoluciones. Conforme avanza el siglo se va transformando a una burguesía moderada-conservadora, en gran parte por la entrada en escena del proletariado. El proletariado se concentra en las ciudades y va adquiriendo una conciencia de sí mismo y empieza a reivindicar protagonismo político (sindicatos).
Esto también va a generar algunas transformaciones en los discursos propios de la burguesía (igualdad, libertad…).
En cualquier caso, durante el siglo XIX triunfan los procesos asociados a las revoluciones, la defensa de la libertad, la propiedad privada, el republicanismo, la democracia, el laicismo, etc.
Otro elemento es la consolidación o aparición de los estados. Consolidación de aquellos territorios que han dado el salto desde el Antiguo Régimen a un tipo de organización política claramente estatal. Se consolidan. Y aparecen también nuevos estados (Italia o Alemania). El siglo XIX es la época de los Estados, Estados que se basan en el concepto de nacionalidad, una conciencia nacional. La nación es la protagonista ahora y el fundamento del Estado; la nación está integrada por ciudadanos, y tiene una historia. En los ciudadanos radica la soberanía de la nación, y ya no en el monarca. Por tanto hay que desarrollar la historia estatal y una conciencia nacional, por lo tanto aquí los historiadores tendrán que contribuir a legitimar estas nuevas realidades, construyendo un pasado donde uno pueda encontrar la existencia de la nación.
Además a la Historia se le pide, que ejerza pedagogía, que enseñe. Corresponde a los historiadores en gran medida la construcción de un sentido cívico, la construcción de un concepto de soberanía, de modo que los historiadores tienen que educar en una serie de valores que son el fundamento de la nación (laicismo, republicanismo, etc).
El XIX es el siglo más eurocéntrico. Europa que ya dominaba económica y políticamente el mundo con las colonizaciones del XVIII, ahora no solo intensifica el dominio sino que además desarrolla, a través de exploraciones científicas, los contactos con este mundo de desde una perspectiva de dominio, consiguiendo exportar las ideas. Se lleva a cabo en muchos terrenos: exploraciones científicas (para conocer), investigaciones sobre la Historia de estos continentes (restos llevados a Europa, al Museo Británico), lo que se ve facilitado por los avances médicos (las vacunas,…).
La Historia adquiere un rango independiente propio, y empieza a ser financiada, creando cátedras los Estados, formando a especialistas y profesores, se crean planes de Estudio de Historia, se creando departamentos, se crean grupos de investigación, se crean seminarios con alumnos y profesores, etc., lo que permite crear escuelas. La historia deja de estar subordinada a otras ramas del conocimiento. El Historiador ya ejerce a tiempo completo y no parcial como un aficionado. Ello permite la especialización que dará lugar a las monografías estudiadas en profundidad.

  1. La consagración de la Historia como disciplina académica
Todo esto tiene que ver también con la institucionalización de la enseñanza de la Historia. El XIX es la época en que la Historia se constituye como una disciplina autónoma, una disciplina con rango científico. La Historia ingresa en las universidades, y se impartirá por profesionales de esa disciplina (ya no serán filósofos, teólogos, políticos, etc). Ahora impartirán Historia de forma exclusiva y será el Estado el encargado de retribuir a esos profesionales.
Será a finales ya del XIX cuando la Historia se enseñará en los niveles primarios y medios de enseñanza.
Aparecen vehículos de difusión propios de Historia, las revistas de Historia, etc
La Historia obtiene un reconocimiento, se institucionaliza y por lo tanto la figura del historiador; se le otorga una consideración que antes no tenía. Por tanto se empieza a tomar en serio a la Historia.
Los historiadores ya que cobran del estado, tienen que contribuir a formar a buenos ciudadanos, tienen que ser políticamente correctos.

En lo que se refiere a los temas que abordan los historiadores del siglo XIX son muy variados. Se produce también un avance importante en la especialización de los estudios históricos. Empiezan a aparecer las monografías. No es que renuncien los historiadores a los grandes planteamientos generales de la Historia, pero ahora se concentrarán mucho más a las realidades específicas del pasado (monografías).

El siglo XIX desde el punto de vista historiográfico es muy complejo, y a la hora de adoptar calificativos para aplicar al tipo de Historia que se hace en el siglo XIX no basta con uno o dos temas. ¿En el XIX qué es la Historia? Muchas cosas.
A la hora de señalar las grandes corrientes que coexisten en el siglo XIX y que influyen más o menos sobre la Historia, hay que tener en cuenta que es la época que aparecen las escuelas en el campo de la historiografía (hasta ahora no existían). Escuelas en las que se reconocen un líder y una rama de pensamiento y compuesta por discípulos que comparten ideas básicas y que pueden ejercer influencia como grupo y sobre todo que se puedan reconocer como grupo a sí mismos.
Si tuviésemos que clasificar todos los autores, obras del siglo XIX y clasificarlas (pero no por materias) por tendencias historiográficas…nos llevaríamos una sorpresa, nos encontraríamos en que una gran parte del material del siglo XIX dudaríamos mucho donde encajarlo (podríamos encajarlo en varios cajones). Por tanto tenemos que saber que la producción del XIX es híbrida y en ella ejercieron muchas influencias. Esto ha planteado problemas para los estudiosos. Por eso, muchas veces se han producido denominaciones múltiples para esos autores y sus obras.
Vamos a ver: el historicismo, el romanticismo, el positivismo, el marxismo (como producción historiográfica con una presencia importante en el mundo académico es del siglo XX, pero ya se inicia en el XIX).

  1. Las raíces del historicismo
El historicismo, ha sido definido de muchas formas. La más amplia es:
El historicismo en realidad se aplica, más que como un sustantivo, se entiende mejor como calificativo. En el origen el historicismo era eso.

  1. Elementos definitorios del historicismo
El historicismo no deja de ser y es fundamentalmente una visión histórica de los fenómenos humanos, de modo que es difícil no ser historicista desde dentro del ámbito de la Historia, es un proceso de comprensión acerca del hombre en el cual la referencia histórica es fundamental para entender los fenómenos que le atañen. El historicismo consiste en una actitud según la cual todo lo que afecta a las sociedades humanas solo puede entenderse cuando se acude a su dimensión histórica, teniendo en cuenta los condicionantes de tiempo y espacio. Todo lo que afecta al hombre. El historicismo se puede aplicar a cualquier rama que se encargue del estudio de los fenómenos humanos, y que tiene que acudir a la Historia para explicarlos.
Sin embargo, el historicismo tiene algunas implicaciones. El historicismo vendría a decir que todo es cambio, evolución, y por lo tanto cuestionaría la existencia de una serie de verdades o valores eternos independientes. Ejemplo: la idea de naturaleza humana sería rechazada por el historicismo (en cierto modo, el historicismo es una reacción contra la Ilustración). De modo que entender el pasado humano en términos racionales era suponer que en el pasado se cometían atrocidades. Este planteamiento ilustrado no lidia con el historicismo. El historicismo pretende entender las cosas en su contexto.
Por tanto el historicismo rechazaría la existencia de verdades universales independientes del tiempo histórico, rechazarían la idea de una naturaleza humana inmutable (el derecho natural). Entonces esas concepciones de la Ilustración es lo que rechazan.
Para el historicista, los hechos son únicos e irrepetibles, y no pueden comprenderse en virtud de categorías universales. Para comprender los hechos hay que acudir a los contextos (evidentemente, son únicos e irrepetibles). Hay que explicar las cosas en función de las circunstancias concretas en las que se produjeron los hechos que se trata de desvelar.
El historicismo en cierto modo también es bastante relativista. El conocimiento que proporciona acerca de los fenómenos humanos es un tanto relativista como contraposición al universalista.
El historicismo reivindica en definitiva (explicación restringida): la insistencia en el carácter único e irrepetible de los hechos, y por lo tanto del tipo de explicación histórica que se puede dar acerca de esos hechos donde no se pueden entrar con ideas universales para explicar cualquier cosa del pasado.
Entendido así, el historicismo puede entenderse como un sustantivo o un calificativo; hay cosas que son historicistas. Esto ha hecho que algunos autores aparezcan como historicistas, pero también como algo más. De modo que se habla por ejemplo de los positivistas también como historicistas (Ranke, por ejemplo lo podemos encontrar como historicista, positivista, como las dos, etc).
En definitiva el historicismo sin más es algo difícil de encontrar en el siglo XIX. Podemos encontrar actitudes historicistas. El materialismo histórico y el marxismo se fundamentan en el estudio de la Historia, en la transformación, son historicistas también; si se desprende al marxismo de la historia se queda en nada.
Por tanto el historicismo en sí solo dice muy poco acerca de una obra de Historia (de una obra de economía o teoría política sí). No acabamos de saber realmente qué hay dentro, ni que nos vamos a encontrar.
Así que el historicismo se entiende mejor para aplicarlo a otras cosas.

  1. El romanticismo histórico
No se origina en el ámbito de la historiografía.
Procede más bien del campo de la literatura. Aunque también se expresó en las artes plásticas, fundamentalmente en la pintura. También hay una Historia romántica.
Al no proceder el romanticismo del campo del pensamiento, las características del romanticismo se asemejan más a las artes.
CARACTERISTICAS:
El romanticismo es un movimiento individualista. Encaja bien en el sistema de ideas de la burguesía del XIX.
La burguesía va a ir creando la individualidad, que tendrá su máxima expresión en la propiedad privada. Mientras que en el Antiguo Régimen la propiedad era un concepto difuso; se utilizaba el término de posesión, pero ahora hay propietarios.
El romanticismo también se centra en la idea de la libertad, de expresión, de pensamiento, entendido no tanto de las connotaciones políticas, sino en la libertad de conciencia y el paso siguiente sería libertad de expresión (romper con las ataduras, con los prejuicios que atenazan el pensamiento).
Políticamente el romanticismo no está definido, aunque quedaría más del lado conservador. No hay que entender el romanticismo como librepensamiento, al contrario, es muy cristiano.
El romanticismo reivindica la imaginación, la subjetividad, la intuición, los sentimientos como facultades humanas principales para captar, y por tanto para captar la realidad y el conocimiento. Frente a la razón del XVIII, el romanticismo reivindica las sensaciones, lo subjetivo.
El romanticismo en el fondo es una reacción contra la Ilustración, contra los excesos de la ilustración, contra los excesos del nacionalismo del XVIII (o eso es lo que pensaban los románticos). Esta reacción se va a soldar en varios frentes:
  • El propio concepto de naturaleza es muy distinto al del siglo XVIII. Los románticos reivindican la naturaleza, pero de forma más primaria, que no tiene que ver nada con el mundo de las cosas. Es la naturaleza en estado puro.
    • A los románticos les gustaban la tempestad, los jardines neoclásicos. Y no la naturaleza domesticada.
    • Rousseau había sido uno de los precursores del romanticismo, porque había reivindicado este tipo de naturaleza.
Otro elemento propio del romanticismo es el interés por la Edad Media. Los ilustrados habían considerado a la Edad Media una época de tinieblas para la razón. El romántico en esta postura de reacción contra los excesos de la Ilustración reivindica la Edad Media como una época interesante, no es esa época sombría de la que ya hablaron los renacentistas e ilustrados. Los románticos la recuperan porque es una época con grandes ideales que conectan con esa forma de pensamiento.
  • La Edad Media es la época del ideal caballeresco y cristiano. En nombre de estas dos cosas, los hombres hicieron grandes hazañas.
  • Es el romántico quien inventa el goticismo.
Por tanto el romanticismo desde el punto de vista de la Historia estudió la Edad Media.
Propio del romanticismo es la exaltación del pueblo, de las tradiciones, de las costumbres populares, de las raíces.
  • Entendían que en la Edad Media estaban las esencias. Va a suponer un enlace directo con el precursor de esto: Herder.
Herder es el prototipo para los románticos de la concepción historiográfica que ellos van a defender y al que reconocen como precursor. Éste hablaba de las esencias que estaban en los pueblos (volkgeist), y que se manifestaban a través de las lenguas, el derecho, las leyendas, etc. Los románticos van a reivindicar esta idea.
De ahí por tanto de la construcción de una Historia en gran medida nacionalista, que trata de buscar la esencia de la nación (conexión con la creación de los estados).
No necesariamente los románticos son todos nacionalistas, pero lo propiciarán. No encontraremos en el XIX una obra historiográfica nacionalista que no sea romántica.
También es propio el gusto por lo exótico (lo propio y lo ajeno). El exotismo entra también dentro del gusto del romántico, porque es una forma de trasladar al otro lo que se valora en sí mismo.
En la forma expresiva también se detecta la forma romántica. La forma expresiva del romántico no se basa tanto en el razonamiento, en la exposición de ideas hilvanadas, sino más bien la forma expresiva del romántico se basa fundamentalmente en la metáfora, en la imagen, más que en la demostración. El romántico prefiere emocionar, más que convencer.
Vamos a encontrar formas expresivas que se asemejan más a la literatura. Esto es peligroso, porque puede hacer de la historiografía de la Historia un género muy próximo a la literatura. El romántico tiene menos cuidado en los aspectos demostrativos (el ilustrado era especulativo pero de forma filosófica, donde la razón avanza por sí sola). El tipo de discurso Romántico es especulativo, pero es distinto, porque son las ideas, metáforas las que aparecen, son imágenes.

Cronológicamente hay que decir que el Romanticismo tuvo una mayor influencia en la primera mitad del siglo XIX. Así que en esa primera mitad encontraremos obras que contengan estos sustratos. Conforme vamos entrando en la segunda mitad se va diluyendo la influencia del romanticismo, así que esos componentes estarán más ausentes.
¿Qué predomina en la segunda mitad del XIX? El positivismo

  1. Comte y el positivismo
El positivismo hay que diferenciarlo claramente, ya que en su origen es una filosofía social. Y cuando se presenta como una forma de hacer Historia adquiere unas connotaciones distintas.
El positivismo surge en el campo de la filosofía, y cuando tratan de aplicarse algunos de esos principios al campo de la Historia, es cuando se aplican solo algunos elementos del positivismo, pero no los que comporta ese sistema filosófico.
Vamos a hablar del positivismo como sistema filosófico, porque tuvo una gran influencia intelectual, que afectó a muchas ramas: derecho, filosofía, historia e incluso a la política.
El positivismo a diferencia de otras tendencias y a semejanza del marxismo, tiene un creador. Hay un acta de fundación. Hay un autor que inventa la palabra, el sistema filosófico, por lo tanto podemos decir que hay una escuela positivista de la cual él se considera el padre.
El creador del positivismo es el francés Augusto Comte.

Augusto Comte (1798-1857)
Si hubiera que dar una definición de “positivismo” diríamos que es un sistema filosófico basado en la experiencia y el conocimiento empírico de los fenómenos naturales como forma de conocimiento. Para el positivismo, la metafísica o teología son sistemas imperfectos porque no pueden ser comprobados.
Todo método científico debe basarse en un método empírico. Comte escribió Sistema de Política Positiva y Curso de Filosofía Positiva, seis volúmenes entre 1830 y 1842. El planteamiento de Comte era tratar de dar respuesta desde el terreno de las Ciencias Sociales a los cambios “revolucionarios” que se estaban produciendo en el terreno científico, político, industrial,… pues vivió bajo el impacto de la revolución francesa y la Revolución Industrial, cambios que quería llevar a la Filosofía.
Ofrecía una reorganización intelectual, normalización de las ideas, con una reorganización moral y política, en definitiva una transformación del orden social, pero no es una transformación en el sentido actual, no era un socialista, aunque se publican las obras clave del pre-socialismo, obras anteriores a la publicación del “Manifiesto Comunista”. Para realizar la transformación expone las bases de la Filosofía Positiva, no positivista. Trata de demostrar que la metafísica no aporta conocimiento alguno y que los intelectuales deben centrarse en el estudio de la sociedad positiva.
Fue el creador de un sistema de filosofía que llamó filosofía positiva; con el tiempo lo llamó positivismo (en contraposición a lo negativo).
Comte es consciente que está llevando una forma de concebir la filosofía en una obra que fue publicando en varios volúmenes (6) Curso de filosofía positiva. Es un intento sistemático de intentar ofrecer una alternativa ante la teología y la metafísica.
Comte consideraba que la filosofía no podía ser abstracciones, ni siquiera Dios. Él consideraba que la filosofía debía ocuparse de la sociedad, de las cosas humanas. Y trata de dar una respuesta a (lo que para él era) la ciencia. La filosofía tenía que ocuparse de una forma científica de las cosas humanas, pero desde una actitud y unos procedimientos científicos, sino no era un conocimiento verdadero. Por eso rechazaba la teología y la metafísica, porque eran especulativas.
Científica quería decir: atenerse a los hechos, observarlos, experimentar, deducir, establecer leyes, generalidades…
Se ha dicho que el abuelo de la Sociología fue Comte. Por tanto Compte está pensando en algo que se parece bastante. Él viene a identificar la filosofía como una ciencia de la sociedad, pero él está pensando en todas las ciencias sociales.
Su objeto de estudio es la sociedad y las reglas que rigen su funcionamiento. Eso es lo que tiene que hacer también el filósofo.
Él distingue a la hora de avanzar en la formulación de estas leyes generales que rigen en la sociedad entre lo que denomina: la estática y la dinámica.
  • La estática social: es algo parecido a lo que más tarde se denominarían las estructuras. Las características básicas sobre las cuales funciona una sociedad; los cimientos sobre los que descansan las sociedades humanas. Por tanto uno de los objetivos del filósofo es captar esta estática social.
  • La dinámica social: aquello que hace que a pesar de la estática, de esas bases, las sociedades vayan cambiando. Y por tanto la dinámica social debe dedicarse a descubrir en base a qué cambian las sociedades. Y si es posible formular a través de leyes, de principios generales esa mutación.
La forma en que se transforma la sociedad es una preocupación esencial y sobre todo lo es para esta rama que empieza a aparecer, que es la Historia. la Historia sería esa disciplina que trata de dar cuenta de la dinámica social. Comte habla de la Historia cuando hace alusión a la dinámica social.
Las sociedades van cambiando no por la acción de la voluntad humana (idea acerca de las leyes que rigen la Historia). No es el hombre quien con su voluntad decide la dinámica social, el hombre es más bien un ser pasivo, más que agente. Lo que Comte quiere entrever no es un determinismo histórico, pero sí movimientos de desarrollo a lo largo del tiempo que hacen que las cosas se vayan sucediendo al margen de la voluntad humana (no es providencialismo). Lo que Comte está tratando de explicar son las fuerzas objetivas e impersonales que hacen que las sociedades cambien. Pero ese cambio obedece a unas causas objetivas.
Aquí hay un entronque con algunas de las ideas de los ilustrados. No es el individuo el protagonista de la Historia, sino la sociedad.
Comte propone unas leyes, que según él rigen el proceso histórico y que resume en lo que denomina la ley de los 3 estadios (no solo de la humanidad, sino los 3 estadios de la concepción que la sociedad ha ido creando acerca de la Historia y de sí misma). 3 estadios que se corresponden con las diversas fases de conocimiento que el hombre ha ido creando (el modo de conocer el hombre su propia Historia). Es como si al ir avanzando la Historia, el hombre hubiera ido desarrollando forma de conocimientos conectados.
Los 3 estadios son:
  1. El Estadio Teológico: él lo asimila a la infancia de la humanidad, y se correspondería con esa fase en la que los acontecimientos tratan de explicarse de un modo elemental, primario, apelando a los sobrenatural para explicar la realidad, a la fuerza de la naturaleza que desconoce el hombre, a la magia, determinadas formas religiosas (el politeísmo)…es decir el hombre acude a unas formas de explicación de la realidad de carácter primario.
  2. Estadio Metafísico: se correspondería con la fase en la que los fenómenos humanos se explicarían invocando categorías filosóficas abstractas para tratar de explicar la realidad. Se trataría de buscar la esencia de las cosas. No es conocimiento verdadero.
  3. Estadio Científico o positivo: para él lo positivo es lo científico. En este estadio el hombre ya aplica la ciencia y trata de aclarar las causas materiales de los fenómenos explicando a través de un principio de causación cómo se producen esos fenómenos a través de un método científico, y que permitirán establecer leyes.
En este planteamiento hay referencias implícitas a planteamientos ilustrados. Aquí uno puede encontrar reminiscencias con la idea ilustrada de progreso de la razón (avance histórico de la sociedad). Más que la razón es el método científico.
El positivismo tal como lo definía Comte tenía mucho que ver con el planteamiento filosófico, y dentro de esto, entraba también como objetivo de la filosofía positiva establecer generalizaciones para explicar leyes generales que den cuenta de la realidad, pero no en términos abstractos, sino de hechos observables. El saber positivo se abstiene a las cosas tal como se muestran a la observación. El saber positivo por tanto su metodología da mucha importancia a la observancia de los hechos, a la verificación a través de la observación y de la experimentación.
Esta parte está más relacionada con el método que luego tomó la historiografía definida como positiva. Hay que distinguir a Comte de lo que luego se aplicó a la práctica del positivismo histórico. El positivismo histórico es una concepción sobre la práctica de la Historia, sobre el método historiográfico.
Comte también expuso como parte de ese sistema las implicaciones en el campo de la política, de la religión. En el siglo XIX es útil catalogar políticamente a los historiadores, y Comte concedió importancia a la política y la religión. Él le concede a la religión como un proceso moral. El progreso de los hombres debía ser político, de razón y de moral, y para eso estaba la religión. Le interesa la política también porque él concedía y lo explicó en un tratado de varios volúmenes: Sistema de Política positiva. Y venía a decir que la política, era la ciencia del arte del buen gobierno. Y la política debía echar mano de los científicos, de los sabios. Los sabios (los tecnócratas) debían ser quiénes gobernaran (los científicos)
  • Científicos: los que actúan y conocen la realidad a través de un método científico.
Él no era demócrata. Y consideraba que a través de esta forma se avanzaba.

Bourdeau
Nos interesa porque a finales del XIX (1888), publicó la obra La historia y los historiadores. Ensayo critico sobre la Historia, donde desarrollaba los planteamientos de Comte para aplicarlo a la Historia, pero era una obra de epistemología. Bourdeau planteaba de nuevo la imagen organicista; el hombre es un ser vivo. La idea comtiana de la dinámica social encajaba con la imagen de la sociedad como un cuerpo vivo, orgánico. Por lo tanto los historiadores deben prestar atención a los aspectos biológicos.
Bourdeau reivindica que a la hora de establecer las leyes sociales, los historiadores deben centrarse en estudiar el comportamiento humano natural de la población, la unidad familiar como base social, el hábitat, la forma y organización del hábitat, la alimentación, etc todo los aspectos de las actividades humanas pero también las biológicas.
Reclamaba una Historia de la humanidad como especie.
No le interesaba a Bourdeau los individuos singulares de la Historia. Él critica una forma de hacer Historia, que no era exactamente la que propugnaba la Historia metódica (el positivismo historiográfico, y Bourdeau era comtiano). Él decía que la Historia no siempre satisfacía las exigencias de la Historia como una ciencia. El objeto de la Historia es indefinido, vago, ambiguo, etc. El método histórico es también incapaz de constatar los hechos con total garantía. La Historia (y aquí critica al positivismo historiográfico) es incapaz de establecer leyes, se queda en la simple aplicación de leyes concretas. Los historiadores además no se han preocupado la generalidad de los hombres, los colectivos, se han preocupado nada más de los hombres singulares.
La Historia es claramente un proceso impersonal (coincide con Comte). Reivindica la estadística. Los historiadores deben prestar atención a los hechos regulares, pero no a los hechos aislados, sino a los hechos impersonales, que son en realidad movimientos de masas.
Solo así la Historia podrá ser un saber científico, acudiendo a la impersonalidad. Estamos en 1888.
Lo que hace Bourdeau es una propuesta de otro tipo de Historia comtiana. Considera que la Historia ni siquiera, la positivista, satisface la propuesta comtiana.
Bourdeau sería un comtiano que discrepa de la Historia positivista; él critica algunos de los defectos que él ve.


  1. Influencia del método comtiano en la historiografía inglesa
Comte y el positivismo probablemente constituye una de las primeras escuelas. Escuela en el sentido de que tiene un líder, un catecismo que comparten, etc. Hay autores que se consideran a sí mismo comtianos y positivistas, sobre todo en Francia e Inglaterra.

INGLATERRA
Hay que mencionar a dos intelectuales, cuya vinculación con la Historia fue algo mayor que la de Comte: Stuart Mill y Buckle.

Stuart Mill (1806-1873)
John Stuart Mill fue el introductor en Inglaterra de las ideas de Comte.
Mill pude considerarse el máximo representante del Positivismo en Inglaterra, pero del positivismo filosófico-político. También el filósofo y economista, escribiendo siempre desde un planteamiento reformista del XIX pero no socialista (ni utópico ni marxista). Escribió sobre varias disciplinas de las ciencias sociales. Tuvo influencia del padre del utilitarismo, Bentham, dando ambos forma a ese utilitarismo.
De Mill hay que nombrar su extensa obra, en la que trató de fundir los postulados de Comte con la tradición inglesa, pero es un reformador, reclamando los derechos de las mujeres, defendiendo su igualdad. También reclama la educación obligatoria hasta cierta edad. Es el precursor de ciertos planteamientos ecologistas, queriendo un control público de los recursos naturales. Para evitar la degradación. También pide un control de la natalidad.
Escribió Sobre la libertad, Principios de Economía Política (1848), donde habla de economía política y su “Autobiografía”, donde analiza su itinerario intelectual.
Se hizo eco de la corriente del utilitarismo defendiendo la idea de que el conocimiento se adquiría a través de la experiencia y sobre todo que el comportamiento humano trataba de obtener la utilidad de las cosas.
Se hizo introductor de la sociología en Inglaterra a través de las ideas de Comte, conocimiento científico en base a la experiencia construyendo un saber positivo.
Mill habla de historia de forma puntual considerándola una ciencia social que tiene como cometido demostrar cómo han evolucionado las sociedades humanas.
Defendía causas radicales, y por eso pasó a la Historia (radical es el que va a la raíz, no porque fuera extremista). Era radical en el sentido de cuando se defendía determinadas propuestas que se adelantaban a su tiempo. Mill no se consideraba marxista, pero era un profundo reformista social. Él luchó por introducir reformas sociales en Inglaterra.
Mil escribió sobre muchos temas, entre ellos de economía (economía clásica). Era un liberal progresista.
Defendía causas como la propiedad pública de los recursos naturales (algo raro en el siglo individualista del XIX). Defendía la igualdad de los sexos en política y en todo (por eso fue uno de los padres de los movimientos sufragistas). Defendía el control de natalidad, defendía la educación gratuita y para todos.
Nos interesa porque todo este programa reformista se inspiraba en la propuesta social comtiana. Efectivamente, hay que actuar con un método científico para comprender la sociedad, que solo se entiende a través del positivismo (lo que pasa que Mill sacaba consecuencias prácticas). A partir del conocimiento de esas leyes había que hacer propuestas.
En definitiva era otra forma diferente a la de Comte, que era observador y antidemocrático. Ser comtiano no significaba ser positivista.

Buckle (1821-1862)
Henry Thomas Buckle, comtiano, aplicó el planteamiento de Comte al campo de la historia y no solo a la economía. Autor de una obra llamada Historia de la civilización en Inglaterra donde lo que hace es desarrollar una metodología histórica basada en el empirismo, el razonamiento inductivo y defender en una obra de historia como la de Inglaterra las posibilidades de ese método. Es decir, trata de hace una revisión de la Historia de Inglaterra, aplicando los criterios comtianos.
No le interesan los reyes, sino los procesos colectivos y sociales, siendo uno de los primeros en darse cuenta del uso de la estadística para la historia. Y la suma de muchas acciones individuales dará una visión colectiva de forma numérica.
Buckle lo hace porque no le interesa el comportamiento de una persona sino el comportamiento de las masas de personas, que son consecuencia, no de los grandes genios de la historia, sino de muchos actos anónimos de personas que no se ponen de acuerdo en hacer una cosa y se toman muchas decisiones, que son indicio de comportamientos colectivos.
Se hace eco de la ciencia empírica para introducirla en la Historia.
Escribió La Historia de la civilización de Inglaterra, donde se anticipaba a muchas de las ideas de Bourdeau acerca de la Historia, pero en este caso aplicada a Inglaterra. La Historia de Inglaterra era casi una Historia universal, pero realizada a través de método comtiano

  1. Las filosofías de la Historia














































TEMA 7. HISTORIOGRAFÍAS NACIONALES EN EL SIGLO XIX
Vamos distribuir en tres etapas la historiografía francesa del XIX. En este tema vamos a ver dos.
En Francia empiezan a producir libros de Historia los historiadores a una edad temprana y los siguen haciendo a una edad tardía. Entonces, su producción historiográfica ¿dónde la encasillamos? Lo resolveremos constatando cuáles son las peculiaridades más representativas de ese historiador y los enclavaremos en una etapa determinada, a pesar de que también haya producido cosas de otra etapa. Encasillamos a los autores en función de la época en que aparecen con consistencia los elementos más significativos de ese historiador.
El segundo problema es que, los historiadores, a lo largo de su vida experimentan cambios, evolucionan. Es por eso, que los historiadores hacen cambios en los planteamientos de sus estudios historiográficos. De modo que un historiador que inicialmente tenía una serie de peculiaridades puede haber ido evolucionando igual que la sociedad, y acabe su vida con una visión de la Historia totalmente diferente a como lo había hecho.
Toda tentativa de clasificación tiene estos problemas, lo que pasa es que en el siglo XIX es más evidente que en otras etapas los cambios que se producen en la concepción de la Historia.
Aquí resultaría complejo abordar todo el siglo XIX, pues evolucionó mucho, por lo que establecemos una periodización o clasificación cronológica. En Francia el siglo XIX es el siglo de la Historia, pero es muy diferente de unos momentos a otros. Vamos a distinguir tres etapas, la primera más caracterizada por las ideas románticas, pero este romanticismo irá perdiendo fuelle con las siguientes etapas:
Historiografía de la primera mitad del S. XIX:
El rasgo esencial es que se produce bajo el impacto de la Revolución. En este momento los historiadores franceses acusan esa influencia del romanticismo.
Sobre la Revolución, decir que Francia vivió dos etapas revolucionarias más (1830-1848), donde se consolida un régimen más o menos liberal, con el consiguiente éxito de la burguesía, ésta se instala en el poder con un régimen liberal y parlamentario.
Historiografía durante el II Imperio (1852):
Los historiadores son ahora profesores universitarios, pero también proceden de campos no profesionales, escribiendo también periodistas y políticos, que entran en la Historia para defender una causa, por lo que la Historia está muy ideologizada por estar bajo el impacto de la Revolución y la practican “no profesionales”. Por ello la historiografía francesa de este momento es una historiografía militante ideológicamente, comprometida con proyectos de signo liberal y republicano, aunque también hay una historiografía comprometida con posiciones conservadoras y reaccionarias, desde ideas jacobinas, a ideas liberales.
Historiografía a partir de la III República:
Es una historiografía comparativamente laica, constitucionalista y comprometida con los valores de la burguesía. La historiografía contrasta con el cosmopolitismo de los ilustrados franceses porque es más nacionalista y europeísta, aunque no llega a los extremos nacionalistas posteriores.
Tiene una clara influencia del romanticismo pero bascula entre dos fuentes, el propio romanticismo (donde interesa narrar lo que ha ocurrido, centrándose en figuras y hechos individuales, que se detiene a trazar retratos de los personajes con importancia en el pasado) y la narrativa (más interesada por fenómenos de carácter social, donde el protagonista de las individualidades queda diluido por los grupos). Es más próxima a los presupuestos de la ilustración.
En ella interesan más las cuestiones relativas a la sociedad e instituciones, administración, economía, etc. Es más próxima a lo que luego será la positivista.

  1. Francia en la primera mitad del siglo XIX: bajo el impacto de la Revolución
Tiene rasgos propios que otorgan una personalidad especial a esta etapa. Cuando pasamos a la segunda mitad de siglo dejan de ser significativos esos rasgos.
Algunos de esos rasgos son:
Durante la primera mitad del siglo XIX es una etapa especialmente convulsa políticamente hablando. Es una etapa muy influenciada por la Revolución.
  • Época napoleónica
  • Etapa de Carlos X
  • Los gobiernos de Luis Felipe de Orleans
  • La revolución de 1848
Impacto importante de la Revolución.
La Revolución se convirtió en un género historiográfico. De modo que los grandes historiadores franceses de la primera mitad del siglo XIX escribirán sobre la revolución.
La revolución trae consigo un sentimiento nacional, patriótico.
Hay un intento de construir una Historia francesa en la cual en esa Historia francesa, la Revolución es el hito más importante. Hay conciencia que esta etapa es una etapa muy diferente a la pre-revolucionaria.
Los historiadores tienen que dar cuenta de este cambio y de esta toma de conciencia. Ahora hablan de democracia, republicanismo, laicismo, propiedad privada, libertad…una serie de valores que han traído los burgueses revolucionarios. Donde el ciudadano se ha impuesto sobre el súbdito. Es el triunfo de la burguesía liberal que va extendiendo estos valores.
Esto influirá en la forma de hacer Historia, de la forma siguiente: los historiadores del XIX todavía no son profesionales a tiempo completo de la Historia. En la Francia en la 1ª mitad del siglo XIX aun no se produce la profesionalización de la Historia (aunque ésta, sí que ha penetrado en las instituciones académicas). Esto no es lo que predomina en el campo de la historiografía.
Quienes escriben Historia son mayoritariamente periodistas y políticos, y no profesores universitarios. Entiéndase periodista en esta época como el individuo que escribe en la prensa periódica (semanario, publicación mensual, anual, etc). El tipo de escritor al que nos referimos no es al de la crónica urgente, sino al del ensayo periodístico, que permite al periodista opinar y escribir de historia para opinar; algunos de los historiadores utilizaron esta vía. ¿Para qué escriben? Para tomar partido, para defender causas políticas…es un periodismo político que acude a la historia para encontrar argumentaciones y puntos de vista sobre el tema.
También una buena parte de los historiadores de esta primera mitad del siglo XIX participan activamente en la vida política, ocupando cargos. De modo que parte de los grandes historiadores franceses serán ministros, jefes de gobiernos, etc (época inestable con muchos cambios de gobierno).
Algunos estudiosos de estas cuestiones de la historiografía francesa han querido ver de forma clara cómo en esta época en Francia, comienzan a definirse dos formas (no necesariamente contrapuestas) de expresión del discurso histórico; dos formas de hacer Historia. Dos formas que muestran una especie de bifurcación de los caminos que no se separan completamente.
Estas dos formas de hacer historia serían:
  1. Una historia narrativa, unos historiadores narrativos, donde la narración es lo que predomina. Adoptan esta fórmula, que en el fondo es una forma de entender la Historia, porque se centran en los acontecimientos. Historiadores que apuestan por una expresión próxima a la literatura en la forma expresiva, no en el contenido.
En esta corriente, entrarían en escena con un protagonismo importante las grandes personalidades de la Historia, que con su genio particular habrían sabido guiar el transcurso de los acontecimientos. Una Historia en las que en estas narraciones se resaltan las virtudes y las cualidades humanas de estas personalidades, etc
Sería una Historia muy próxima a los postulados del Romanticismo. Una Historia que refleja parte de esta corriente.
Una Historia, por tanto, que en muchos casos aborda el tema de la Edad Media.
Si hubiera que buscar un representante de este tipo de historiador, el paradigma sería probablemente: A. Thierry.

Thierry (1795-1856)
Además de historiador, fue ensayista, escribe en la prensa para expresar sus ideas (luego recopilaría sus artículos en libros). En ellos trata de buscar argumentos sobre la Historia contemporánea. Es un individuo que comulga con los ideales de la Revolución francesa. Va a dedicar su atención fundamentalmente a la Edad Media. Thierry también va a destacar por el recurso a la erudición para argumentar sus visiones acerca de la Historia. Entre sus obras destacan: Cartas sobre la Historia de Francia o Consideraciones sobre la historia de Francia (ambas recopilaciones de sus artículos). Conquista de Inglaterra por los normandos (interés por la Edad Media). Se interesa por la documentación municipal. Incluso tiene un libro en esta línea de erudito, que es una colección: Colección de documentos inéditos de la historia del Tercer Estado.

Frente a esta historia narrativa, también se desarrolla una:
  1. Historia explicativa: predomina más la explicación que la narración. Esta historiografía que se desarrolla de forma paralela estaría vinculada no tanto al romanticismo, sino a la tradición filosófica racionalista de la Ilustración, de la cual se considera deudora en algunos de sus planteamientos.
Una Historia más explicativa en que la forma de contar el pasado es más analítica. Tratan no de describir y recrearse en la narración de las cosas concretas, sino que considera más bien el análisis, los rasgos dominantes de las distintas épocas que abordan, no se centran solo en los hechos políticos, sino también en rasgos culturales y sociales. Es una Historia que trasciende la simple narración, para explicar las cosas.
Estos historiadores más explicativos que conectan con algunos filósofos de la Ilustración tratan de buscar otro tipo de explicación. Se aproximan un poco al positivismo comtiano; forman parte del mismo espíritu de la época. Esta forma de hacer Historia no necesariamente tenía por qué ser positivistas comtianos.
El ejemplo paradigmático de esta corriente sería el suizo nacionalizado francés: Sismondi

Sismondi (1775-1842)
Destaca además del ámbito de la Historia. Tuvo mucha influencia como Thierry, pero no tanto en el campo de la Historia. Sismondi abordó el ensayo desde diversas ópticas complementarias, ejemplo: se les reconoce bastantes contribuciones a la teoría económica clásica (de Adam Smith). Pero lo hizo desde un planteamiento más crítico. Contribuyó Sismondi a señalar las deficiencias teóricas del sistema económico liberal.
Sismondi hizo por ejemplo: Nuevos principios de la teoría económica.
Destacó también Sismondi como historiador. Él tiene una visión de la Historia desde un planteamiento jacobino. Era por tanto simpatizante de estos valores que trajo consigo la Revolución. A nosotros nos interesa por haber elaborado una Historia de los franceses, en muchos volúmenes (20), que era una nueva gran Historia de Francia. Donde proclamaba una especie de historia global, donde abordaba e interrelacionaba planteamientos de historia económica, social, política, etc. Y aborda la H de Francia tratando de integrar estos elementos.
Sismondi no era tan erudito como Thierry, porque su Historia no era tan narrativa como explicativa, y para una Historia explicativa en general, la erudición es menos importante que en una Historia narrativa. Lo que importa en la Historia explicativa es la cohesión de los hechos.

Además de estos autores, los grandes historiadores franceses de la primera mitad del siglo XIX fueron fundamentalmente otros. Como:

Michelet (1798-1874)
Ensayista, historiador, no profesional del todo, pero dio clases, y ocupó cargos en la administración relacionados con la institucionalización de la Historia (miembro del Colegio de Francia, director general de los Archivos Nacionales, etc). Fue sobre todo el cargo de director general de archivos el que le facilitó la tarea de historiador, lo que contribuyó que su Historia fuera muy erudita, porque él acudía a los archivos. Presenta una Historia documentada, aportaba bastantes materiales.
Su posición política también era por-jacobina. Sus ideas republicanas, nacionalismo…
Escribió Una historia de Francia en 19 volúmenes, y también una Historia de la Revolución Francesa, también en varios volúmenes.
Su Historia de la Revolución Francesa tuvo muy buena acogida porque acudió a los archivos de la policía de París. Esto hace que su Historia, que es muy narrativa, tampoco renuncie a la explicación.
Michelet construye una visión de la revolución para exaltar la revolución. Es una Historia que va más allá de la exaltación, porque está documentada. Defiende como gran protagonista, no solo de la Revolución y de la Historia de Francia, sino de la Historia al pueblo, a la acción del pueblo. La acción del pueblo es una acción que oscila entre el voluntarismo y la libertad de poder elegir y también de un cierto determinismo (movimientos que tienen una propia inercia que tienden a llevar los acontecimientos hacia una dirección). Por tanto la Historia es una especie de lucha entre la libertad y el curso de los acontecimientos que tiene una especie de vida propia (y no tanto un determinismo).
El protagonista de la Historia es el pueblo, y éste es una agente impersonal.
Tenemos que considerar a Michelet como un heredero intelectual del alemán Herder. Michelet resalta la nacionalidad y el genio francés, como algo casi atemporal que se va perpetuando a lo largo del tiempo y cuya esencia es el pueblo (el pueblo referido como el Tercer Estado). Él identifica el Tercer Estado como una masa completa y compleja. Él pensaba como en una especie de pequeña burguesía de clases medias bajas.
Michelet en definitiva no se plantea el gran problema de la heterogeneidad del pueblo (que más tarde harían otros historiadores).

Guizot (1787-1874)
De una tendencia algo distinta es François Guizot, representativo de la Historia profesional, impartiendo clases de Historia en la Sorbona. También es representativo de los políticos que hacen Historia, pues fue ministro en la primera mitad del S. XIX y durante el Imperio. Fue ministro de materias distintas.
Entre otros ministerios tuvo el de institución pública, actual educación, dando dinero, apoyo público,… Escribió diversas obras de temática variada y fue el traductor de Gibbon. Fue uno de los promotores de la implantación de la escuela primaria en todos los departamentos franceses y la introducción de la Historia. De sus obras interesan Historia de la Revolución Inglesa, Historia de la Civilización en Francia e Historia de la Civilización en Europa.
Le interesa la Revolución inglesa para compararla con la francesa. Políticamente era mucho más moderno que el anterior. No simpatiza con los jacobinos, tuvo un comportamiento crítico con la Revolución, no era un reaccionario, pero sí un conservador.
No es un romántico, sino más bien lo contrario. Se le ha considerado representante del racionalismo experimental (propio de la Ilustración), posicionamiento muy próximo al positivismo de Comte (más experimental). Se aleja de Michelet por esto, pero se podía entender en cierta forma que Guizot era un puente entre ambas posiciones.
Su discurso historiográfico no es tan narrativo como Michelet, con un discurso más explicativo, no recreándose en detalles concretos.
Presenta la Historia como el desarrollo de la idea del progreso, lo que comparte con los ilustrados del XVIII. Finalmente decir que la historiografía en Guizot presenta un precedente del positivismo aplicado al campo historiográfico. A pesar de esto, la Escuela Metódica Francesa (período posterior) reivindicando a Guizot y Michelet.
Su influencia, contribuyó a hacer una historia de Francia pero con un mayor concepto de civilización y no solo las manifestaciones del pueblo de Francia.


Tocqueville (1805-1859)
Otro representante importante de las tendencias historiográficas de la
Francia de la época es Alexis de Tocqueville, un político que escribe Historia, pues fue ministro de asuntos exteriores y su celebridad le llegó por dos obras de gran repercusión en la época La Democracia en América y El Antiguo Régimen y la Revolución.
Si lo tenemos que encuadrar en las ideologías políticas diremos que no mostraba rasgos románticos, sino que es partidario de un liberal moderado, con planteamientos conservadores pero no reaccionarios.
Sobre él ejercen gran influencia Montesquieu y los planteamientos ilustrados, considerado sucesor de estos planteamientos. Tocqueville y Montesquieu coinciden en la importancia concedida al derecho positivo, las leyes, como reflejo del espíritu de un pueblo, del carácter y costumbre de una nación, lo que se manifiesta en su libro de la democracia en América. Trata de demostrar que en América es el ejemplo a imitar y porqué surgieron estas formas políticas y le atribuye una serie de causas, entre otras, fue el medio físico (el clima) pero también la forma de articular económica y social, el tipo de sociedad, las formas políticas y la situación moral del pueblo americano. Tiene influencia del romanticismo.
Su otra obra, a pesar de su título, se centra en el análisis de las estructuras del Antiguo Régimen más que en la Revolución. Es una obra de carácter explicativo, no descriptivo, con un intento de explicación de cómo se produjo la crisis del Antiguo Régimen, insistiendo en los conflictos sociales como desencadenante de los procesos revolucionarios.
Al igual que Michelet, su obra está bien documentada e informada, conociendo los archivos franceses.

  1. La historiografía francesa durante el II Imperio
Es la etapa comprendida entre mitad del siglo XIX al Segundo Imperio (1852-1870). Los historiadores de este período tienen como elementos comunes:
El tema de la Revolución Francesa ya no tiene tanta importancia. Se entra en una cierta desmitificación de los valores del XIX, con un replanteamiento de algunos de los mitos. La sociedad surgida de la Revolución no es perfecta y sigue teniendo muchos fallos y problemas. Aunque algunos de los historiadores del período anterior continúan escribiendo durante el II Imperio. Algunos de los escritores del II Imperio eran contemporáneos de los anteriores, pero los encuadramos aquí.
La burguesía se está acomodando y se va volviendo más conservadora, y esto llevará a hacer una historiografía algo distinta.
Menor compromiso político directo sobre la historia. Mientras que antes eran políticos e historiadores, ahora se centran más en el trabajo como escritores sin ser historiadores desde el punto de vista académico.
Los autores que prestan más atención a manifestaciones espirituales de las civilizaciones. Se ocupan de la Historia para atender a la Historia de otras manifestaciones, problemas más espirituales que de los hechos concretos. Se especializa en los aspectos concretos de la civilización.
Aquí la gran influencia del romanticismo si diluye, predominando en su lugar la influencia del positivismo, tal como lo vimos en Comte.
Se intensifica la institucionalización de la Historia como disciplina, con pasos para hacerla una disciplina académica, con la creación de instituciones, como la Escuela de Altos Estudios de París, el Museo de Prehistoria de Saint Germain,… y otros órganos que prestigian la práctica de la Historia. En este momento hay un gran desarrollo de la egiptología y la arqueología fuera de Francia en general, comenzando así el expolio de muchos yacimientos.
Aparece la denominación de Historia contemporánea, como siguiente al período moderno, con una concepción clara de que si no hay una ruptura se da un paso de un período a otro marcado por la Revolución, pensando que ese período revolucionario ya ha pasado, ya no hay período de reacción por parte del Antiguo Régimen.


Taine (1828-1893)
Respecto a los autores más representativos comenzamos por Hippolyte Taine, profesor de arte y estética en la Escuela de Bellas Artes de París, fue miembro de la Academia, ensayista, crítico filosófico, crítico literario e historiador de la literatura. Se le ha considerado como representante del positivismo en Francia, pues trata de aplicar a determinados materiales de la Historia el positivismo de la Historia.
Hace hincapié en el naturalismo, como las leyes que rigen a los seres humanos son como las leyes que rigen la naturaleza, los datos preexistentes determinan el devenir histórico.
La raza, el medio ambiente y los elementos propios de los momentos históricos son los responsables de la raza humana. Taine escribió muchas obras, de las que destacan Filósofos franceses del S. XIX, obra mejor documentada de crítica filosófica, pero hace referencia a la Historia, con la necesidad de tomar elementos científicos. Estos principios positivistas también se aplican al caso de la literatura en su obra de 14 volúmenes titulada Historia de la literatura inglesa, con un recorrido por los escritores ingleses, tratando de poner en práctica un método distinto. Él trataba de analizar los factores psicológicos que quedaban de manifiesto en la literatura inglesa, para captar su espíritu, lo que se podía aplicar a los creadores, que se podían relacionar con la cultura inglesa.
Nos interesa su obra Los orígenes de la Francia Contemporánea, en 3 volúmenes, donde ofrecía un cuadro constante completo de los acontecimientos vividos en Francia desde el Antiguo Régimen y la consiguiente Revolución. Era una Historia centrada en la Política, pero sin descuidar otras manifestaciones relacionadas con aspectos culturales. Taine ponía de manifiesto la inestabilidad política de la Francia postrevolucionaria que procedía de problemas incubados durante la revolución, como el excesivo centralismo del sistema.
Desde el punto de vista metodológico es donde Taine realiza una aportación más importante, con una obra menos ambiciosa que la otra Ensayos de Crítica e Historia, recopilación de trabajos donde en conjunto Taine recoge su ideario como historiador y recoge una propuesta para los estudios históricos, con una forma de hacer Historia por medio de unos principios metodológicos. Por ello esta obra interesa más que las anteriores. Nos aproximamos a su concepción de una Historia académica, diciendo que la Historia debía ser una Ciencia experimental de acuerdo con los principios del positivismo. La Historia es concebida como una especie de anatomía y como una especie de mecánica, que se rige por unos principios que el historiador debe analizar. El historiador debe conocer la anatomía y saber cómo funciona, y para ello no es solo entender sino también explicar las cosas. En el campo de la Historia hay relaciones con los órganos que la integran, teniendo unas funciones propias, son un cuerpo vivo, pero el historiador puede trabajar como un biólogo para ver como se relacionan.
En sus ensayos llegó a proponer una especie de método que anuncia o sirve de inspiración para su sistematización posterior para la Escuela Metódica.
Taine propone un método que deberían seguir los historiadores para que la Historia fuera esa ciencia experimental. Este “método” que plantea Taine tiene cuatro pasos:
  • Análisis: reunión y selección de los acontecimientos del pasado, desechando ciertos hechos y acontecimientos porque no tenían la importancia requerida.
  • Clasificación: el historiados ahora clasifica los hechos en función de los campos y materias a las que se refiere, relacionándolo con la religión, el arte, el comercio, la política,…
  • Definición: consiste en la realización por parte del historiador de resúmenes, de síntesis, de enfoques de los temas a tratar. Para ello ha de resumir y sintetizar la información, con un criterio para enfocar el tema.
  • Estudio: se trata de establecer relaciones entre los distintos enfoques sería la culminación.
Esto es lo que propone como método siendo importante porque trata de convertir la práctica historiográfica en un conocimiento científico. Su concepción sobre la Historia le aproxima al positivismo, y él considera que en las sociedades operaban leyes, de un modo que recuerda a las de la naturaleza, no son universales, funcionan en determinada sociedad y permiten explicar su funcionamiento, pero no se pueden variar en el tiempo y espacio. Taine reclamó la interpretación de las sociedades en función de los valores y creencias de cada época, considerándose que eso era incurrir en anacronismos, pues hay que tener en cuenta los valores y creencias de cada época. En el anacronismo cayeron historiadores del período anterior. Aplica este análisis al estudio de la Historia de la Filosofía, la Historia de la Literatura,… teniendo en cuenta elementos como la raza, el medio y el momento histórico, reclamando una perspectiva etnológica para entender los personajes y la época en que desarrolla su actividad.


Renan (1823-1892)
Ernest Renan destaca por sus extensos conocimientos de filología oriental, lenguas semíticas, lo que le permite usar un método para acercarse a esos documentos. Renan empezó a estudiar para sacerdote para estudiar la Historia de las religiones, pero dejó el seminario. Fue miembro de la Academia Francesa, fue Directos del Colegio de Francia,… y ejerció la docencia.
De su obra destacan la Historia General y Sistema Comparado de las Lenguas semíticas. No es un manual de filología, sino de la Historia de las Lenguas, interesándole la información que ofrecían los textos de esas lenguas.
Nos interesa Orígenes del Cristianismo en 8 volúmenes, tratando de hacer una Historia del cristianismo, pero de los orígenes, de cuando se desarrolla, para lo que necesita conocer esas lenguas semíticas. Se centra en Jesús como creador del cristianismo. Pero presenta su figura como hombre, como ser histórico, pues lo considera de gran importancia histórica. Hace una especie de biografía, pero es mucho más, hablando del ámbito en el que surge. Fue una obra bastante criticada por la Iglesia.
También escribe una Historia del pueblo de Israel y un Corpus de inscripciones semíticas.
En estas obras trata de dejar al margen los aspectos míticos, tratando solo los hechos científicamente aceptados, por lo que importa que por primera vez se hagan estudios científicos a cerca de Jesús de Nazaret. Se trata de aplicar una perspectiva racional, positivista, con las aportaciones de los documentos en sus lenguas originales y aplicando descubrimientos procedentes de la Arqueología. Es un claro ejemplo de la Historia positiva llevada a un terreno nuevo.

Fustel de Coulanges (1830-1889):
Numa Denis Fustel de Coulanges podría ser el autor típico representante del historiador académico profesional que hace una obra muy sólida basada en la erudición, y que con su ejemplo hace avanzar la Historia, pues construye una obra sólida y muy bien fundamentada. Es un historiador académico que enseñó en varias universidades, con un gran reconocimiento y discípulos. Se inscribe en la Historia Erudita que valoraba la argumentación, la erudición, la crítica, el conocimiento de los documentos, el descubrimiento de nuevas fuentes, tomando la Historia como algo construido por las fuentes según un método.
De sus obras destaca La ciudad antigua, con un estudio del clasicismo, la Edad Media y el Renacimiento, explicando todos los conceptos de ciudad como célula política principal.
Otra obra es La monarquía francesa e Historia de las instituciones Políticas de la Antigua Francia, en seis volúmenes, explicando cómo evolucionan las instituciones y la monarquía de Francia.
Coulanges era consciente del esfuerzo que realiza para conocer los documentos, diciendo él mismo que conocía todos los textos latinos desde el S. VI a. C. al X d. C. Le interesa ya no la época contemporánea ni la moderna, sino que le interesa el clasicismo y la Edad Media.
Se ha catalogado como un historiador que refleja las influencias del positivismo. Considera la Historia como un campo susceptible de conocer de forma objetiva, que se ocupa del estudio de las sociedades humanas en el tiempo, concediendo gran importancia a los documentos como prueba irrefutable y objetiva. Aplicando la crítica a los documentos se podía crear una historia objetiva, diciendo que el historiador tenía que llenar los vacíos, tratando de llegar a conclusiones lógicas para rellenar esos vacíos históricos.

  1. Inglaterra: la influencia de la economía sobre la historia
Es una Historia, en general, menos interesante que la francesa, aunque es de alta calidad, pero tiene menos interés porque en el S. XIX en lo político y lo social es menos interesante, aunque se da la Revolución Industrial. En Inglaterra no se da la revolución política y social que se da en Francia, la gran revolución ya se había dado, sin convulsiones políticas, pero tenemos los orígenes del marxismo y el sindicalismo. Esto permitió cuestionar la idea de progreso, diciendo que ese progreso no se resolvió de forma tan satisfactoria.
Hay una gran literatura procedente de reformistas sociales, poniendo el dedo en la yaga de los aspectos negativos de la Revolución Industrial. Pero esto no se nota tanto en la historiografía, que no deja de ser panfletaria, que toman como materia la Historia para defender una causa política.
Otra cuestión es que los reformistas sociales y los economistas son importantes, y no solo los economistas críticos, sino también los constructores de la economía clásica liberal, que hizo Adam Smith con La Riqueza de las Naciones, pero que hicieron avances económicos como Malthus, bastante pesimista, o como D. Ricardo (el mejor economista del S. XIX), etc. Pero no era una economía historicista (entender las cosas que le pasan al hombre comprendiendo las circunstancias que le rodean), sino que explicaba de una forma muy débil basándose en que la economía se basaba en unas leyes atemporales y la historia tenía entonces muy poco que ofrecer para entender cómo funcionaba la economía. Esto perjudicó a la Historia ya que la revolución industrial no es todavía un tema historiográfico. Sin embargo sí que tuvo influencia el comtianismo en el positivismo inglés.


Carlyle (1795-1881)
Pero hay grandes historiadores como Thomas Carlyle, ensayista, historiador, y crítico social, que escribió de todo un poco, se casó con una escritora, se integró en los círculos intelectuales ingleses donde se conoció como “El Sabio de Chealse”. Era amigo de J. Stuart Mill y los reformistas británicos.
Hizo un estudio bastante profundo de la literatura alemana (como en Francia con la literatura inglesa). Comprometido con reformas sociales.
Escribió también Sátira Filosófica, donde defendía ideas como la Filosofía de la indumentaria, crítica de la superfluidad de la riqueza material. Se preocupó activamente por las formas de vida de los trabajadores ingleses.
Escribió una Historia de la Revolución Francesa, laudatoria de las ideas revolucionarias, prestando atención a la opresión de los pobres y la Revolución dentro de su idea de crítica social.
Escribió una Historia de Federico II de Prusia en varios volúmenes, y Cartas y Discursos de Oliver Cromwell. Publicó una recopilación de conferencias con el título de Los Héroes. Si tomamos en conjunto las tres obras vemos su planteamiento y la influencia del mismo. Para él los grandes protagonistas de la Historia eran los grandes hombres, los que fueron capaces de captar su espíritu y representar a todo el conjunto de la civilización, justificando este interés por esos héroes, que no llega a realizar biografía, pero los toma como ejemplo de una civilización. Su discurso no es novedoso porque “solo” reúne documentos referentes a esas figuras. No era un historiador nato porque no somete esos documentos a un análisis puro, no se preocupa por la veracidad de los textos, sino que simplemente los reúne. Carlyle puede ser tomado como un representante del romanticismo inglés.
Tuvo gran influencia en la intelectualidad británica, como Charles Dickens. Se puede decir que Carlyle lo que hace es reintroducir el género de la biografía.

  1. Macaulay y la concepción whig de la Historia

Macaulay (1800-1859)
Thomas Babington Macaulay es un historiador representante de los “whig”. Es un ensayista que escribió una Historia de Inglaterra en 5 volúmenes, que se tomó como modelo de historiografía. Es una Historia de Inglaterra en la Edad Moderna. Refinó el género del ensayo histórico, llevándolo a la perfección. Él escribió los dos primeros volúmenes que se vendieron muy bien, por lo que escribió tres más. Fue también político, escribiendo en revistas.
Estudió derecho y ejerció cargos importantes en la administración como miembro del consejo supremo para la India. Dijo que el historiador era como el pintor: el historiador debe pintar una época, con un dibujo fuerte, por lo que se le denominó “el Rubens de los historiadores británicos”. Su planteamiento de la Historia de Inglaterra es el prototipo de la visión whig de la Historia, en una pugna contra los conservadores.
Así, vemos como no se trata de una Historia objetiva e imparcial, era una Historia comprometida, que cuando aborda períodos o personas de la Historia exagera sus virtudes o defectos según su ideología. Es una Historia que contiene muchas anécdotas y muy bien escrita, con recursos narrativos. La obra es un canto a la Revolución Gloriosa de 1688 en clave liberal, diciendo que “fue una revolución estrictamente defensiva, en cada una de sus palabras y actos se ve una veneración por el pasado, ha sido la revolución menos violenta y más beneficiosa, ha sido la última revolución inglesa, por la autoridad de la ley, la seguridad de la propiedad, la paz y dicha, debemos gratitud al parlamento, la revolución y Guillermo de Orange.”






TEMA 8. PROPUESTAS DE UNA HISTORIOGRAFÍA CIENTÍFICA EN EL SIGLO XIX


ACADEMICISMO Y PATRIOTISMO EN EL HISTORICISMO POSITIVISTA ALEMÁN.
En la Alemania del siglo XIX se pretendió hacer una historia científica. Las condiciones en Alemania eran diferentes a las de Francia, sirviendo la historia para reflejar los ideales de la revolución, y sentando las bases de la burguesía.
En Alemania a principios del XIX se aspira a una unificación política y a emprender el camino de la modernización sin correr peligros innecesarios. A finales del XVIII los intelectuales alemanes empezaron a sentar las bases de una cultura nacional alemana (unidad de la lengua, cultura, folklore, etc.).
El campo de la historia se debía basar en un pasado común nacional. La historiografía alemana se convierte en un modelo científico. Trata de conjugar la erudición con la aplicación del positivismo científico (positivismo como conocimiento basado en la experiencia de lo real). Todo esto venía siendo facilitado por Herder y el campo de la historia del derecho.
Las instituciones alemanas presentaban un gran desarrollo, alcanzándose gran progreso en los métodos de la erudición. En las universidades alemanas del siglo XIX se imparte una historia cientifista, llevada a cabo por historiadores funcionarios del estado, siendo este un modelo a seguir por las demás naciones. En esta historia alemana se rinde culto al dato, las fuentes de la historia, su tratamiento científico, la forma de usarlas… De modo que los alemanes lleva a cabo una labor intensa para hacer posible una historia empirista.


Con esta forma de acudir al pasado de forma científica, la historia academicista del XIX ofrece una visión de la historia antigua diferente. La historia antigua será reconstruida por los alemanes, y ya a finales del XVIII el filólogo Walp trató de demostrar que la obra de Homero no fue escrita por este autor, sino que es un conjunto de poemas que se transmitían de forma oral, transcribiéndose más tarde al papel. Los grandes historiadores fueron:


Niebuhr (1776 – 1831).
Escribe una Historia de Roma que fue utilizada como libro de texto. Es una obra que impactó porque supuso la sistematización del método historiográfico (análisis crítico de las fuentes para reconstruir el relato, narración bien definida y depurada).


Mommsen (1817 – 1903).
Catedrático en varias disciplinas de las ciencias sociales. Ejerció una labor como docente y productor de historiografía. Su estilo es brillante y atractivo, siendo artífice del impulso de la publicación de fuentes.
Dirigió el Corpus Inscriptiorum Latinarum, obra cumbre. También escribió una Historia de Roma en varios volúmenes, superando a Niebuhr. Además fue epigrafista y escribió una Historia de la moneda, un tratado de de derecho público romano, un tratado de derecho penal, y una serie de obras de la Roma clásica con el nombre de Estudios Romanos.
Mommsen representa la culminación de la historiografía latina. Asimiló las propuestas metodológicas y está dentro del positivismo rankeano en cuanto a la crítica de textos. Ranke dice que el historiador no debe involucrarse en los juicios de valor de la historia que elabora, mientras que Mommsen era más interpretativo, se implica y valora, no es imparcial, pues mantenía que el deber del historiador es llevar a cabo una labor pedagógica, enseñar actitudes políticas, implicarse en algunos procesos y valorarlos.


Droysen (1808 – 1884).
Destacó en la historia de Grecia, escribió una Historia del helenismo y una Historia contemporánea de la política prusiana.
Destaca su obra Historika, obra de metodología. Droysen dice en esta obra que la forma de explicar el pasado científicamente es una idea errónea, ya que piensa que no hay leyes. Está en contra del positivismo filosófico, aunque no en contra del positivismo en la crítica de fuentes.


El MÉTODO RANKEANO.
Ranke (1795 – 1886)
Ranke representa la quinta esencia de la historiografía alemana decimonónica. Ejerció sobre todo la docencia, siendo catedrático en varias universidades. Investigó archivos nacionales en varios países. Tuvo una prolífica producción historiográfica. Introdujo y difundió la práctica del seminario para que los alumnos pudieran adentrarse en el mundo de la investigación. Sus obras más importantes son la Historia de los pueblos románicos y germánicos (1494 – 1514), haciendo ya uso de la metodología basada en el análisis documental, haciendo una crítica de lo que llamaba los historiadores modernos, dirigida contra la historiografía que bebe de la ilustración, ya que él propone otra forma de hacer la historia. Otras obras fueron, Historia de los papas durante los siglos XVI y XVII, Historia de Alemania en tiempos de la Reforma, Guerras civiles y monarquía en la Francia de los siglos XVI y XVII, Historia Universal (en 9 volúmenes), entre otras.
La idea que subyace en su obra es que los protagonistas del devenir histórico son los estados y sus gobernantes, de modo que su historia es eminentemente política y diplomática. Todo esto para él es la materia básica de la investigación histórica. También tenía la convicción de una especie de finalismo histórico, tratando de demostrar la existencia de una especie de cometido inherente a la nación alemana que era convertirse en estado. Por tanto su historia tiene un tinte nacionalista muy claro.
El método rankeano consiste fundamentalmente en la búsqueda de documentos archivísticos originales, que deben ser tratados con una metodología crítica para ser autentificados mediante las disciplinas auxiliares de la historia. La utilización de estos documentos como base fundamental en la historia. Documentos entendidos como textos que reflejan exactamente los hechos que ocurrieron en el pasado. La tarea del historiador ha de ser por tanto la reconstrucción del pasado tal y cómo ocurrió. El historiador debe actuar como una especie de notario que da fe y debe probarlo a través de los documentos, pero no debe dar opiniones sino atenerse estrictamente a lo que dicen los documentos, incluso no debe hacer interpretaciones subjetivas, limitándose a describir. Por tanto, la subjetividad del historiador ha de quedar eliminada, pues el relato ha de quedar libre de prejuicios de cualquier tipo. El historiador ha de ser objetivo e imparcial.
Para llevar a cabo esta labor ha de tener una formación técnica: una formación filológica que le permita criticar los textos, conocer la paleografía, la diplomática, la numismática, para poder autentificar los documentos. La pretensión por tanto de la historia como una disciplina científica es de ser una ciencia social pero no debe aspirar a construir modelos abstracto, teorías generales, sino que debe tratar de comprender los hechos individuales e irrepetibles del pasado.
Ranke es positivista en la medida que adopta un método científico y por lo tanto empírico (los hechos del pasado reflejados en los documentos). Por lo tanto el método es un tratamiento científico (positivista) de esos documentos (aplicación de la crítica, basado en la erudición). La historia positivista aparece desde esta óptica como la única posibilidad de alcanzar la verdad (los hechos tal y como realmente ocurrieron). A pesar de todo Ranke se aleja de la filosofía positivista, él es historicista.


Treitschke (1834 – 1896).
Fue quien sucedió a Ranke en la cátedra de Berlín. Escribió una Historia Alemana en el siglo XIX que tuvo una gran difusión e influencia, y que es el prototipo de una historiografía nacionalista patriótica, que exalta el estado y los valores patrios, con una finalidad ideológica de poner de manifiesto la superioridad del pueblo alemán y la sacralización del estado como expresión de esa nacionalidad alemana. Solía decir “soy mil veces más un patriota que un profesor”.


LA ESCUELA METÓDICA FRANCESA.
Se desarrolla la escuela metódica. En 1871 tiene lugar los sucesos de la comuna de París, predominando en esta época la consolidación del régimen del la III República. En este ambiente la historia se va a ir revelando cada vez más como un elemento esencial de la reconstrucción del sentimiento nacional francés y de la identidad republicana del pueblo francés. Se trata de utilizar la historia como ciencia para legitimar una serie de valores, que no son los mismos que en la primer mitad de siglo, son valores del orden social burgués, valores del laicismo… Todo esto facilitado por la adopción de las corrientes alemanas. De modo que en Francia, el estado impulsa la una historia académica universitaria y fomenta el estudio de la historia (enseñanza obligatoria). Se entiende la historia como un arma que favorece el nacionalismo.
En este ambiente hay que entender el desarrollo de la escuela metódica francesa. Esta escuela aparece muy ligada a una revista especializada en historia, la Revue historique, fundada por Monod (1876) con la colaboración de Lavisse y otros historiadores, y que luego sería culminada por Langlois y Seignobos. En el primer número ya contenía una declaración de principios, viniendo a decir que se trataba de una publicación periódica en la que se desarrollaría y daría a conocer investigaciones originales acerca de los más diversos períodos históricos, estando especialmente dedicada a Francia pero también de fuera. También debía contener recensiones críticas de libros que se fueran publicando. La revista se declaraba imparcial, objetiva, abierta pero cerrada a las teorías políticas y filosóficas, y continuadora de una tradición historiográfica que arrancaba del humanismo renacentista, se prolongaba con los bolandistas de San Mauro y continuaba, pasando por encima el racionalismo la ilustración, con autores más recientes como Michelet (no por lo que tenía de romántico sino de nacionalista).


MONOD Y LA REVUE HISTORIQUE.
La Revue historique en realidad surgía para contrarrestar la influencia de una revista que había aparecido 10 años atrás la Revue de question historique, de tendencia conservadora, católica, con artículos relacionados con la historia de los reyes y la Iglesia. La Revue historique adaptó el modelo metodológico alemán a Francia, introduciendo el seminario como sistema docente.


EL PARADIGMA EPISTEMOLÓGICO DE LANGLOIS-SEIGNOBOS.
Destacan Langlois y Seignobos, que destacan por su Introducción a los estudios históricos, que venía a decir que el historiador debe ejercer su oficio tratando de reconstruir el pasado a través de los documentos que son la huella de ese pasado, que son testimonios voluntarios. Esto implica que otras fuentes de la historia hoy aceptadas no tendrían cabida (arqueología, iconografía, etc.). El método histórico ha de dedicarse a recuperar los documentos y someterlos a una crítica histórica. El conocimiento científico es diferente al conocimiento que pueden proporcionar las ciencias naturales que propician una observación directa, la ciencia histórica es indirecta (hechos pasados) pero no por ello deja de ser científica pues tiene huellas, pruebas de ello (documentos). Esto hace que la historia sea científica, empirista, positivista, aunque el tipo de información es distinta. El historiador ha de partir mediante razonamientos a partir de las huellas encontradas, empezando por las propias huellas. A partir de aquí estos historiadores elaboran las fases a seguir:
  • Crítica externa del documento o crítica de erudición, lo que en términos científicos se conoce como la heurística, que se fija en las características materiales del documento, a partir de las cuales diferencia su autenticidad o falsedad, posibles modificaciones, interpolaciones… y todo ello por medio de técnicas paleográficas, diplomáticas, etc. Antes tiene que haber una labor de búsqueda de documentos, catalogación, elaboración de índices, creación de archivos…
  • Crítica interna. Es el análisis de contenido, que se corresponde con la hermenéutica, que trata del fondo, no de la forma, trata de reunir los datos esenciales del documento fijándose en lo que se dice, en el mensaje que quiere proporcionar. Ha de establecerse también las condiciones, el contexto en el que se produce el documento: el autor, intenciones… Para esto se necesita un conocimiento filológico, para interpretar correctamente el significado de las palabras y las frases, que pueden variar con el tiempo.
  • Reconstrucción sintética, confrontado las diversas fuentes, para poder establecer los hechos precisos. Hay que establecer analogías, relaciones… para finalmente realizar la operación de síntesis que permita reconstruir el pasado. Debe de haber una división, especialistas dedicados a reducidas parcelas del pasado (historiadores novicios) y los catedráticos deben dedicarse a síntesis globales.
Esta obra tuvo una gran influencia y fue traducida prácticamente a todos los idiomas europeos. Contribuyó a la introducción del método historiográfico en todos los países.


LA HISTORIA DE FRANCIA DE LAVISSE Y LOS MANUALES ESCOLARES.
Otra obra que tuvo gran difusión, y expresión más clara de esa historia nacionalista francesa, una monumental Historia de Francia en 9 volúmenes dirigida por Lavisse. Historia de Francia desde la época galorromana hasta la Revolución Francesa. Era una historia eminentemente política. Se consiguió una Historia de Francia contemporánea (otros 9 volúmenes) entre la Revolución y la Primera Guerra Mundial. Tuvo una gran difusión, haciéndose una edición de bolsillo para que llegase al público en general.


EL MATERIALISMO HISTÓRICO DE MARX Y ENGELS.
Al margen del mundo académico universitario, ligado al movimiento obrero, y relacionado con los socialistas utópicos surge la corriente del materialismo histórico, de Marx (1818 – 1883) y Engels (1820 – 1895), que trabajaron conjuntamente. Presentaron una crítica radical frente al capitalismo y la hegemonía burguesía, vinculada a la lucha social y el activismo político del movimiento obrero. Se da en un contexto marcado por la constatación de las condiciones de vida de un sector creciente de la población trabajadora (proletariado) que estaba sufriendo las consecuencias de la revolución industrial, que no encajaba con la promesa de progreso y felicidad para todos del liberalismo clásico.
Estos autores a partir de esta crítica van a construir una concepción global de la sociedad y de la evolución de la sociedad a lo largo del tiempo, estando todo dirigido al objetivo de la transformación de la sociedad a través de la revolución, es decir poniendo la teoría al servicio de la acción política. Las formulaciones de su concepción aparecen dispersas en muchas obras. Los planteamientos que constituyen el núcleo del materialismo histórico aparecen ya en La ideología alemana, escrita en 1846 pero no publicada hasta 1930. En 1848 comienzan una serie de publicaciones que se van prolongando: Manifiesto comunista, Tesis sobre Feuerbach, Manuscritos sobre economía política y filosofía, Miseria de la filosofía, La sagrada familia, La situación de la clase obrera en Inglaterra, La lucha de clases en Francia, El dieciocho brumario de Luís Bonaparte, Los principios de economía, Contribución a la crítica de la economía política y El Capital (primer vol., más tarde se publicarían otros volúmenes). En todas estas obras se recogen 3 influencias: la economía política inglesa; la filosofía hegeliana, sobre todo en su concepción dialéctica como oposición de contrarios de la que surge una síntesis que supone una superación; y el socialismo francés y los proyectos de reforma social de los socialistas utópicos (sobre todo franceses). A partir de aquí se configura el materialismo histórico.


El materialismo histórico
Parten de la base de que el elemento básico de toda sociedad es la forma en que los hombres producen los medios de subsistencia (modo de producción). El modo de producción no siempre ha sido igual, depende por un lado del grado de desarrollo del conjunto de todos los elementos que intervienen en la producción (fuerzas productivas), siendo los más importantes la fuerza de trabajo y los medios de producción (tierra, materias primas, fuentes de energía, utensilios, maquinaria, conocimientos científicos y técnicos…). Pero, por otro lado, el modo de producción también depende de las relaciones que establecen los hombres (como grupos sociales) durante el proceso de producción, relación entre grupos sociales que se define por el lugar que ocupan en el proceso de producción y que en realidad se definen por la propiedad o no propiedad de los medios de producción.
Esta relación entre los grupos sociales son siempre de oposición, y más allá de explotación, y adopta a lo largo del tiempo modalidades distintas: Antigüedad (esclavismo), Edad Media (relaciones feudo-vasalláticas), Edad Moderna (capitalismo: capitalista-proletariado). Las relaciones se establecen entre clases sociales, de modo que la historia a lo largo del tiempo ha ido originando clases sociales que son básicamente 2: los explotadores y lo explotados. Clases sociales que comparten objetivos determinados que vienen determinados por el lugar que ocupa. Pero las clases sociales se van formando durante los modos de producción, no existen antes, y se van formando en virtud de la conciencia de clase, la percepción que tienen los miembros de una colectividad del lugar que ocupan en el proceso de producción. La historia es en definitiva el relato de la lucha de clases, pues son antagónicas por naturaleza al tener intereses contrapuestos (el motor de la historia es la lucha de clases).
El conjunto de medios de producción, las fuerzas productivas y sus relaciones se denomina infraestructura económica de la sociedad. Pero la sociedad es más compleja, y en relación con la infraestructura económica, toda sociedad crea una superestructura jurídico-político-ideológica que es el conjunto de instituciones y creaciones mentales que en toda sociedad tiene la función de legitimar y reproducir las condiciones de existencia de la propia sociedad (estado, forma de estado, instituciones, creencias, religión, sistemas jurídicos, etc.). Cualquier modo de producción engloba por tanto la infraestructura pero también la superestructura, por ello cuando hablamos de un modo de producción del pasado, para estudiarse se ha de analizar tanto la infraestructura como la superestructura. Los modos de producción son 3 (esclavismo, feudalismo, capitalismo), proponiendo un nuevo modo de producción que vendría tras la revolución. La historia sería una sucesión de modos de producción que tiene una dinámica propia, pero el elemento fundamental es la lucha de clases. Pues en esta dinámica tarde o temprano se crean contradicciones, una contradicción con la estructura de clases de la sociedad que intenta derrocarlo y formar un nuevo modo de producción. La finalidad es la instauración del modo de producción socialista.
Hay muchos elementos que no fueron desarrollados por Marx y Engels. Por ello posteriormente han surgido muchas interpretaciones para aplicar estas teorías a la política. De modo que hay multitud de tendencias marxistas.




TEMA 9. HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES EN EL CAMBIO DE SIGLO
Insatisfacciones frente al paradigma rankeano
Este fue un periodo en que la historia estableció relaciones con las demás ciencias sociales. Fue una época marcada por la transición entre el paradigma rankeano, donde queda incluida la escuela metódica, y el paradigma que representaría la escuela francesa de los
Annales, proceso que se dio entre 1890 y 1930.
En este periodo destacó la aparición y el desarrollo creciente de una cierta insatisfacción en distintos ámbitos académicos frente a la hegemonía absoluta de la historia tradicional, bajo las ideas de Ranke, centrada en hechos políticos, acciones individuales y la primacía de la política, con el centro de atención puesto en el desarrollo del Estado.
Otra clave importante fue el establecimiento de relaciones entre la historia y otras disciplinas, que estaban alcanzando el estatuto científico, como era el caso de la sociología, la economía, la antropología o la lingüística. Las relaciones no fueron siempre de colaboración y amistosas, existiendo suspicacias y recelos entre ambas comunidades.
Fueron relaciones tortuosas pero necesarias e inevitables, con las que se produjeron aportaciones mutuas.


Sociología e Historia
Las relaciones de la historia con la sociología y con los estudios que se ocupaban de lo social fueron difíciles. Algunos enfoques realizados desde la historiografía rankeana mostraban un claro rechazo hacia la sociología y hacia concepciones historiográficas que reclamaban mayor atención hacia los aspectos sociales del pasado.
El método de la crítica documental resultaba más operativo cuando se aplicaba a la historia de los acontecimientos que cuando se aplicaba al análisis de los aspectos sociales del pasado, ya que se consideraba que ese análisis no podía ser tan riguroso y científico por su difícil constatación en los documentos.
Los documentos no decían cosas seguras sobre lo social, sobre los fenómenos colectivos o lo que afectaba a los grupos humanos. Por ello los historiadores se moverían en un terreno resbaladizo si aplicaban el método erudito a los fenómenos sociales del pasado. Comte sería el culpable de esa tendencia, y consideraban a la sociología abstracta y reduccionista, al no tener en cuenta la singularidad de los hechos y los individuos.
La historia social no encajaba bien por ello en las pautas de los historiadores tradicionales. Había otra razón para ello, de orden extraacadémico, y era que para los gobiernos que financiaban los estudios históricos, la forma tradicional de hacer historia ofrecía una función de integración social, educación nacional y exaltación del Estado importante. Eran funciones muy útiles para el Estado, y un protagonismo excesivo de lo social podía ser desestabilizador.
Los recelos entre historiadores y sociólogos también se detectaron en el campo de los teóricos del conocimiento, en base al concepto de ciencia. Dilthey escribió El mundo histórico, donde planteaba la existencia de dos tipos de ciencia distintos. Uno estaría integrado por las ciencias de la naturaleza, que trataban de explicar desde fuera lo que ocurría en el mundo físico, con leyes generales.
Para Dilthey esa era la verdadera ciencia, mientras que la historia y las demás ciencias sociales se ocupaban más bien de cosas únicas, subjetivas, y trataban de explicar lo único desde dentro, tomando partido. Esas formas de conocimiento permitían la comprensión a través de la intuición, pero difícilmente podían ofrecer un conocimiento científico, por actuar desde dentro. La sociología, según Dilthey, era lo más parecido al conocimiento científico en un intento de estudiar lo humano con los métodos propios de los científicos de la naturaleza.
Rickert, a principios del siglo XX, indicaba que la realidad empírica era múltiple y variada, e inabarcable por ello al conocimiento en su totalidad. Las disciplinas científicas se enfrentan a ello captando aspectos parciales, cada una con un modo particular de enfrentarse a la realidad.
Las ciencias naturales usaban métodos generalizadores y conceptos generales, tratando de llegar a un conocimiento de la naturaleza, pero perdiendo el conocimiento de lo único, individual e irrepetible.
Para esa tarea están las ciencias de la cultura o ciencias sociales, entre las que estaba la historia, con su método propio. Más que producir conocimiento de verdades objetivas, produce construcciones mentales, pero no leyes generales. Así, había reparos a considerar la historia como un conocimiento verdadero.
En cuanto a los sociólogos, estaban sumergidos en un proceso de creación de una ciencia incipiente y no tenían buena opinión de los historiadores tradicionales. Habría que remontarse a Comte, pero los comtianos, más que él, acentuaron los recelos sobre la capacidad de la historia para aportar conocimientos sociales válidos. Por ello Comte indicaba que “la historia se ocupaba de los detalles insignificantes, reunidos tan puerilmente por la curiosidad irracional de los historiadores, ciegos recopiladores de anécdotas estériles”.
Spencer fue un seguidor de Comte en Inglaterra que indicó que la historia rankeana era muy parecida a un edificio respecto a los montones de piedras y ladrillos. La historia era un montón de piedras y ladrillos que usaría la sociología para construir el edificio del conocimiento con sus formulaciones generales. La historia era por ello una ciencia subordinada a la sociología.
En cuanto a Durkheim, pensaba que la historia era una actividad útil, pero no era una ciencia. Era un sociólogo que se aproximaba bastante a la disciplina histórica aunque consideraba que la historia no puede ser una ciencia ya que se ocupa de lo concreto; no puede formular afirmaciones generales que se puedan comprobar empíricamente. Por el contrario la sociología sí que aspiraba a la generación de esas reglas (concepto de ciencia unitaria).
Durkheim escribió Las Reglas del Método Sociológico (1895), una exposición del método a seguir por los sociólogos para llevar a cabo su trabajo, donde indicaba que el objeto de la ciencia social es el hecho social de manera unitaria. Es decir, la ciencia social era única y los hechos sociales abarcan todas las formas y maneras de actuar, de sentir en su vertiente colectiva, de un grupo humano, a la vez que se ocupa de las relaciones establecidas en esos colectivos.
El método se basaba en la aplicación del racionalismo científico, intentando establecer relaciones de causa y efecto, centrándose en lo objetivo de los hechos. Es decir que los hechos sociales han de ser estudiados como manifestaciones colectivas (objetivas) y nunca en su expresión individual (subjetivas). Fundó L’Anné Sociologique para dar cabida a reseñas de libros de historia, aunque es difícil encontrar a sociólogos que hablen bien de la historia.
Por otro lado, también en Alemania se reivindicó la necesidad de abordar la historia con procedimientos distintos, elaborando conceptos abstractos para hacer inteligible el discurso histórico, que no debía ser una narración de hechos. En esa tarea destacan las figuras de Max Weber (1864-1920) y Hintze, que hicieron hincapié en la influencia de la economía. En el caso de Weber, su influencia fue mayor que la de Durkheim y más prolongada, puesto que abarca gran parte del siglo XX y destacó no sólo como sociólogo sino también como economista e historiador.
Max Weber, en Economía y sociedad, siguiendo a Durkheim, intentó crear una ciencia social unitaria a través de la historia, mostrando un desarrollo cronológico a través de la historia en sus referencias a lo económico y lo social. En referencia a la historia tradicional, indicaba que difícilmente podía ser científica, ya que un relato riguroso no podía conseguirse únicamente a través del método crítico. No era suficiente con llevar a cabo una exposición metódica del pasado a través de un relato para alcanzar la cientificidad.
El historiador debía ir más allá, introduciendo conceptos, significados y categorías que tuvieran la capacidad de captar lo esencial de las relaciones del pasado. La historia debía comprender y explicar, no sólo describir, para lo que había que abstraer y elaborar categorías.
Weber habló de tipos ideales, formulaciones abstractas que permitían reducir a elementos teóricos la complejidad de hechos del pasado.
La ética protestante y el espíritu del capitalismo supusieron la aplicación práctica de esas cuestiones, defendiendo una historia económica y de los valores espirituales. Trataba de demostrar que el capitalismo era una forma de organización económica y también un conjunto de comportamientos (iniciativa, espíritu de empresa), lo que se había producido en los países del norte.
Weber pretendió buscar el origen en la moral inspirada por la religión protestante. El catolicismo, en cambio, obstaculizó en cierto modo la aparición del capitalismo. El libro de Weber tuvo una gran influencia, por elaborar construcciones conceptuales para explicar los hechos y no limitarse a describirlos.
La historia debía abordar para Weber objetos colectivos, y por ello contribuyó a facilitar las relaciones entre los sociólogos y los historiadores. Por todo ello, a principios del siglo XX la sociología intentó confluir con la historia.
Antropología e Historia
La antropología también se estaba profesionalizando en la época, y cabe indicar que se interesaba fundamentalmente por los pueblos primitivos existentes. Así fueron apareciendo métodos de análisis de las sociedades primitivas, y se confluyó en cierto modo con la historia en algunas de las corrientes.
La antropología social o evolucionista, en la que destacaron Morgan y Taylor, defendía que las culturas a lo largo del tiempo pasan por diversas etapas de desarrollo, desde estadios primitivos a otros superiores. El mundo occidental estaba en esas fases superiores, pero otras zonas del mundo aún estaban en los estadios primitivos.
El contacto con el mundo desarrollado aceleraría la evolución de las culturas primitivas, que mostraban rasgos similares a los que se habían estudiado para los pueblos primitivos de la Europa occidental.
Ello permitía estudiar cómo pensaban las tribus primitivas, buscando una relación con la prehistoria europea.
Otro antropólogo que incidió en el método comparativo fue Frazer, que estudió el pensamiento primitivo de los pueblos a través del método comparativo, buscando la obtención de generalizaciones. Todo ello se podría aplicar a nuestro estudio del pasado.
El particularismo historicista partía de la necesidad de explicar los elementos culturales atendiendo a los contextos particulares, de ahí su historicismo. Cada pueblo tiene, por ello, su propia historia, que no es necesariamente extrapolable a otros pueblos. Por ello, cada tribu tiene su propia historia particular.
La corriente negaba por ello la posibilidad de establecer generalizaciones, ya que las cosas son distintas en cada caso. Además de antropólogos eran historiadores, puesto que pretendían reconstruir la historia de esas tribus en particular.
El diálogo entre la historia y la antropología comenzó a romperse a partir de los años 20, por la irrupción de la antropología funcionalista de Malinowsky. El funcionalismo antropológico indicaba que cada sociedad del pasado o el presente actuaba con arreglo a una lógica interna, de forma que los elementos del sistema social tenían cada uno una función determinada.
Estudiaban por ello los estados de equilibrio y no la dinámica social. Era por ello necesario el trabajo de campo, con los propios sujetos de estudio. La dinámica social, en cambio, no enseñaba el significado de los mitos y los ritos. Al prescindir del cambio, se hubo de prescindir de la historia. La antropología, como ciencia social, mantuvo lazos pese a ello con la historia, pero con esos matices.


En los inicios de la historia económica
La economía sí estrechó lazos claramente con la historia. Particularmente en Alemania, con Schmoller, que fue el padre inspirador de una nueva corriente, la Nueva Escuela de Historia Económica Nacional, creada a finales del siglo XIX, e integrada por economistas que a la vez eran historiadores, que si bien tenían una formación económica, escribían libros de historia.
Partían de la base de que la economía clásica inglesa pretendía a través de una serie de leyes que había descubierto cómo funcionaban las relaciones económicas, incluyendo la producción y distribución, indicando además su validez universal para cualquier tiempo y espacio.
Pero la economía sólo podía explicarse teniendo en cuenta la historia, decía Schmoller, por lo que aplicaron el historicismo a la economía. Los comportamientos económicos debían situarse dentro del contexto histórico concreto.
Por ello estos investigadores, a partir de fuentes directas llevaron a cabo trabajos sobre el sistema gremial o la época preindustrial, prescindiendo de la teoría económica inglesa. El balance fue positivo por las interesantes relaciones que mostraron, proyectando la posterior historia económica.
En Inglaterra surgieron estudios sobre la industrialización a principios del siglo XX, en los que interesaba la transformación económica y sobre todo sus consecuencias sociales. En estos momentos se acuñó el término de revolución industrial.
Otro ejemplo de las fluidas relaciones entre la historia y la economía estaría en los inicios de la historia cuantitativa, en los años 20, a partir de la obra de Simiand, cuando empezaron a verse las posibilidades de la cuantificación, tratando de buscar series numéricas relativas a magnitudes económicas para ser medidas con periodicidad, caso de los precios y salarios. Eso permitía tratar aspectos económicos de forma cuantitativa, conociendo la evolución temporal de esas magnitudes, lo que permitía construir curvas y funciones que producían un conocimiento más seguro.


La “New History” americana
Para concluir, recordemos la insatisfacción frente a la historia tradicional, que llevó a que surgieran nuevos elementos para atender a los aspectos económicos y sociales de la historia. Surgió por ello en Alemania la disputa del método, tras aparecer una Historia de Alemania a principios del siglo XX, dirigida y redactada por Karl Lamprecht, un historiador que se presentaba como alternativo al método rankeano.
Además de la historia política, prestó atención a la historia social, económica, de las mentalidades, a la psicología colectiva y al espíritu del pueblo o vokgeist. Proponía por todo ello una forma distinta de observar el pasado alemán.
Esa obra generó polémica porque los historiadores tradicionales la criticaron duramente, particularmente por su gran cantidad de errores fácticos. Pero esa historia tuvo un buen número de seguidores que la vieron como el camino a seguir.
En los EUA se desarrolló en estos momentos de forma importante la historia en las universidades, apareciendo la New History a principios del siglo XX, en la que se reinterpretaba la historia reciente de los EUA obviando la clave constitucional predominante hasta el momento, haciendo hincapié en los aspectos económicos y sociales.
Turner fue un buen ejemplo de esa nueva historia, con su obra La frontera en la historia americana, donde estableció una sucesión de etapas económicas a medida que la frontera estadounidense iba avanzando. Así, originalmente en EUA tendríamos una sociedad de cazadores, posteriormente de mineros, en un estadio superior de agricultores y ganaderos, y finalmente, se llegaría a la fase de urbanización territorial.
Otro autor destacado fue Beard, autor de una Historia económica de la Constitución americana, obra en la que la Constitución de los EUA es analizada como el fundamento de un régimen político establecido para defender los intereses de los grandes grupos económicos del país.
Henry Berr representó en Francia una historia distinta a la de la escuela metódica, y llevó a cabo una importante labor fundando la Revista de Síntesis Histórica. Además, en 1925 participó en la creación del Centro Internacional de Síntesis, aludiendo a la necesidad de llegar a la síntesis en historia, integrando los aportes de la sociología, la economía, la antropología…
Integrando los aportes de todas esas disciplinas se podría conseguir una ciencia social unitaria, basada en las aportaciones de todas las ciencias sociales. Por ello, Berr representó la transición hacia la escuela de los Annales, siendo un ejemplo más de la insatisfacción frente a la historia política.


TEMA 9. HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES EN EL CAMBIO DE SIGLO

Materialismo histórico
Economía
MODOS DE PRODUCCIÓN
  • Fuerzas productivas
    • Fuerzas de trabajo
    • Medios de producción
  • Relación productiva
    • Relación propiedad
    • Clases
    • Explotación
La primera fuerza productiva de trabajo es el esclavismo. Después vendría la relación feudal. Más tarde se entraría en el capitalismo, donde la fuerza de trabajo es libre (el proletariado). La última etapa es la que Marx explicaría como el socialismo, previa etapa al comunismo, donde no habría ni fuerza productiva ni relación productivo (desaparición del concepto de propiedad, sería colectiva, el estado).
Lo fundamental en el esquema marxista son las clases sociales. Que son los grupos que se forma durante los modos de producción; no existen previamente al modo de producción, se van conformando durante este proceso. Son agrupaciones que se definen por el lugar que ocupan en la producción y que tienen intereses comunes. Los grupos sociales son básicamente dos:
  • Propietarios
  • Fuerza de trabajo
Las clases sociales no son preexistentes. Para que existan plenamente, deben desarrollar una conciencia de clase. Una clase social siempre es antagónica a la otra.
La conciencia de clase es fundamental para el desarrollo de la historia, pq es lo que permite llevar el tránsito de un modelo a otro.
La relación de clase son antagónicas por su propia naturaleza, pq tienen intereses contrapuestos. Esos intereses son contrapuestos objetivamente. El excedente es un valor creado en los costes de producción. La lucha por el excedente es lo que permite hablar de un antagonismo de clases: la fuerza de trabajo querrá quedarse con parte de ese excedente, igual que los propietarios. Esa lucha por el excedente es lo que conducirá más tarde o más temprano a la revolución. La revolución es lo que permite el tránsito de un modo de producción a otro modo de producción distinto. Así que para que se produzca una lucha de clases es necesario que haya una conciencia de clases.
Para el marxismo la lucha de clases es el verdadero motor de la historia.

En esta concepción del materialismo histórico, las distintas formas que presentan las formas de producción se relacionan con los distintos modos de los medios de producción. Por ejemplo, no se puede pasar de un modo de producción esclavista a uno capitalista, porque entre los dos está el modo de producción feudal.
Marx en algunos de sus escritos se plantea este problema.

Continuando con el materialismo histórico…cualquier historiador debe aplicar este instrumento de análisis para poder entender la historia. Hay que tener en cuenta también la economía, que es el punto de partida y la base de la historia. Pero aparte de las manifestaciones económicas, también hay manifestaciones espirituales, del derecho, etc. Es decir, hacer una explicación de la historia desde otros campos diferentes a los de la economía. El materialismo histórico distingue para esto dos estructuras de realidad:
  • Infraestructura.
  • Superestructura. Formada por el sistema de creencias, las formas políticas, el derecho, el arte.
La infraestructura está condicionado a la superestructura, es decir que está subordinada a la filosofía, el derecho, el arte, etc una serie de creaciones con el fin de legitimar el poder de la clase dominante.
¿Cómo se puede explicar la evolución del pensamiento a partir de estas premisas? Porque había que estar remitiendo siempre a las ideologías, etc cómo integrar una dinámica propia de las expresiones culturales dentro de un planteamiento materialista.

La historia dentro de la visión marxista es entonces una sucesión más o menos predeterminada (hay una especie de providencialismo laico). Por lo tanto, la historia sería la manifestación (entendida como la sucesión de acontecimientos reales), la comprobación de estas grandes leyes de desarrollo. El problema del marxismo, es saber cuál es la labor del historiador. Marx no tiene un texto donde reflexione sobre la labor del historiador. El historiador ha de explicar el funcionamiento de los modos de producción, explicar la transición de un modo a otro. Los historiadores han de investigar también el proceso de formación de las clases sociales, tiene que estudiar los grupos y tratar de identificarlos, tiene que estudiar también el historiador las revoluciones. La cuestión es que el historiador ya sabe el resultado de su estudio, porque las leyes del materialismo histórico así lo hacen. El historiador debe acudir al instrumental analítico para estudiar estas leyes. El materialismo histórico solo tiene sentido si se empieza estudiando historia económica.
Se ha de reconocer a Marx el haber rescatado del fondo de la historia a las masas. Hasta Marx, los protagonistas de la historia habían sido los políticos, los genios. Con Marx, las masas serán los protagonistas.
Todo esto para qué sirve, conocer la historia. Conocer las leyes que rigen el desarrollo de los modos de producción, comprobar que esas leyes se cumplen, ratificar que efectivamente se está en lo cierto…todo esto, ¿para qué sirve dentro del materialismo histórico? Para transformar la realidad (el activismo político). Cualquier conocimiento que no se plantee este objetivo es un planteamiento inútil. Así que ese activismo político, es decir, la revolución subordina al conocimiento.

Para acabar con Marx. En realidad el mat histórico se presenta como ciencia, como una ciencia integral de la historia, de la sociedad, de la economía, de la política, etc. La historia por lo tanto tiene que ser integral, una historia total. El marxismo se plantea como una explicación total, es un instrumento de análisis de la realidad. O se es marxista o no se es. Uno en sus explicaciones no puede dejar al margen alguna cosa. Ese carácter primitivamente cerrado del marxismo, hizo probablemente que el mat histórico haya entrado en las academias, hasta que en algunos países se acogió esta visión de la historia y además se quiso poner en práctica; hablamos de Rusia. Marx dijo como debía ser, pero no su puesta en práctica. De modo cuando se tuvo que construir el socialismo histórico, tuvieron que añadir cosas de su propia cosecha, cosas que Marx no había dicho, y es cuando aparecen los revisionismo (económicos, agraristas, etc).
En definitiva, el mat supone una concepción y una concepción de la historia, un instrumento de análisis para seguir investigando, pero sabiendo de antemano cuáles son los resultados de esa investigación.
El materialismo histórico con el tiempo se fue transformando en otra cosa hacia las décadas centrales del siglo XX (aunque mantuvo su poso marxista). En occidente hasta después de la IIGM no tuvo cabida en las aulas, ni siquiera se le reconocía científicamente.

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